¡Chicas! Ya es oficial… ¿lo habéis notado? Por fin los días fresquitos se van dejando ver poco a poco. Los días calurosos aún se resisten a marcharse del todo, pero es cuestión de días. Yo, os diré que ya estoy durmiendo con colcha calentita (y pijama larguito). Lo sé, igual pensáis que soy una exagerada, pero dejadme que os diga que… HE AQUÍ UNA FAN ABSOLUTA DEL FRÍO.

El verano no está mal, es verdad. Aunque este año, de hecho, ha sido un poco extraño sin poder disfrutar de piscinas públicas, de playas hasta arriba de gente, de terrazas de heladería con muchísimo menos aforo que cualquier otro verano… Pero… os voy a dar diez motivos por los que deberías ser una friolover.

Las buenas amantes del frío adoran:

Sacar el edredón, el nórdico o los pijamas de invierno

Como os decía, yo ya duermo con una colchita. Colchita que mutará en edredón dentro de un mes y medio y en nórdico dentro de dos. ¿No os encanta la sensación de haceros una bolita enrolladas en el edredón o la mantita caliente? Sabes que amas estar justo así cuando por las mañanas suena el despertador y sabes que tienes salir de ahí para enfrentarte al mundo exterior donde el viento sopla muy fuerte. Darías lo que fuera por pasar diez minutos más perdida entre la mantita ¿verdad?

Algo relacionado con esto que os cuento y que me apasiona es el mundo de los pijamas de invierno. Vaya por delante que los adoro por lo calentitos que son algunos. Peluditos, suaves y afelpados (hablamos de pijamas chicas, no nos despistemos je je). Pero es que, además, cada temporada se superan más y más con la apariencia del pijama en cuestión. Tanto que para mí se convierte en el conjunto por excelencia del invierno. Ni vestidos, ni jerseys… no, no. EL PIJAMA (y los patucos. Pies calentitos ante todo).

Leer a los pies de la chimenea

Es verdad, me he puesto muy bohemia. Quien dice chimenea, dice radiador. Sea como sea me parece uno de los mejores placeres del mundo. Y a quien le gusta la lectura, sabe de lo que hablo. Imaginaos: llueve, nieva, graniza… y de repente se anulan los planes que tenías. Pero no pasa nada, en la biblioteca siempre estará tu libro favorito, o aquel que aún tienes pendiente por leer, ese que nunca coges por falta de tiempo… y te pones al lado de ese radiador que tienes al lado de una alfombra, del sofá, de tu cama… te echas la mantita por encima y comienzas tu lectura. Ajena a lo que pasa en el exterior. Dedicándote un momento para ti y super cómoda y calentita. Os lo cuento y no puedo ansiar con más ganas ese momento.

Tomar algo calentito en una terraza

Esto quizá os parezca un poco contradictorio después de haber leído ese plan tan casero como es una lectura en casa, ¿verdad? Pero es que del frío hay que disfrutarlo todo. Siempre que quedo con mis amigas tanto en otoño como en invierno, si el tiempo lo permite, no llueve y no hay confinamientos (dato importante en los tiempos que corren), nos encanta salir con el abrigo más gordito que tengamos, bufanda y guantes al poder y con nuestra naricilla roja sentarnos a tomar un café calentito en una terraza.

Y diréis… ¿Pero por qué pasar frío cuando puedes entrar al bar? Bueno, para gustos los colores. Pero sentir la ligera brisa en los mofletes mientras le das un sorbo a tu café caliente mientras sale esa mezcla entre el humo del frío y del café… es una sensación, para mí, muy gustosa.

Pasear abrazada a alguien

Y no, no precisamente estoy pensando exclusivamente en ir abrazada de nuestro crush (que oye, si lo tenéis no está nada mal). Pero qué me decís de esa sensación de ir paseando por la calle con vuestros padres, hermanos, amigos… yo soy de las que se enganchan del brazo del otro cual lapa y apoyo la cabeza en su hombro. Lo de la cabeza es optativo porque a veces de los botes mientras andas acabas medio tonta. Pero es una sensación muy bonita. El frío une amigas. Mucho, mucho.

Disfrutar de las comidas de cuchara

Al igual que en verano soy fiel a las comidas y cenas veraniegas y muy fresquitas como un rico gazpacho andaluz, un buen salmorejo, melón con jamón, ensaladilla… En invierno no me puede faltar la sopa de cocido de mi madre, las lentejas, los guisos de carne con patatas… se me hace la boca agua.

Hay quien come durante todo el año estos platos. Yo la verdad es que a unas lentejitas nunca digo que no, pero en invierno tienen otro sabor. Y lo sabéis. Oye, y lo divertido que es formar el nombre de tu Crush con la sopa de letras, ¿qué?

La ropa abrigada

Ya os he hablado de la manta, los pijamas, los guantes, la bufanda… pero entre mis prendas favoritas del invierno están los jerséis y las sudaderas. Me flipa llevar unas mallas deportivas y una sudadera over size o unos jeans con un jersey calentito de cuello vuelto. Todo esto por no hablar de lo bien que combina todo. A mí la verdad es que se me ilumina más la bombilla en invierno para conjuntar la ropa. Los colores, las texturas, los colores de los zapatos con los complementos… jerseys en tonos tierra, marrones o terracota con pendientes o colgantes en tonos dorados… ¡¡son lo más!!

Pelillos a la mar

Esto de los pelos… ¡qué tema tan complicado! Hay quien se depila todo el año, quien no se depila nunca o como yo, que solo tiras de herramientas quitapelos cuando vas a enseñar alguna zona en concreto que quede a la vista. Oye, a mí me gusta, pero cada uno puede hacerlo o no. Como más cómodas estéis. El caso es que, en invierno soy eternamente feliz porque muy rara vez enseño las piernas o las axilas. Hay alguna que otra vez que ya digo… “tía, venga, no seas tan vaga y quítate esos pelillos…” pero os aseguro que más de un año allá por octubre he colgado la cuchilla y hasta junio… nothing de nothing… y tan a gusto, nena.

Y para las que seáis algo más tímidas: si sólo os depiláis por darle el gusto al tío de turno, recordadle que la naturaleza en su inmensa sabiduría NO puso pelo en la carne que se come. De nada.

Cucharita #ModeON

Sí, sí… de la cucharita algunos se quieren escaquear en verano porque: hace mucho calor, se suda mucho, se quedan pegados… pero en invierno no tienen escapatoria.

Y es que la cucharita es ideal para entrar en calor… luego ya le dais la forma que queráis al fuego. Pero esos arrumacos debajo de las mantas no tienen precio. Ojo, que yo la cucharita la hago con mi amiga Carla y dormimos bien a gusto.

Adiós a los odiosos mosquitos

A LE LU YA. Con la llegada del frío los mosquitos se van a tomar por c*lo. Y menos mal, porque yo debo ser de sangre dulce, sangre caliente o como se diga… pero todos, absolutamente todos los veranos parezco una diana para mosquitos. Todos vienen a mí. Los atraigo a todos. Aaaayy… no pasa en otros temas. Don’t cry baby.

Planes caseros

Sí, los planes caseros siempre me han gustado. Es bien sabido que, en verano, y en circunstancias normales, ir a las fiestas de los pueblos nos daba la vida. Ir a tomar algo a una terracita con los amigos es lo mejor. Pero oye, que una quedada en casa calentitos no está mal. Y es que no es por falta de opciones. Una cena con amigos, pizzas para todos, una cata de vinitos, de quesos, o por qué no… un tupper sex… así si ya no entráis en calor es que estás muertas cariños…

En fin, que el frío es maravilloso y compartirlo con quienes más queremos nos proporciona todo el calor humano que necesitamos. ¿Vosotras qué planes amáis hacer con la llegada del frío?

@merchehache