La verdad es que tardé un tiempo en darme cuenta de que lo que había pasado no fue un episodio de sexo demasiado salvaje, fue una violación con todas las letras, aún así…sigo arrastrando esa cruz y siempre lo haré en menor o mayor medida.
Mi historia es la siguiente: yo estudiaba fuera de mi ciudad pero a la vez trabajaba así que iba con calma en mis estudios. Una noche mis compañeros de trabajo y mi jefe dijeron que ese fin de semana saldrían de cena así en plan informal, con más amigos, que si no me iba a mi casa que fuese, cosa que hice, claro, ¿Por qué no?
Tras la cena, a uno de los chicos que fue, se ve que le llamé la atención, no era el tipo de chica con la que solía salir y le resulté interesante. Yo tuve la misma reacción, sólo que en un primer momento no me vi con ese tipo de chico tan «opuesto» a lo que yo frecuentaba, él era el tipo de tío que sale con un trajecito, vestido de punta en blanco, bien peinado, oliendo a gloria con un perfume caro, etc.; Y yo pues era el tipo rockera, con vaqueros ajustados, camiseta de algún grupo, y chupa de cuero, y perfume asequible pero que olía bien, por supuesto. Empezamos a hablar y bromear, el chaval pues en todo momento fue prudente y educado y yo, pues soy muy llana, muy de mi pueblo, pero lo pasamos bien.
La noche llegaba a su fin, ya iban a cerrar el bar donde estábamos y cuando me estaba poniendo mi chaqueta, me cogió de la mano y me dijo que quería pasar más tiempo conmigo, que le supo a poco la noche. Así que, por algún cruce de cables que tuve, le invité a pasar la noche en mi casa, que estaba básicamente a dos portales del bar, aceptó sin pensarlo.
Yo me quedé sola ese fin de semana, mi compañera se fue con su novio a su pueblo, así que, a gusto. Todo empezó bien, una pequeña charla, momento romanticón y beso lento y dulce, hasta ahí todo bien. Llegó el momento sexy, y empezamos a calentar y comenzamos con los preliminares, todo empezó bien, se manejaba bien pero en un momento empezó a volverse algo turbio, pegándome bocaditos algo incómodos. Le dije por activa y por pasiva que parase de hacer eso porque me estaba empezando a doler, entonces me agarró de las muñecas inmovilizándome y me dio un bocado considerable, haciéndome gritar de dolor. Me intenté cerrar de piernas como pude, se incorporó y al ver que no abría las piernas, me empujó a un lado y empezó a morderme el pecho, los brazos, y los labios (me acabó ha iendo sangre en una de esas). Para que no gritara y me oyeran los vecinos, me tapó la boca hincándome las uñas para que si intentaba quitármelas me doliera y acabara desistiendo en el intento, me agarraba violentamente haciéndome moratones por brazos y piernas y me arañaba con la mano que le quedaba libre, mi espalda parecía un Picasso sangrante. Empezaba a quedarme sin fuerzas por intentar resistirme, y aprovechando eso me giró boca abajo, me hundió la boca en la almohada y empezó a penetrarme analmente, sin condón y con la única ñubricación de su saliva. Intenté mover las caderas para ver si así le hacía daño en el pene y paraba, pero parece que su plan era otro, yo estaba exhausta de resistirme y empezaba a estar en shock por no poderme creer que me estaba pasando y por qué me ha tocado a mí. Me volvió a girar de nuevo, me abrió de piernas como pudo y me dijo «te voy a follar a pelo y me voy a correr dentro y si acabas preñada, yo invito al aborto», yo no daba crédito, quise morirme en ese momento, lloraba, y temía por mi persona.
Mi suerte fue que, a pesar de no tener apenas fuerza y sentir como mi vida pasaba a cámara súper lenta, vi lo que me podía salvar la existencia, un claro en sus costillas. Sacando fuerzas de flaqueza, pude pegarle un rodillazo en las costillas que hizo que se levantara agonizando de dolor. Reaccioné pronto y todo lo rápido que pude, alcancé mi bolso y cogí mi movil, y le dije que como no se fuese de mi casa, llamaba a la policía. Eso le bajó los humos, no solté el móvil en ningún momento, ni me vestí siquiera. Cuando se terminó de vestir, fui tras de él con el móvil preparado para llamar, no me fiaba de llevarlo a mis espaldas. Abrí la puerta, que era una con pestillo grande y le dije que se fuese. Tuvo un movimiento rápido y me cogió de la muñeca y me sacó de un tirón al rellano e intentó cerrar la puerta, que me quedase fuera desnuda y humillarme, pero ese pestillo me salvó de aquello. Conforme rebotó la puerta, me metí corriendo dentro y rápidamente cerré el pestillo, mientras escuchaba al tío diciendo «nos volveremos a ver».
Lentamente, en shock volví a mi cuarto, temblando, exhausta, dolorida y cuando entré por la puerta, me hinqué de rodillas en el suelo y lloré como nunca he llorado. Me sentí tan idiota y avergonzada, veía mis manos con sangre de mis labios y más lloraba, me miraba al espejo y me daba asco y soñaba con que me hubiese matado para no vivir con esa vergüenza de haber sufrido tal situación.
Estuve 3 semanas sin ir a casa, con la excusa de que tenía proyectos que hacer ya que al hacer la carrera a tiempo parcial, tenía trabajos extra. Pero la verdad era que no quería ir porque no quería que me viesen en semejante estado, llena de moratones y arañazos…por suerte ví una vez más a ese cabrón, e iba con mi pareja por lo que desvió la mirada y pasó de largo. Lo último que escuché fue que se fue por trabajo a al extranjero por lo que no le vería jamás otra vez.
Logré olvidar su nombre con el tiempo y su cara ahora es una imagen borrosa, pero lo que pasó sigue ahí, no pasé más miedo en mi vida, vi mi bida pasar por delante de mis ojos pensando que acabaría dándome algún mal golpe y matándome. Nunca quise decírselo a la gente de mi entorno, porque me di cuenta de que fui brutalmente violada mucho más tarde, por desgracia.