Hola, bonitas!
Hoy os vengo a contar una historia triste pero cierta.
Poneos en situación: una chica de 24 años que siempre ha estado con chicos pero con ganas de probar con una chica. Un sábado tarde aburrida sola en casa decide instalarse una app de ligoteo (busca la mejor opción, nada de Badoo ni cosas de esas, claro) y empieza a navegar…
De repente aparece una chica de Madrid (la menda es de Alicante) le da a me gusta y enseguida se mete en su perfil a ver si el me gusta es mutuo. Y efectivamente… Lo es. Una chica de escándalo, guapísima y con cuerpazo. Empiezan a hablar y lo de la chica de escándalo se extiende porque de verdad que de personalidad atrapa mucho más.
Y la conversación va fluyendo, y va subiendo de tono. Intercambian fotos subiditas de tono (sí, lo sé, mal hecho) y la cosa se va calentando. Mirad, troncas, yo no sé ella, pero yo llevaba un calentón que no podía estar.
Me dispongo entonces a pedirle el número para seguir conociéndonos y, quién sabe, vernos si alguna vez yo subía a Madrid o ella bajaba al calorcito del Mediterráneo, pero la aplicación dichosa dejó de funcionar. Como leéis. Se me borró el perfil, no podía ver nada de ella ni de nadie más (fotos por ahí, no entablé ninguna conversación más).
Intentaba ingresar de nuevo y me daba error.
Intentaba hacerme otra cuenta a ver si la encontraba pero me daba error también.
Desinstalé la app, la volví a instalar.
NO FUNCIONABA.
Y… La perdí.
Lo peor es, ¿qué habrá pensado ella de mí? Joer, qué fatal todo.
Así que si esa chica de Madrid me está leyendo… Lo siento, no me fui sin más.