Hola!
Te escribo porque me siento tan identificada… Es algo que me lleva pasando ya desde hace muchos años (desde la mitad de la adolescencia más o menos) y, como adulta, aunque tengo días y días, por lo general es algo que se ha consolidado en mi personalidad, es decir, algo que he asumido y, en cierta medida, aceptado. Creo que no tiene nada de malo preferir o desenvolverse mejor en «petit comité», con una o dos personas más, que en grandes grupos. Yo ya dejé de forzarme a hacer cosas que no me agradan en este sentido (a menos que sea una ocasión especial, un compromiso… es decir, estrictamente necesario, y aún así, paso el menor tiempo posible en ese tipo de situaciones).
Vivimos en una sociedad y en una cultura que premia y fomenta la socialización a lo grande, la extroversión, y en la que te puedes sentir mal si no encajas en ese patrón. Pero, realmente, siempre y cuando no te impida llevar una vida normal, ¿por qué no aceptarlo, simplemente, como algo que no se te da bien? Seguro que tienes otras muchas virtudes.
El problema es que te generen mucha ansiedad situaciones cotidianas como la que mencionas de estar en la sala de tomar café del trabajo… Yo lo que hago (porque me pasa también) es ir de vez en cuando y tratar de estar lo más cómoda y natural posible; me digo a mí misma «haz lo que tengas que hacer; si alguien quiere hablarte, bien, y si no, miras tu móvil o simplemente disfrutas de tu café». Evidentemente no soy de las más asiduas allí, y prefiero desayunar sola (cosa que hago sin problemas), pero intento que tampoco me suponga una tortura pasar por allí si tengo que hacerlo – no sé si me explico.
Ah y con niños y adolescentes a mí tampoco me pasa jajaja todo lo contrario, suelo estar bastante cómoda.
No te preocupes ni te presiones en extremo – poco a poco, y aceptándote tal como eres. Hay muchas más personas así y no pasa nada, no tenemos que ser todas iguales!
Un abrazo!