Tú, si tú, que rechazas el contacto físico porque te incomoda, que te cuesta dar dos besos (sobre todo a la gente a la que has visto ayer y a la que volverás a ver mañana), que no te sientes cómodo con las demostraciones de afecto en público, este post es para ti.

Ojo, pero no dejes que te digan que eres poco cariñoso, lo eres, pero en plan tántrico, sin tocar y todo muy interiorizado. No quieres menos a tu madre por no querer darle a diario un beso de buenas noches, ni a tu pareja por no decirle ‘Churri, cari, osito’ en público (o en privado), ni a tus amigos por rechazar los abrazos y besos en momentos de euforia (si euforia = alcohol lo toleras un poco más, pero claro, a más alcohol, más guapa es la gente y menos molestos son los abrazos y todo pierde mucho más el sentido).

Tal vez no te reconozcas de primeras como una persona… veamos… ¿cómo decirlo?… seca, arisca, borde, rancia… mmmm, dejémoslo en poco cariñosa, pero si cumples alguna de las siguientes características, siento decírtelo, pero ¡Bienvenido al Club!

1. El peor día del año para ti es tu cumpleaños cuando tu familia, amigos, compañeros de trabajo y de piso quieren darte dos besos. ¿Por qué, señor, por qué? Este año llevé un bizcocho a la oficina y dije que lo traía sólo a cambio de que no me dieran dos besos. No funcionó. ¡Maldita sea! Debería haberme llevado el bizcocho de vuelta a casa… Menos mal que esto es una vez al año…

2. Estás acostumbrado a hacer la cobra con todo tu cuerpo, porque no sólo se trata de evitar un beso, sino también de que te toquen la espalda o te cojan por la cintura. ¿Por qué no podéis pasar sin tocar?, ¿tan difícil es?, si necesitáis amor y contacto físico restregaos por las esquinas pero a mí dejadme en paz, que a este paso voy a pedir trabajo como contorsionista del Circo del Sol…

3. Rechazas todo tipo de contacto físico salvo cuando lo necesitas. Porque los dolores de la regla se pasan mejor abrazadas a mamá, las malas noticias necesitan un hombro sobre el que llorarlas y porque, qué coño, que seas poco cariñoso no significa que estés muerto por dentro y a veces tú también necesitas un abrazo.

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Sólo a veces, que no se acostumbren…

4. Matarías a la gente que se besa / mete mano / hace arrumacos en lugares públicos, especialmente cerca de ti. Que si, que tú también has tenido 16 años, pero el metro está a reventar y a veces pienso que estoy tan cerca del magreo que me están dejando embarazada a mí! Que se busquen un hotel, que esto de magrearse en público debería ser ilegal. Peor aun cuando al besarse hacen ruidos y se escuchan babas, hay gente a la que no deberían dejar salir de casa…

5. Que no necesites el contacto físico no significa que no tengas sentimientos. Los tienes, y muy profundos, pero no necesitas compartirlos con los demás a través del afecto. Si tienes que llorar, lo harás, pero a poder ser en privado, y si lo haces en público siempre responderás lo mismo a la pregunta de ‘¿Qué te pasa?, ¿estás bien?’: ‘Si, estoy bien’. Aunque sabes perfectamente que no siempre lo estás.

6. Estás tan incómodo cuando tienes que dar un abrazo que te sientes ortopédico. Levantar brazos, acercar cuerpo, evitar tocarse en ciertas partes, bajar brazos, rodear a la persona por la espalda. ‘¿Y ahora qué?, ¿dejo los brazos ahí muertos?, ¿los muevo de arriba abajo como si le estuvieras frotando la espalda?, ¿pero cuánto tiempo dura este suplicio?, me alejo un poco, un poco más… Oh, no, sigue llorando, vuelvo a abrazarle, ¿y ahora qué?’, y vuelta a empezar.

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7. Una vez diste un beso o un abrazo a alguien voluntariamente y tus amigos y familiares aún lo recuerdan como un hito histórico.

8. Muchas veces los animales te inspiran más ternura que muchas personas. No siempre, no todos los animales, puede que te encanten los gatos porque son igual de ariscos que tú y que odies a los perros porque te chupan la cara (y eso es peor que cualquier contacto físico humano), pero en general el contacto animal es mucho más tolerable que el contacto humano. Y son suaves.

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9. Tus amigas de Loversize (las muy perras) saben que eres poco cariñosa y por ello como prueba te piden decir algo bonito de cada una de ellas y darles un beso. Y tú lo haces sin problema porque siempre tienes algo bonito que decir de los demás y ellas son maravillosas. Luego vuelves a sentarte en tu burbuja de ‘Mírame y no me toques’, no sea que se acostumbren…

10. Alguna vez te toca ir a misa (bodas, bautizos, comuniones y funerales, que a pesar de los años en un colegio de monjas nunca consiguieron convencerme) y cuando llega el momento de dar la paz recuerdas los años de tu infancia en los que era suficiente con dar la mano y no era necesario dar dos besos y te cagas (mentalmente claro, que estás en misa) en el que decidió que ir dando besos a la gente en la iglesia era una buena idea.

Y es que, como dice Amador Rivas, ‘No toques, ¿por qué tocas?’.