¿Sabéis esa sensación que se tiene a veces que haber triunfado a lo grande? De decir, ¡toma ya que hoy pillo un chulazo! ¡No! Se queda corto, de haberlo hecho que te cagas, de haber triunfado a lo XXL.

Imagina esa sensación y mantenla un rato… pero sólo por un rato, que no hay nada perfecto.

Recuerdo a Juan, un chico muy guapo. Moreno, pelo largo, ojos castaños y profundos, alto y con un cuerpo atlético. Porque sí amigas,  aún no sabía que conjunción planetaria me lo había traído a mis brazos, pero estaba dispuesta a no soltarlo ni de coña.

Yo, que había salido con gañanes de la España profunda y aguantado lo inimaginable, ahí estaba delante de un buenorro y no estaba soñando. Un chico que cumplía 100% con mis gustos, de esos que se te aparecen en sueños y piensas que es precisamente durmiendo el único momento en el que puedes acceder a ellos.

giphy (6)

Quedamos y nos conocimos tomando unas cañas. Además de guapo era muy simpático y la tarde se fue desarrollando perfectamente. Llegado el punto del adiós, mi cabeza pedía una cosa pero mi cuerpo pedía otra y aunque se puede decir que no soy una chica de una noche, me lie la manta a la cabeza… la manta, las almohadas y el edredón nórdico que ríete tú de Thor.

Juan me acompañó al coche mientras me miraba con cara de deseo, y yo esperando que salieran las cámaras de “Inocente, inocente”, pero conseguimos llegar al hotel sin incidentes ni ramo de flores de por medio.

Tenía puestas muchas expectativas en Juan y en sus grandes manos. Ya sabéis el dicho, grandes manos… gran… inteligencia.

giphy (7)

Nos fuimos calentando entre beso y beso y comenzó a tocarme con suavidad hasta que se le fue la pinza y se torció la cosa: ¿Quería arrancarme las tetas? ¿Acaso quería dejarme sin mis lorzas? ¿Estaba a punto de morir allí? ¿Era una hipocondríaca?

«Me gustan mucho las chicas como tú» me dijo mientras me agarraba el flotador con brusquedad y tiraba de él arriba y abajo con cara de lascivia, y ahí… ahí simplemente desconecté. Lejos de ser algo erótico me sentí como el muñeco de Michelín dando tumbos entre sus manos que masajeaban mi barriga como si de una bola del mundo se tratase. Decir que fue creepy es poco pero decidí hacer oídos sordos, hacerme la ciega y darle una oportunidad.

A veces las personas engañan. Piensas que ese chico tan buenorro y empotrador te va a dar lo tuyo y lo de tu prima pero no… que va… lo más que le vas a dar es Reflex en la espalda al pobre muchacho. No funcionó. Fue de estos polvos de «Oh Dios mío, reiníciame en otro entorno virtual que no sea este» pero no… aquí no hay un Morfeo que te saque de ahí y tienes que salir haciendo el moonwalker.

Amigas, no todo buenorro es empotrador y no todas las chicas que no entran en los cánones son tan inseguras como pensamos. Él me enseño que mi cuerpo tenía un espacio en el mercado. No sólo que le gustaba mi cara o mi personalidad: le ponía mi cuerpo, y aunque no funcionamos en horizontal, fue una de las personas que más me ha abierto los ojos sobre mi misma y le estoy agradecida por la lección. Pero una vez aprendido, me voy por donde he venido.

Lady Shadow