Desde hace unos años hasta hoy he llenado mi Instagram de cuentas que reivindican el bodypositive, la mayoría conocidas através de @weloversize, y no puedo sentir más que admiración por todas las gordas que son felices, porque yo no soy capaz.
Aún no entiendo por qué todos los cuerpos me parecen preciosos y sexis en todos los estilos de ropa y de vida, menos el mío. Por qué todas las caras son bonitas maquilladas, menos la mía.
Hace ya dos años que escribí esto y al final nunca llegué a publicarlo.
Es muy largo y aún así podría añadir tantas cosas…tengo más de 24 años y esta ha sido mi vida entera como gorda.
«Hace poco leía un artículo de una de vosotras que hablaba de las cosas que irremediablemente haces y piensas como gorda a diario, y, por desgracia, sentí que tenía bastante que añadir a ello.
Respecto a la ropa, por ejemplo. En lo que me pruebo dos “outfits” no miro qué color me apetece más llevar hoy, sino cuál es más discreto (¿a dónde voy intentando sentirme sexy con este cuerpo?), cuál me disimula más la tripa, qué camiseta me queda más ancha, en qué camiseta no dejaré manchas de sudor (porque YO únicamente no puedo sudar, QUÉ ASCO), e incluso qué camiseta me disimula mis gordos brazos. En invierno es maravilloso: esas sudaderas anchas, esos pantalones gordos que todo lo disimulan (en nuestra cabeza, porque luego ves las fotos con tus amigas y quieres morirte), pero ¿QUÉ SUCEDE EN VERANO? Marcas del sol en los brazos a la altura de la manga corta porque no puedo ponerme algo que asome mis brazos enormes, ese calor horrible porque no puedo ponerme esos pantalones cortos en los que a cada paso se ve como tiemblan mis carnes, o porque con absolutamente todo me hago unas quemaduras impresionantes en los muslos que duelen durante semanas…
Yo no me maquillo. No me maquillo porque me siento ridícula. Como mucho una raya discreta encima del ojo y un pintalabios que parezca mi tono de piel. ¿A quién voy a engañar con maquillaje? ¿Qué pinto yo, que no puede gustar a nadie con este cuerpo maquillándome? Lo mismo me pasa con faldas y vestidos, o con tacones. La misma sensación de ridiculez, así que nunca me permito el lujo de ponerme nada de ello.
Todo eso sin salir de casa.
Ya en el colegio o instituto (y en la calle) todo lo que quería era pasar desapercibida, que nadie me mirase, ser totalmente invisible.
Ponerme en última fila, pegarme siempre a la pared y sentarme de lado, subir las escaleras pegada a la pared, todo para que la gente no me viera aún más gorda de lo que estoy cuando me siento o cuando se me ven las piernas con la falda del uniforme. Bien pegada a la mesa y metiendo tripa SIEMPRE el máximo posible, todo el tiempo. De esto me di cuenta el último año de instituto, ni me había dado cuenta de que siempre estaba intentando meter tripa, a medio respirar.
Siéntate con algo debajo, el jerséi del uniforme, por ejemplo, o siéntate en el borde de la silla, que cuando te levantes no dejes la marca de sudor, de nuevo, qué asco sudar, qué vergüenza, porque la gente delgada no suda. También te quedas de las últimas así nadie ve si has dejado un poquito de sudor.
Tener ese miedo horrible y esa vergüenza de no ser escogida en ningún deporte. Tener ese pánico a jugar peor que los demás o a no llegar a la velocidad que llegan los demás. A quedar en ridículo siempre.
¿Y qué me decís de esa época en la que todxs empiezan a tontear con lxs chicxs que les gustan y tú solo piensas que jamás vas a poder hacer eso porque jamás le vas a gustar a nadie?
Eso se agrava con el tiempo, cuando finalmente ves que sí le gustas y le pones a cien a algunas personas, pero que tiene que ser siempre en secreto sin que se entere nadie, porque das vergüenza y asco, y así lo manifiestan para hacer más rotunda una negación en caso de que alguien se huela de algo o alguna amiga se haya ido de la lengua.
Acciones tan cotidianas como sentarte con tus amigos para ti supone pensar en la postura, que no se te marque nada, o cómo vas en transporte público, intentando encogerte porque la señora de tu lado se ha ido a un sitio libre porque la molestas, o ver cómo mira tu culo y agarra su bolso re-acomodándose, intentando despegarse de ti.
Pensar en cómo comes cuando estás con gente: despacio, a bocados pequeños, poco. Sentirte mal y avergonzada comiendo en el burguer una hamburguesa de un euro mientras tú amiga de cuarenta kilos se mete tres entre pecho y espalda…pero eso no importa. Porque ella es delgada. Tú sientes que si lo haces todo el mundo va a pensar ‘así está…’.
Igual que cuando vas al súper y compras comida. Si NO es comida sana piensas que van a juzgar con lo mismo, y si compras comida sana, crees que quien vea tu carro va a pensar que ya estás haciendo dieta, como si fuese algo totalmente avergonzante cuando eres gorda. Porque si eres delgada y te comes una ensalada es porque te cuidas y te gusta, si eres gorda es porque estás intentando adelgazar, nada más.
Seguro que también muchxs cruzais o cambiáis de calle o pasáis rápido de forma automática cuando veis un grupo de gente joven, a mí especialmente me hacen sentirme totalmente insegura y con miedo real a comentarios y risas. Porque las he vivido.
Hemos hablado de cuando te gusta alguien y de cuando te ocultan a los demás por vergüenza, pero ¿y si de verdad llega el momento en el que tienes una relación estable?
Mejor no voy a hablaros de la inseguridad de ver a sus «perfectas» ex o a todas las «perfectas» mujeres que sigue en sus redes sociales…pero…
¿Nunca habéis sentido PENA por vuestra pareja? ¿Nunca habéis muerto de miedo al conocer a sus amigos o familia y que piensen que “aspiraba a más” a que digan que “has tenido novias mejores”, a decepcionar a la gente que es importante para él/ella? Yo sí. Constantemente.
Y ¿qué me decís del sexo?
No te pongas arriba, que le aplastas.
Que no te coma el kiwi, que lo tienes muy gordo, y hay que abrirlo y sujetarlo, se te ve la papada desde abajo.
Que no te toque las chichas.
No te quites la camiseta, que no tienes tetas, y si las tienes…porque te cuelgan, y que no me vea la barriga, ¡por Dios! O ese sudor, porque ¡¡¡ni follando puedes sudar si eres gorda!!!
Algunas posturas te las imaginas y no quieres probarlas porque te avergüenzas imaginándote así. Alguna ropa sexy o disfraces que jamás probarás porque te imaginas y te das asco.
No sólo evito el disfrute en el sexo.
No poder ir a pasar un maravilloso día a la playa o a la piscina con tus amigas porque todas son delgadas, y cuando vas por obligación con tu familia estar tapada con la toalla o con ropa todo el tiempo.
No poder ir a ese parque acuático que llevas sin disfrutar desde pequeña y te mueres por pisar porque te flipan las emociones fuertes y más acompañadas de agua.
Pensar siempre en qué ropa te vas a llevar de recambio al parque de atracciones para cuando te mojes ponerte una camiseta seca AL MOMENTO para que no se te pegue a las chichas. Tú, que AMAS el agua y no saldrías de ella si no necesitases respirar.
Desear tener esas fotos preciosas con fondos de atardeceres, playas, ríos, montañas, parques de skate, de grupo con tus amigas o con tu pareja, o en tu propia cama con un libro en poses «improvisadas»…todo ese postureo fotográfico, pura belleza para ti, pero pensar que esas fotos con una figura como la tuya estarían a años luz de ser bonitas.
No querer ir de fiesta porque sabes que vas a ser la amiga maja, o la fea, o la gorda. La que se siente ridícula por no saber bailar porque jamás ha querido ni intentarlo por vergüenza. Esa misma que ama la música y cantar a pulmón, hacer el tonto, quieta con un cubata pegada a una pared, mientras sus amigas disfrutan invitándola a bailar, y lo pasas peor aún con la insistencia.
Mejor no salir. Evitación. De situaciones que podría disfrutar de no tener ese agujero negro en mi cabeza.
Podría seguir escribiendo el día entero todo lo que me lleva condicionando toda mi vida en absolutamente todos los aspectos y momentos de mi día a día.
Todo el daño que me he ido haciendo a mí misma para que el que me hicieran los demás siempre fuera menor.
Quiero que sepáis que esto no viene de la nada.
Que sepáis que mi propia madre, como cualquier otro familiar o amigo habrá hecho con muchxs de vosotrxs, era la que me decía siempre que no podía llevar cierta ropa (pitillos, por ejemplo, decía que debía llevar siempre pantalones rectos anchos con mi «tipo» de cuerpo, o camisetas normales de manga corta, diciéndome que debía llevar camisetas largas que quedasen por debajo del culo para tapar)…
Que sepáis que propias amigas me han dicho: «que te rechazase a tí sería normal, pero ¿A mí?» (aunque tengo que admitir que el 95% de las amistades que he tenido jamás me han hecho sentir de esta forma).
Que sepáis que en el propio colegio e instituto los profesores me han forzado a hacer distintas cosas en distintas asignaturas que yo no podía mentalmente y que me hacían sentir totalmente vulnerable y realmente mal, sin importarles. Ellos, los que se preocupan supuestamente de nuestra educación, les importa una mierda nuestra salud mental, y hablo de cosas evitables, cosas que habrían tenido soluciones sencillas haciéndolas de otro modo.
Que sepáis que la propia familia y amigos de mi pareja me ha hecho comentarios ofensivos y sin ánimo de bromear sobre mi peso, o le han dicho directamente «todas tus ex estaban más buenas».
Al igual que ir a hacerte la depilación láser y que te diga en tu cara, fingiendo estar exausta «Uf, contigo me he ganado ya el día».
Esto NUNCA nos lo hacemos a nosotros mismos porque sí, cada uno lleva su mochila de humillaciones, comentarios desagradables en el ámbito escolar, profesional y familiar, risas en la calle, rechazos, imposiciones y mil situaciones degradantes…y lo peor de todo es que seguramente muchas de ellas protagonizadas por gente que os importaba en ese momento.
Muchas veces los que están a nuestro alrededor creen que con hacer ejercicio y comer sano se arregla nuestra vida, haciéndonos sentir peor aún con esas ‘sencillas soluciones’ que para nada lo son, dándonos a entender o incluso diciéndonos directamente que NO hacemos nada para cambiar por lo que no tenemos derecho a quejarnos por estar sufriendo tantísimo mentalmente.
Si no podéis cambiar porque no tenéis fuerza NO PASA NADA, si os veis sin ganas y energía y en ese terrible bucle de «no tengo ganas porque me veo horrible y me odio, pero no hago nada para cambiarlo por lo que me siento peor, lo cual hace que no pueda salir adelante, por lo que no hago nada para cambiar…» NO PASA NADA ¡Buscad lo que os saque de ahí! Buscad ayuda profesional siempre, por favor.
La putada es no poder ni siquiera acceder a ella o tener que esperar 3 meses para que te vean, y otros 3 para la siguiente cita. Me he visto en esa situación durante años, y aquí sigo, por desgracia.
No os dejéis crecer así, no os dejéis envejecer así. He perdido toda mi adolescencia, toda. Y aún no sé cómo hacerlo para recuperar mi vida en la juventud que estoy, porque esos pensamientos, ninguno, ha desaparecido después de más de 24 años de vida.
No os dejéis vivir con estos complejos que condicionan cada puta acción y aspecto de vuestro día a día. No dejéis que todas esas palabras hagan un agujero negro dentro de vosotrxs,
… no os dejéis morir. Ánimo, no estamos solxs♥️»
Infinitas gracias a todas las influencers que nos mostráis que con cualquier cuerpo se puede llevar la vida que queráis, las que nos dais visibilidad, las que nos cuidais y proporcionáis tanta información y posts que remueven tanto, entre ellas @croquetamente @teresalopezcerdan y mil mujeres más, ojalá creermelo algún día yo también.