Que «Sexo en Nueva York» fue un antes y un después en la historia de las series no es ningún secreto. Que Samantha Jones es el personaje favorito de muchas de nosotras, tampoco. En mi caso, aparte de sus diálogos maravillosos, me encanta que sea tan coherente, tan inimitable, TAN SAMANTHA. Mientras Miranda y Carrie se quedaron un poco a medias, Charlotte y la Jones lucharon por sus principios hasta el final: la una con su rollo familiar y la otra con su independencia inamovible.
Pero, además de eso, la rubia nos dio lecciones de vida que deberíamos tatuarnos sin más dilación.
1. La edad no importa: quizás estoy especialmente sensible con el tema porque ayer cumplí cuarenta y cuatro tacos, pero es que esa mujer nos grabó en la sesera lo de «cincuenta y fabulosa». Y la podemos aplicar a cualquier edad porque, de todas es sabido, que la fabulosidad no depende de nada más que de tu actitud.
2. El amor a una misma debe estar por encima del amor a cualquier otro: otra afirmación tan gigantesca como inspiradora es esa en la que, mientras rompe con el rubio buenorrísimo, le suelta «Te quiero, pero me quiero más». Porque ella no está dispuesta a renunciar a todo por amor y no por ello es peor persona. Porque la libertad consiste en elegir la opción que más te guste a ti, no la que les parezca más lógica a los demás.
3. No me juzgues, no te juzgo: Samantha hace lo que le sale de su santísimo toto y deja que lo demás hagan lo mismo. Ese momentazo en el que Carrie le confiesa que le está siendo infiel a Aidan con Big y ella solo escucha. Sin más. Porque eso es lo que hacen los amigos, observar nuestras miserias sin juzgarnos. Porque nadie sabe qué haría si estuviera en la piel del de enfrente.
4. La amistad es la gasolina que mueve el mundo: no solo es tolerante con sus amigas, las cuida, se preocupa por ellas. Que nadie se equivoque, Samantha no es una tía fría que se dedicaba a follar con cualquiera. Samantha que ama intensamente y eso incluye a sus amigas. Cómo lloré cuando, en la primera película, con Carrie totalmente deshecha, le da el yogur con la cucharilla. Eso es amor, Y DEL BUENO.
5. Tu coño es tuyo y de nadie más: tú eliges con quién, cómo y dónde lo usas y nadie, ABSOLUTAMENTE NADIE, es quien para opinar sobre ello. Que una se acueste con quién le dé la gana no quiere decir que se folle a cualquiera.
6. Se puede hablar de pollas y ser elegante al mismo tiempo: eso es un hecho, nadie puede negar que Samantha es una tía con clase y nadie puede negar que habla de pollas, de semen, de cojones y de mamadas sin parecer ordinaria (o eso me parece a mí).
7. Amar a alguien no significa desaparecer: ni de tu propia vida, ni de la de tus amigos. Ella ama, pero sin perderse, sin olvidarse, sin someterse, sin abandonar su esencia en manos de nadie. Qué maravilla.
8. No siempre estamos de buen humor, nos equivocamos TANTAS veces, no estamos estupendas cada puñetero día, no somos perfectas. NI FALTA QUE HACE.
9. Queridos, en el sexo hay que currárselo. Ella nos ha enseñado que es nuestro derecho exigir dedicación y generosidad en la cama. Que no hemos venido a este mundo para que los tíos disfruten del sexo sin tener en cuenta a quién tienen delante (o debajo, o encima). Nosotras queremos disfrutar, Y DE LO LINDO.
10. La única persona con la que vas a pasar el resto de tu vida eres tú misma, así currátelo para gustarte MUCHO. Qué más te da lo que opinen los demás. Sé libre, sé feliz. Nada nos define, nuestras palabras TAMPOCO. Huye de los estereotipos, de las ataduras, del puto «qué dirán».
En definitiva, lo que nos enseña nuestra querida Samanta, capítulo tras capítulo, burrada tras burrada, es a ser libres.
Falta nos hace.
