Mi prima acaba de cumplir 15 años, pero siempre ha sido una niña de comportamientos muy precoces. A los 14 ya tenía un novio de 17, una diferencia de edad que es muy significativa en esta etapa vital. Sus padres no ven viables las prohibiciones, algo que comparto, así que no nos quedó más que hacer mucha pedagogía con ella para que tomara precauciones. Sobre todo, en materia sexual y emocional.

Pero ella siempre ha sido una niña sociable y extrovertida. De pequeña cautivaba con su particular gracia porque le hablaba a todo el mundo, fueran niños/as, adolescentes o adultos/as. Con el tiempo ha conservado esa personalidad, algo que a su novio le molestaba especialmente. Los celos, la inseguridad y la necesidad de ejercer control

Han sido tales los numeritos que le ha montado por esta cuestión a lo largo de la relación que ella decidió terminar con él hace unos meses. Pero el niño, que la sigue (mal)queriendo, no pensaba ponerle puente de plata para que se alejara y rehiciera su vida. 

  • Aislamiento y control

A mi prima le ha pasado lo que nos pasó a otras tantas a su edad, y que nos sigue pasando de adultos/as: descuidó las relaciones de amistad por priorizar la de pareja. A esas edades las consecuencias pueden ser mayores. 

De la noche a la mañana, se vio criticada por toda la familia y amigos del novio, que trataron de atribuirle la clásica, manida e injusta imagen de puta. También vio cómo algunas de sus amigas, con las que ya tenía un vínculo débil, se ponían de parte de aquel. Y, cuando trató de recuperar el contacto con viejas amistades, se encontró con puertas cerradas. Algunas consideraron que ya era tarde, pues se sintieron abandonadas en su momento y ahora no querían recuperar la amistad. 

El niño aprovechó su posición dominante para tejer redes de influencia entre el entorno de mi prima, a través de la manipulación y la amenaza directa. Él es guapo y popular, así que incluso ha llegado a lanzar advertencias a chicos que él consideraba que se estaban acercando mucho a mi prima. Alguno ha acabado escribiéndole a ella para decirle que prefería dejarle de hablar, incrementando su sensación de aislamiento y desasosiego.  

  • ¿Qué se hace en estos casos? 

Él le sigue gustando, más físicamente que otra cosa, y ha conseguido lo que quería: aislarla. Ha logrado que ella vea que estar con él es la única manera de conservar su vida social. Porque todos los que se fueron de su parte volverán a acogerla y entenderán que todo fue una simple pelea. 

En cuanto a los/as adultos/as involucrados/as, no considero que hayan tenido una actitud determinante. La madre de la niña es pasional y se sentía en la necesidad de confrontar directamente para proteger a la hija. Sobre todo, de las habladurías. Ha utilizado las redes sociales, repitiendo el ciclo de siempre: publicación de indirectas que son muy directas, con la que consecuente respuesta de la otra parte, y así sucesivamente. Se ha metido en “fregaos” con adolescentes. 

El padre era más partidario de dejarlo estar, vigilar con quién se juntaba la niña y, en caso de que fuera a más, denunciar el acoso a las autoridades (el niño ha cumplido 18 hace poco). En cuanto a los padres de él, nada. Ninguna intervención significativa y, peor aún, una disposición nula a hablar con los padres de ella cuando estos lo solicitaban. 

Yo siempre he tenido una relación muy estrecha con ella, pero no acostumbro a tratar con adolescentes y no sé muy bien que hacer en este caso. Porque nadie escarmienta por cabeza ajena, así que es inútil pedirle que se aleje de él. Lo que hago es recordarle sus virtudes, como el ser tan sociable, y que no tiene que renunciar a ellas por nadie. Le envío contenido en redes que le puede resultar útil o le recomiendo series y películas esperando que, algún día, su cabeza haga clic. Tiene 15 años, confío en que madure y lo vea, pero rezo por que no viva experiencias demasiado traumáticas mientras tanto. Porque hay cosas que pasan en la adolescencia que te marcan y que ya no se olvidan nunca. 

También le he sugerido que asuma retos personales, sobre todo en lo académico, dado que le cuesta aprobar. Y que se esfuerce en construir relaciones personales significativas con otras niñas. Es más, le he dicho que se esfuerce por montar su propio aquelarre, que vea a su pandilla de amigas como una institución sagrada, que las ayude, que se apoye en ellas, que no las critique y que no les dé de lado por ningún chico. 

¿Alguna ha pasado por una situación similar? ¿Qué hicisteis al respecto? ¿Cómo terminó? Leeré encantada a quien quiera aportar. 

Anónimo