Si bien es cierto que la semana pasada veníamos hablando de grandes pechos y las dificultades que conlleva cargarlos encima todo el santo día y de encontrar una cómoda manera de pasearlos por el mundo (aka ropa interior), este tema me ha hecho darle vueltas a las personas que se han pronunciado al respecto sobre la reducción de pecho. No es que quiera hablar de ello en profundidad; me temo que desconozco demasiado todo el proceso como para lanzarme. Lo único que sé del asunto son dos cosas: 1) que una tía mía llevó uno a cabo cuando era joven, (hablo de décadas atrás) y que, ya que por aquel entonces no era un procedimiento avanzado ni habitual, a la pobre le hicieron un estropicio que arrastró toda su vida; 2) que Queen Latifah se tuvo que hacer uno hará diez años debido a la imposibilidad de llevar una vida normal.

Queen Latifah. A ella quería llegar. No sé cómo, ni porqué. Hoy siento que tenemos que hacerle un homenaje a esta mujer.  Cada cosa que averiguo de su biografía hace que me quiera levantar de la silla y hacerle una ola (como estoy sola, no tiene sentido, y la cosa se quedaría en yo levantándome y sentándome unas cinco o seis veces, sin más…). Así que, ¿os apuntáis a una ola virtual en favor de esta mujer al final del post? ¡Hagamos esto! Si al final de lo que voy a exponer, os convenzo, ni cortas ni perezosas os levantáis y estiráis lo brazos hacia arriba. No sufráis, no estaréis haciendo el monguis; pensad en el resto de personas que lo leen y lo están haciendo a la vez y os sentiréis mejor.

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¿Por qué ella? ¿Por qué ahora? ¡Pues no lo sé! Porque es una mujer grande, segura de sí misma, que no ha cambiado un ápice de su tamaño en función de los cánones estéticos que marca Hollywood tras todos estos años, cosa que otras mujeres grandotas de su estilo han hecho (se me viene a la cabeza Jennifer Hudson, que tras el Óscar de The Dreamgirls se quedó en el chasis…). Porque lleva colgadas con orgullo las para nada fáciles etiquetas de ser mujer negra, lesbiana y gorda. ¡Toma esa! Porque pese a todo lo que podían ser estigmas provenientes de estas etiquetas, ella no ha llamado la atención al respecto de lo apartada que la han tenido o lo difícil que ha supuesto, sino que se ha labrado una espectacular carrera profesional multidisciplinar. Si no tenía suficiente con un Grammy, ha conseguido nominaciones al Oscar, Globo de oro, Emmy… Y no sé por qué me da la sensación de que conseguiría nominación a la mejor panadera de mi barrio, si se lo propusiera.

No nos engañemos, que su nombre real es Dana Elain Owens así que muy claro tienes que tener que crees en ti misma para que te conozcan como Queen (y llegar a tener un Queen Latifah Show, una Queen Latifah Orquestra…). Entre muchas otras cosas, me quedo con que sea imagen de la cadena de ropa Curvation Ladies Underwear (el nombre ya nos lo dice todo), de una marca de cosméticos para la cual ha diseñado maquillaje exclusivo para mujeres negras, y, sobre todo, como embajadora de Pizza Hut. ¿Os imagináis a alguna otra Hollywood starlet prestándose para cualquier cosa relacionada con una grasienta y calórica (deliciosísima) pizza? ¡Imposible! Por eso ella ¡no lo oculta! Es una chica fuerte (sin ir más lejos, el título de su autobiografía es Ladies First: Revelations of a Strong Woman) y lo mejor de todo ello no es solo que haya conseguido llegar a lo más alto y pasar por encima de todas aquellas opiniones negativas que le han querido ir en contra por su color, talla u orientación sexual. Lo mejor es que desde su posición, toma todas sus decisiones (artísticas, privadas) para aprovechar su imagen y ayudar a gente a que no se sientan mal por nada de eso. Es consciente de que su ejemplo puede ayudar a muchas personas que sí son estigmatizadas día a día y me encanta que ella sea la primera en decir ¡Sí se puede llegar a dónde quieras, no importa nada más!

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En verdad, sé la razón por la cual estoy promoviendo la Ola a Queen Latifah en estos momentos. Esta semana, paseando entre películas del Canal +, me lancé, una vez más, a ver Hairspray (pensaba ocultaros que la razón por la que me la puse en primera instancia fue para poder ver a Zac Efron. ¡Qué queréis! Es una debilidad…). Ahora bien, si Queen es la mujer ideal para decirnos que todo es posible, Hairspray es la película idónea para acompañarlo. Para las que no tengáis reciente de qué va, se resume en cómo una jovencita de Baltimore, cuyo sueño es bailar en televisión, consigue lo que se propone, sin importar el hecho de que sea la gorda del instituto. En el remake de 2008 de la película, Queen Latifah interpreta a la madre de los compañeros de instituto negros a los que tampoco dejan mezclarse con los niños blancos a la hora de bailar (sin duda, la trama es toda una oda en contra de los prejuicios). Al ser un musical, ella tiene número propio. Número y razón única de mi alegato final a favor de esta mujer. Si después de este momentazo no estáis saltando por casa, es que no entendéis inglés… Y como no quiero que esto pase, he aquí algunas frases de la cancioncilla. ¡Yo quiero ir por la calle moviendo las caderas y cantando semejantes verdades!, ¿quién no querría?

Ofrezco amor grande sin disculpas, ¿cómo puedo negarle al mundo la mayor parte de mí misma? No tengo miedo de lucir mi peso por ahí, kilo tras kilo, tras kilo. Porque soy grande, rubia, y hermosa. Enfréntate al hecho, es simplemente irrefutable. Nadie quiere una comida que solo ofrece el plato de acompañamiento cuando, chica, yo estoy sirviendo todo el maldito festín. Necesito un hombre que traiga un apetito de talla grande. ¡Porque soy grande, rubia y hermosa! No hay nada al respecto que sea inadecuado. ¿Por qué sentarse en las gradas, tímida y con miedo, cuando tú misma eres todo el desfile?

Chicas… Ola en tres, dos, uno…

Gracias.

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