No creo que a alguien le interese lo que voy a escribir, pero llevo un tiempo siendo sólo lectora de esta página, y ya ha llegado el momento de escribir. Voy a escribir mucho, y los nombres que uso no son los reales.
Hace casi dos semanas falleció mi abuelo. Escribí a mis amigas (las únicas 4 amigas que tengo, vaya), y ninguna me dijo más que un «lo siento». Ni me preguntaron cómo estaba, ni me llamaron. Pero pensé «vale, a ver, seguro que tampoco es fácil para ellas saber cómo hablar de este tema, entonces no pasa nada.» Ese día lo pasé con mi madre, pero me sentí muy sola.
Al día siguiente fui a ver a 3 de las amigas que mencioné antes (Ari, Bea y Carmen), porque ya habíamos hablado de quedar semanas antes de que falleciera mi abuelo. No quedamos mucho, y la 4ª amiga que mencioné vive en otro país, entonces con ella ya hace meses que no quedo. No me apetecía quedar un día después de que falleciera mi abuelo, pero al no quedar mucho con ellas, me sentía mal si decía de no ir. Estuvimos dos o tres horas juntas, y en ningún momento me preguntaron que qué tal estaba. Ya cuando nos estábamos despidiendo, dijeron de ir a tomar algo el día de Navidad. Les dije que yo no iría, porque ahora mismo lo que necesitaba era estar con mi madre, y más en estas fechas que seguro que le serían duras para ella. Ahí vi cómo se les cambiaba la cara, y de repente actuaron muy cariñosas conmigo e interesadas por cómo estaba.
En el coche de camino a casa sentí ganas de llorar.
Al día siguiente fui a clase. Lloré en el bus de ida, y cuando llegué a mi universidad, me tiré 15 minutos llorando en el baño. No debería de haber ido, pero aún así fui porque necesitaba estar con mis amigas. Cuando entré a clase, Ari estaba ya ahí, pero Bea y Carmen no vinieron. Ari me preguntó que qué tal me había ido el finde, con una sonrisa como si nada, y yo le dije «pues bueno, ahí ahí». Ella me dijo «ya…» y se fue a hablar con otra compañera de clase. Me sentí extraña. Duré poco más de una hora en clase, ya que me sentía atrapada ahí, así que me fui. Lo puse por nuestro grupo de amigas, «creo que me voy a ir de clase, no sé por qué he venido cuando estoy mal…» y Bea me preguntó «ay, qué te pasa? Ha pasado algo?» Me cabreé.
De camino a casa me llamó Carmen, preocupada. Ahí la verdad es que sentí alivio, porque al fin pensé que alguien se interesaba por mí. Pero cuando yo estaba en medio de una frase, me cortó y me dijo que en un rato me llamaría. No me llamó.
Y desde entonces no las he vuelto a ver, ya que empezaron mis vacaciones de Navidad el día 22. No me han preguntado qué tal estoy desde entonces, y además del dolor que siento ante lo de mi abuelo, se le añadió ese sentimiento de soledad que no he sabido cómo llevar… Las veces que les he preguntado que qué tal por el grupo, terminan hablando de famosos o de la isla de las tentaciones. Y eso, por alguna razón, me cabrea aún más.
En fin… que me siento muy sola, creo que eso resume todo el rollo que he escrito…
No tengo más amigos, y no me siento cómoda con las amigas que tengo ya. Pero tengo miedo de pasar de ellas, ya que de verdad me quedaría sola sola. Buff, eso me da mucho miedo…
Gracias a los que lo hayáis leído jajaja