Siempre me he caracterizado por ser diferente al resto. A mi abuela le hubiese gustado que fuera como aquella nieta de la vecina con la cuál siempre me comparaban tanto ella como la vecina. Mis padres nunca me reprocharon nada pero sé bien que a mí padre le hubiese gustado que acabará la carrera de medicina y llegar a ser una gran doctora como hoy lo es él.

Y pensando en esto y miles de cosas más , allí estoy. Con mi pequeña maleta verde y mi abrigo rosa aunque odio ese color pero este abrigo es un regalo especial.

Miro alrededor , hago por controlar la respiración pero el corazón me va a mil. Saco inconscientemente las llaves del bolso y casi sin darme cuenta estoy en mi nuevo hogar,sola.

Recuerdo el día que tome la decisión de venir a este pueblo, de comenzar, de revivir. Las lágrimas de mi madre al enterarse y su abrazo me hicieron entender que quizás no era tan rebelde, quizás no era esa mala persona que ahora solo ven mis ojos mientras me veo en el único espejo de mi nuevo hogar.

6 meses después

Odio madrugar, siempre lo he odiado. Mi madre me despertaba a puro gritos cuando era pequeña y sonaba el despertador para ir al colegio y yo me metía entre las mantas creyendo así que podía salvarme de madrugar y llegar más tarde. Pero hoy no hay de otra tengo que ir a trabajar.

Mi nuevo trabajo no me disgusta.Poco a poco voy cogiendo su ritmo y va mejorando la relación con mis compañeros. Gracias a ellos no me he sentido tan sola en este lugar.

Llegando a la oficina recibo un mensaje de Juanjo recordándome la cena de esta noche , no me apetece pero para una noche qué coincidimos librar todos , iré.

Llevo casi dos horas eligiendo que ponerme para esta noche al final optó por unos jeans, una blusa a rayas y la chupa que me regaló mi abuela en uno de mis últimos cumpleaños junto a ella. Dudo entre tacones o zapatillas al final me quedo con las últimas zapatillas que me compré, iré más cómoda así. Me miro al espejo, no me disgusto lo que vi pero como siempre llego tarde.

Cuando llego ya están todos esperándome, están guapísimos. La verdad es que el uniforme no nos sienta nada bien.

– Al fin llegas, venga vamos dentro. Anuncia Juanjo casi a gritos.

Y allí estamos todos, comenzamos hablar, a comer , a beber. Juanjo nos cuenta porqué dejó Barcelona por venir aquí, Patricia revela que siempre se ha querido ir de aquí cuando todo el mundo está deseando venir y ahora me toca a mí contar porque estoy aquí.

Y lo noto, notó como mi corazón se acelera, como mis manos empiezan a sudar y mi cuerpo a temblar. Y me doy cuenta de que no estoy lista aún para hablar de ello, para contar mi verdad, mis razones para llega