Intentaré ser breve aunque la historia es larga. Hace ya como 4-5 años, mientras realizaba tareas laborales que debo hacer en otras organizaciones diferentes a aquella para la que trabajo, conocí a un chico que formaba parte de la comunidad BDSM. Al principio conectamos, porque a mí también me gusta el sexo duro y tuve curiosidad por saber más por aquel mundo, sus normas…
En fin, seguimos coincidiendo en entornos de trabajo y seguí conociendo más detalles sobre su vida y el BDSM.
La cosa ya se torció cuando me empezó a contar que la dominación no se limitaba a la cama, sino que él podía y quería dominar otras áreas de la vida. Yo le dije que ahí diferíamos porque yo había sido víctima de violencia con mi ex y que pasaba de ir más allá del sexo duro.
Hasta el día de hoy ha habido diferencias pero pleno respeto. No soy nadie para decirle a otros cómo vivir su vida.
Problema y drama que ha surgido hoy? Que se me ha ocurrido escribirle para hablar un momento del tema BDSM y su respuesta me ha dejado muy loca. Que ya no sé siente a gusto dentro de la comunidad BDSM porque le sabe a poco. Que necesita más control, más dominación, ser más celoso, más poderoso. Y que su novia está de acuerdo, que también tiene esa visión del amor y ambos quieren una relación tóxica (así lo ha definido él mismo sin yo abrir la boca).
Seguiría sin ser de mi incumbencia si no fuese porque nuestra próxima tarea conjunta es dar una charla sobre IGUALDAD DE GÉNERO. O sea, que él tiene que dar un repaso a toda la legislación que hay mientras yo hago una dinámica sobre conductas dentro de la violencia de género, para que entiendan a las víctimas, sus dificultades, las barreras que encuentran…
Y claro, después de leer sus mensajes, pues no estoy cómoda trabajando ese tema con él. Porque encima tengo que mostrar conductas que no dejan de ser las suyas y decir «si pasa esto, huid». Lo mejor va a ser ponerme orejeras de burro, taparme la nariz y hacerme mi parte sin cruzar palabra con él, pero por dentro me dan ganas de dirigirme a la organización y decir «yo con este no trabajo». Pero es que sigue sin ser de mi incumbencia lo que piense y no voy a destapar mensajes privados en el trabajo para que sepan que no practica lo que predica. No sé, sigo procesando un poco todo porque me ha parecido muy chocante leer eso.