Dicen que escribir lo que nos pasa nos alivia un poquito y escribo esto incluso ya con lágrimas en los ojos porque aunque soy fuerte y he intentado abrazar las cosas buenas que tengo en la vida, inevitablemente, como persona sociable me duele que, después de tener a mi hija, mis amistades como mucho queden conmigo para tomar un café, pero parezca que les molesta en planes más divertidos o que impliquen que tenga que hacer malabares para dejar a mi hija con alguien.
Llego a creer que se aburren conmigo y adelanto que no, no soy de esas madres que única y exclusivamente habla de su vida familiar, soy muy camaleónica y la gente puede hablar conmigo de cualquier tema, incluso de temas que no entienda, porque me gusta escuchar y aprender cosas nuevas.
Soy alguien muy sociable, de siempre y tengo la compañía de mi marido, mi hija y de mi familia, pero es que de verdad que solo puedo corroborar que desde que una es madre los amigos se alejan de ti.
Ya hoy he explotado porque me ha dolido que colegas de un grupo ni siquiera me planteasen que iban a una fiesta y si les quería acompañar. Siento que sobro en todos lados y no encuentro un lugar donde sentirme cómoda.
Además, soy una persona que escucha problemas, que acompaña, que se pone en el lugar de otros, pero para la diversión no cuentan conmigo, solo para cuando se sienten mal, porque entonces sí hago sentir un poco mejor a quien lo esté pasando mal.
Hace unos meses murió un pariente muy cercano mío y ni siquiera una de las que dice ser una de mis mejores amigas, amiga de la infancia, que ha estado en mi casa mil veces, que le ha abierto esa persona que falleció las puertas, se molestó en acompañarme, ojo que otras personas lo hicieron, pero aseguro que gente que considero cercana no lo hizo, además de que soy de esas personas que si alguien fallece entiendo el dolor y acompaño.
A veces he creído no tener el magnetismo, el no ser una persona suficientemente «guay» para que a alguien le interese mi compañía, excepto como decía antes, en las situaciones en las que alguien se siente mal porque literalmente ahí incluso me mandas mensajes del tipo: «Noelia, a ver si nos vemos, me gustaría contarte esto que me ha pasado y sé que tú me entenderás». Las mismas personas que después no se acuerdan de mí cuando salen un sábado en la noche.
Parece un post de una persona súper víctima e intento ver lo bueno dentro de lo malo, pero de verdad que las mamás también necesitamos volver a sentirnos a veces un poco parte del grupo que éramos antes, de que cuenten con nosotras para lo bueno y no solo lo malo. Me he sentido muy sola desde hace mucho tiempo y sinceramente, tampoco veo que seguir siendo fuerte cuando pasan estas cosas y decir «bueno Noelia, ya está, no pasa nada si no te invitan» vaya a servir de algo, porque al final, como cualquier persona también esperaba algo de lo que yo estaba dando.