Quienes conozcan Lush sólo de pasada, seguramente lo identificarán con “las tiendas de jabones que huelen a chuche”. Mmmmmmhhhh… Correcto. Pero Lush es mucho más. Se trata de una marca de cosmética artesanal elaborada con productos naturales frescos provenientes de comercio justo. Y, por supuesto, no testados en animales. Vamos… que si eres una loca de los potingues, como servidora, tienes que probarlo: puedes ser autoindulgente y una consumidora responsable a la vez. ¡Es perfecto!

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Su gama es amplísima, abarca desde jabones y bombas de baño hasta dentífricos y desodorantes. A estas alturas, la gran mayoría ya ha pasado por mi baño… Y ha venido para quedarse. En medio del mar de colorines aromáticos que es mi lushdespensa, sobrevive un producto poco conocido pero que, para mí, es de lo mejorcito que tienen. Os hablo de «Roots», tratamiento capilar.

Es una mascarilla pre-lavado de textura densa (¡ojo!, que no grasa) formulada con infusión de menta fresca (pero menta-menta, no “Eau de Licor del Polo”), aceites esenciales de hierbabuena y pomelo, aceite de oliva y miel. No digáis que no suena bien ya de entrada… Su principal misión es nutrir y fortalecer el cuero cabelludo, lo que la hace perfecta para cabello fino o graso y cabecitas irritadas.

¿Cómo llegó a mi vida? Hace unos cuantos años pasé una de esas épocas intensas que te dejan medio calva.

Más de una sabrá de lo que hablo. Nervios, estrés, hormonas revueltas, comes mal, duermes peor… De repente un día te recoges el pelo y en lugar de una cola de caballo tienes una de rata… pelada. Y te preguntas “¿Dónde ha ido a parar ese pelo?” Tranquila, no lo has perdido para siempre. Con lo que recojas barriendo tu habitación te puedes hacer un bisoñé que dejará al Dioni muerto de envidia

Afortunadamente, la calma llegó a mi vida, pero mi pelo no pareció enterarse del asunto. Escaso, finísimo, frágil, lacio como el de un emo cualquiera. Probé complementos vitamínicos, champús de peluquería, tratamientos anti-caída… A doblón cada intento, por supuesto. Nada. Como no estaba por la labor de tirar la toalla y apuntarme al club de la cortinilla, aproveché una de mis visitas a Lush para consultarles y, por fin, me fui a casa con LA SOLUCIÓN.

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¿Cómo se utiliza?

Roots es un tratamiento pre-lavado, lo que no significa que puedas echártelo alegremente si vienes con el pelo guarrete del gimnasio. Tiene que estar razonablemente limpio para que el tratamiento sea efectivo.

Igualmente importante es la aplicación. Si tienes melena, empieza por un buen cepillado y divide el pelo en unas cuantas secciones, como si te lo fueras a teñir. Coge una cantidad moderada de mascarilla (1 cucharada sopera para el pelo corto, 2 para la media melena y 3 si te pillas la melenaza cuando te sientas). Frótala un poco entre tus dedos para que coja la temperatura de tu piel; será más manejable y la aprovecharás mejor. Empieza a aplicar directamente sobre las raíces con pequeños movimientos circulares. Procura que llegue a todo tu cuero cabelludo, que quede bien extendido. Si te sobra, puedes extenderlo a lo largo del cabello, ayudará a hidratarlo.

Y ahora viene el meollo del proceso… Deja que Roots actúe durante 20 minutos MIENTRAS MASAJEAS TU CUERO CABELLUDO.

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Sip. Cuando me lo dijeron, a mí también me pareció pasarse ya un pelín, pero os aseguro que el tiempo le ha dado la razón a Lush. El resultado no tiene nada que ver. Por 2 motivos:

–  Mediante el masaje, los aceites esenciales se diluyen y penetran en la piel y en la raíz del pelo. De hecho, al cabo de unos 10 minutos empezaréis a notar un hormigueo fresco y agradable. Prueba de que lo estáis aplicando correctamente.

– Un buen masaje (MA-SA-JE… no frotar y frotar como una posesa) en movimientos circulares estimulará mecánicamente la circulación en el cuero cabelludo. Lo que añadido a la acción vasoconstrictora de la menta ayudará a drenar la zona y a oxigenar la raíz del pelo.

Obviamente, si consigues que sea otro quien te haga el masaje, los beneficios se multiplican por mil jejeje

Cuando hayan transcurrido los 20 minutos, sólo tienes que lavar tu pelo como cualquier otro día. Evita el acondicionador, al menos las primeras veces, para que puedas comprobar si Roots lo hidrata suficientemente.

¿Frecuencia? Depende del tipo de cabello. Para mi pelo graso y mi cuero cabelludo sensible, una vez cada 2 semanas ha resultado ser la medida justa. Si tu pelo es seco o tu cuero cabelludo está muy irritado, utilízalo semanalmente.

¿Qué he notado? No me lo preguntéis a mí… Que os lo diga la peluquera que me cortó el flequillo hace unos días. Después de 1 año sin verme (casi el tiempo que llevo utilizando Roots), en cuanto empezó a sobetearme la cabeza dijo “¡¡Aquí hay más pelo!!!!”. Y lo hay. Está más denso, brillante y fuerte. Empezaréis a notar la diferencia al cabo de un par de meses, cuando haya dado tiempo a que vuestro pelo crezca.

Debo decir que no he percibido el espectacular aumento de volumen en las raíces que predice el bote, pero tampoco esperaba levantarme una mañana como Diana Ross.

¿Lo recomendaría? Absolutamente. Pero advierto: sólo si estás dispuesto a cumplir con los 20 minutitos de masaje sin escaquearte. Si no, habrás gastado 15 euros en un acondicionador que huele a menta.

Prometo que en esta era secadores profesionales, planchas y champús con silicona, merece la pena. Yo le he sido fiel y me lo ha recompensado con creces.