Hola! Vengo a contaros la historia que tengo con un amigo, que es súper jodido por cómo es él y cómo es mi relación con él desde hace años. Partimos de la base de que durante un tiempo fuimos juntos a clase y en aquel tiempo apenas intercambiamos dos palabras. Pero luego, por cosas de la vida, una noche empezamos a tontear por WhatsApp, como un año después de habernos visto la ultima vez. Y ahí empezó todo.
Estuvimos varias noches seguidas hablando hasta las tantas, nos dieron las cuatro más de una vez, y las conversaciones tornaban tintes sexuales en muchas ocasiones. Que si no soy virgen, yo tampoco, que si prefiero una chica que sepa moverse a una que esté tremenda… no sé, era un poco surrealista todo. Y todo se acabó porque me enganché. Esas conversaciones me hicieron ver que acabaría pasando algo entre nosotros, pero él no estaba del todo de acuerdo. Dejamos de hablar a principios de un mes de agosto y a finales de ese mismo mes, la vida nos acabó juntando de nuevo (yo aparecí en su pueblo de improviso, sin querer). Eso le sentó mal, aunque yo lo vi como una “señal del destino”, y decidió dejar de hablarme. Durante el año siguiente, nos encontramos a menudo por la calle, pero nunca cruzamos palabras, tan solo miradas repulsivas (por su parte y, aunque me joda decirlo, por la mía también). Se repitió al año siguiente, todo esto que os acabo de contar, como un dejavú: los tonteos en julio-agosto, el dejarnos de hablar, encontrarnos en su pueblo y pasar un año sin dirigirnos la palabra. Y la vida nos trajo al tercer año, en el que los tonteos pasaron a ser más sinceros que nunca. Nos contamos todo, nos pusimos al día de nuestras aventuras, TODO. Fue maravilloso y yo me di cuenta de que estar colgada de él era un error, mucho mejor ser su amiga. Sí, decidí que me gusta ser su amiga.
Llegaron las fiestas de su pueblo y yo asumí que después pasaría un año sin saber de él, pero han pasado meses y seguimos tonteando y siendo súper amigos.
Y aquí viene el asunto. En más de una conversación de horas que hemos tenido ha salido el tema de liarnos. “No te lo voy a negar, te tengo muchas ganas”, me ha dicho más de una vez. Yo lo he definido como “curiosidad”, porque sé que estaría fatal que nos acostásemos ahora. Pero lo haría. Y él también. Todas las conversaciones que tenemos, jodidamente sinceras, me hacen pensar que vale, una relación con él sería un error porque se acabaría agobiando (creedme, le conozco) y yo acabaría jodida. Pero ¿y el sexo con él? Sería bueno, supongo. A ver si me explico, para mí es como un polvo pendiente, y yo para él igual, pero es evidente que no queremos hacerlo por no joder la amistad tan especial que nos une. Y es que él no se lleva con nadie, no tiene amigos, es súper introvertido y a mi me lo cuenta todo. No quiero perder eso…
Esto lo hemos hablado, eh, no os creáis que no. Y estamos de acuerdo en que si tiene que pasar pasará, pero por ahora estamos seguros de que preferimos ser amigos que ser dos conocidos que se acostaron.
No sé por qué lo escribo por aquí, supongo que para desahogarme un poco… y por si me darías algún consejo de cómo sobrellevar esta situación, de sí creéis que esa tension sexual no resuelta nos va a pasar factura como amigos o si creéis que la amistad puede llegar a funcionar…