VIVO CON EL MÓVIL EN SILENCIO Y SOY FELIZ

 

Pues si amiguis, un día decidí poner mi móvil en silencio. Y desde entonces vivo mucho más tranquila y más feliz.

Empecé por silenciar las llamadas. Lo que hago es activarlo solo si estoy esperando una llamada importante, como del médico, del trabajo o cosas puntuales. Y solo hasta que dicha llamada se realiza. El resto del tiempo lo que hago, si no me entero de que me han llamado, porque a veces yo también estoy con el móvil en la mano, es devolver la llamada cuando lo veo, puedo y me apetece, si no es urgente claro. 

Hay gente que alucina mucho con mi gestión de esto, hay que entender que yo soy de la generación x, yo he vivido sin móvil y para mí hacerlo así es lo natural, lo que se hacía antes. No es necesario estar disponible continuamente para todo y para todo el mundo. Es más me agobia que me llamen y si en ese momento no contesto me manden mensajes en WhatsApp, en Facebook, en Instagram y hasta cuervos de Juego de Tronos. Si no te contesto es porque en ese momento no puedo, ya te llamaré, no seas ansias. Que luego dices, joder, será algo importante y te asustas. Pues el 99% de las veces no lo es. Pero la rara soy yo.

Bueno, ahora ya no, porque mi gente se ha acostumbrado, que mi esfuerzo me ha costado eh. Y algunxs aún se revuelven con el tema.

Aparte de las llamadas, tengo desconectadas todas las notificaciones, si, todas. Es decir, si yo no entro a una aplicación, no se si alguien me ha escrito y por supuesto no recibo ningún tipo de notificación chorras de aplicaciones que no son redes sociales aunque la verdad es que intento tener las mínimas aplicaciones posibles.

También tengo silenciados todos los grupos de WhatsApp. 

Soy la típica que cada vez que entra al WhatsApp tiene siempre mensajes pendientes que leer en los grupos, lo cual me ahorra mucho tiempo y vuelve mi comunicación en ellos mucho más efectiva ya que me puedo saltar los devaneos, los memes y demás, y me permite ir directamente a lo importante.

Si estoy durmiendo nadie ni nada me despierta, ni en la siesta, no hay soniditos constantes que te reclaman ni luces innecesarias.

En serio, tenéis que probarlo, es la felicidad y la tranquilidad. Y entonces te das cuenta de que no es necesario ser una esclava del móvil y que con mirarlo de vez en cuando sobra.

No soy pues persona que te vaya a contestar un mensaje en el momento, pero tampoco soy persona que se vaya a enfadar si tu tampoco lo haces, me gusta respetar los tiempos de cada unx y soy bastante comprensiva. Si ya veo que llevas días sin dar señales de vida pues igual si que me preocupo e insisto, no vaya a ser que tus gatos estén devorando tu cadáver y sólo te encuentren cuando tus vecinos digan que huele mal. Eso si es triste. Pero sino soy todo paz, amor y comprensión y me gusta rodearme de gente que es más relajada en esto como yo.

Muchxs de vosotrxs seguro que ya habréis probado las mieles de esta libertad silenciosa, pero conozco mucha gente con verdadera adicción, cuyo móvil es una cajita de ruidos constante a la que siempre están pegadxs. 

Y es que, aunque no seas como yo en esto, estarás conmigo en que de vez en cuando es bueno desintoxicarse, yo una vez al año me voy a la aldea gallega de mis padres en medio del bosque sin cobertura a vivir sin móvil unos días, a disfrutar de la naturaleza y ser feliz, que luego vuelvo y todo me sorprende, ni tele, ni internet ni nada, ni de las noticias me entero. Un verano me fui y cuando volví había muerto Amy Winehouse y un loco en Noruega se había puesto a disparar a todo el mundo. Un shock todo hasta que te pones al día pero y lo bien que sienta desconectar, esa paz no te la quita nadie.

¿Y salir un día de casa, un día normal y dejarte el móvil? Ahí, a lo kamikaze, viviendo al límite. Es una experiencia que todxs deberíamos probar por lo menos una vez en la vida. O quedarte sin batería. Y viva la desconexión. 

Una vez leí que un neurocientífico había investigado los efectos del silencio y llegó a la conclusión de que el silencio es esencial para regenerar nuestro cerebro.

Otra cosa que hago es no llevar el móvil siempre conmigo. Cuando estoy haciendo cosas por casa pues igual lo dejo en una habitación cargando, me pongo a hacer cosas y ya lo miro cuando haga un descansito de lo que estoy haciendo. 

El único sonido que mantengo es el del despertador. Me he puesto la alarma más suave y progresiva que encontré, con pajaritos cantando y todo. 

Intento no dormirme con el móvil, lo que hago es ponerme a pensar en las cosas que me gustaría soñar, aunque mi cerebro no me hace caso siempre, pero a veces cuela y tengo sueños chachis en los que tengo aventuras en civilizaciones antiguas o escalo un volcán o puedo volar o cosas así.

Tampoco lo dejo muy cerca cuando estoy durmiendo, así no tengo la tentación de mirarlo si me despierto un poco y me tengo que levantar si o si a apagar la alarma.

En definitiva, una gran experiencia esta de estar un pelín desconectada, que os recomiendo mucho.

Sara Navarro