Buenas chicas, ¿qué tal? Espero que todo bien en este verano tan raro después de la cuarentena.
AVISO, esto va a ser largo.
Veréis, hace doce años que conocí a mi mejor amiga. Estuvimos unidas durante años ya que nos pasaron cantidad de cosas y la verdad es que fuimos un bloque. Podía contar con ella y ella podía contar conmigo. Nos comentábamos cualquier cosa y por mi parte pensaba que era de fiar.
Ya por aquel entonces, un año después de conocernos, desapareció de la faz de la Tierra. Era verano y la estuve llamando, yendo a su casa un par de veces a ver si me abría la puerta y mandándole algún que otro SMS. No sabía lo que pasaba y estaba muy mal. Con el tiempo su madre me comentó que es que se divorció de su marido y mi mejor amiga (vamos a llamarla Cris) se quedó super afectada. Lo comprendí al instante y no hurgué en la herida. Tampoco insistí. Sencillamente le di espacio para que se reorganizase. Quería respetar su dolor pues mis padres también se habían separado y la entendía, solo que yo no tuve a quien contárselo ni en quien apoyarme.
Pasados los meses, recuerdo que nos cruzamos por la calle. Ella iba a pasar de largo pero la saludé. Ahí volvimos a hablar como si no hubiera pasado nada. No soy una persona rencorosa y mucho menos si la otra persona ha estado sufriendo.
Pasaron dos o tres años hasta que me mudé de comunidad autónoma. Muy lejos, ciertamente. Pero mantuvimos el contacto de todas formas posibles. Llamadas diarias, Skype, MSN, correos… Todo genial hasta que volvió a desaparecer sin explicación. Esta vez no había motivos. Por mi parte yo estaba fatal porque me había mudado y no conocía a nadie. Estaba luchando en el otro extremo de España por adaptarme y cuando la más necesitaba, se esfumó.
Pasaron dos años y no me llamó. No me habló. No hizo nada. ¿Que por qué no lo hice yo antes? Porque estaba fatal y porque además quería ver cuánto tiempo pasaría hasta que ella se preocupase por mi y me llamase. Vi que eso no iba a pasar, así que un día cogí el teléfono y la llamé para preguntarle por su vida. Me trataba como si nada hubiera pasado y me parecía bien, pero aquella vez algo en mi me hacía sentir desconfianza. Quizás a Cris le hubiera dado igual pero a mi no. Nunca se disculpó pero yo sí. Y cuando pasaron estas cosas nunca hablamos de ello, se limita a decirme que no importa.
Aunque manteníamos la comunicación cada vez hablábamos menos. Ahora por What’sapp a lo mejor me respondía una o dos frases genéricas a un tocho que le escribía yo. Cuando Cris estaba mal, venía corriendo a contarme sus cosas y yo estaba ahí aunque fuera de madrugada para darle todo mi apoyo. Cuando era al revés, ella me dejaba en leído. Pensé que estaría ocupada, que tendría algo mejor que hacer, pero desde entonces es así. Da igual que lo que le comente sea super grave o una opinión suya que necesite. No se esfuerza en absoluto.
Hace un par de años estuve fatal porque tenía un trabajo donde me explotaban hasta la muerte y Cris lo único que me decía es que lo dejase, pero cuando yo no tenía trabajo, me decía que no podía seguir así. ¿Sabéis qué? Ella NUNCA ha trabajado de nada. Sencillamente deja que su madre la mantenga y con casi treinta años me parece una vergüenza que siga haciendo planes de estar allí metida hasta rozar los cuarenta. Eso, mientras por mi parte he recorrido mundo intentando sacar el mayor aprendizaje posible. No solo para abrirme a otras culturas sino para conocer idiomas, costumbres y otras manera de trabajar.
Nada de lo que hago le parece bien, ni suficiente. Sus consejos podría sacarlos de cualquier persona que me encuentre por la calle. Ha odiado a todas mis parejas. No le cae bien nadie. He tenido un par de ex novios maltratadores y ella lo sumo que decía era que «Tú no te mereces eso».
A su vez, ella lleva siete años con un hombre maltratador, manipulador y drogadicto que incluso me amenazó una vez con «partirme la cabeza» porque estaba intentando ayudar a Cris a salir de esa relación tan tóxica. No me parece normal que ese hombre (por llamarlo de alguna manera) le haya puesto los cuernos, mentido, despreciado y maltratado y ella siga ahí a pesar de TODA la ayuda que le he brindado porque sé lo que es estar ciega y no ser consciente del maltrato.
Cuando le pregunto qué tal está su familia (que tienen muchos problemas) nunca me responde, ni tampoco me responde sobre su pareja, ni sobre nada. Ya sea estudios, planes de futuro o lo que ha comido hoy. A veces me hablaba para decirme «¿qué tal estás?» para que yo le soltase una parrafada hablándole sobre todo un poco, lo viera y no me volviera a responder. Y al día siguiente lo mismo.
Lo último y más grave que me pasó fue esto:
Me fue a ver hace un año al piso donde yo y mi ex vivíamos. Él estaba fuera por asuntos de trabajo y ella dijo que me quería ir a ver. Le dije que claro, que solo tendría que pagarse el billete de tren. Después de nueve años fuera de mi ciudad, SOLO ha venido a verme dos veces mientras que yo a ella muchísimas. En fin.
La cosa es que vino a verme porque su novio le estaba poniendo los cuernos y quería desahogarse. Fue con la intención de quedarse una semana. Partimos la pana durante dos días y al tercero por la mañana me dijo que se iba a la estación a cambiar el billete para irse ese mismo día por la tarde. Yo flipé muchísimo. No entendía qué estaba pasando ni por qué.
Mientras ella se iba a la estación, mi ex, con el que vivía en aquel piso de repente me dijo que cogiera mis cosas y me fuera. Que ya no me quería, que me pirase. Estuvo a punto de reventarme el pecho de tantísima ansiedad. Recuerdo una sensación próxima al desmayo, me sudaban las manos, tenía taquicardias, no veía bien… Se me venían un montón de problemas a la cabeza cómo «¿dónde me iba a ir a vivir?» o «¿quién me iba a ayudar a hacer la mudanza?».
Cogí el teléfono y llamé rápidamente a Cris que estaba de camino a la estación. Le conté lo que acababa de pasar. Ella se quedó en silencio y le dije: «Por favor, Cris, no te vayas. Te necesito». Ella tan solo me dijo «Ya, bueno. Pero es que me quiero ir. Estar aquí ya no da para más». Me colgó y yo me dejé caer al suelo. Estuve llorando muchísimo rato apoyada en el sofá. Me sentía la persona más sola y miserable del mundo. Había hecho todo lo posible para que se sintiera cómoda y olvidase al estúpido de su novio. Le había pagado las cosas, la había escuchado, le había ofrecido mi casa.
Cuando volvió a mi piso me dijo como si nada que si nos íbamos a comer. Le dije que no podía, que estaba ya empaquetando las cosas. Me dijo que vale y se fue a comer sola en vez de ofrecerme ayuda. Yo ya estaba agotada como para pelear nada. Casi en shock sabiendo que, después de suplicarle, me había dejado tirada.
Antes de irse fuimos a tomarnos algo y me despedí de ella en la estación. Cuando desapareció entre los controles de las maletas me puse a llorar. Me sentía estúpida e inútil. Una basura incapaz de hacer que alguien me valore por mucho que me esfuerce.
Me volví a mudar de sitio y entonces hablamos aún menos.
Ahora, he vuelto a mi ciudad, donde vive ella. Quedamos el primer día que me vine, por supuesto porque yo se lo pedí. ¿Y sabéis qué? Hace más de una semana que no me dice nada. Yo tampoco le escribo. Me siento MAL.
¿Crees que debería dejar de intentar preocuparme por ella y hablarle? Siento que es un desgaste emocional gigante y que ni de coña aporta lo mismo que yo.
Mi entorno me aconseja que es que cada persona es como es y estará ahí dependiendo del momento, pero no creo que esté cuando la necesite jamás. Ni nada absolutamente nada.
Me da pena porque es más de una década de amistad, pero creo que se ha convertido en algo super tóxico para mi.
Muchísimas gracias por leerme <3.