Estamos acostumbrados a que tanto el cine como las series de televisión hagan un tratamiento estereotipado de los personajes gordos. Los gordos en el cine suelen ser personajes cuyo cuerpo habla de quiénes son, como si su talla representase el exceso, la vergüenza, la inconformidad. Si fichan al actor o a la actriz gorda tiene todos los números de ser el malo (Úrsula de La Sirenita o Miss Trunchbull de Matilda) o el personajete gracioso de turno (Melissa McCarthy en La boda de mi mejor amiga, cualquier peli en la que salga Kevin James o Chris Farley). Porque está claro que si eres gordo, en el cine no te queda otra que ser malo o gracioso.

Sí que es cierto que en tiempos recientes ha crecido el número de representaciones positivas de personajes entrados en carnes tanto en cine como en televisión, por ejemplo en Girls, Louie, Precious, o Hairspray. Sin embargo, por mucho que haya contados ejemplos, parece difícil cambiar el concepto negativo que existe en las películas sobre la gordura ya que, o bien este rasgo será definitorio para su historia (no podemos contar una historia de un personaje X que le pasen mil saraos y que, cosas de la vida, sea gordo y la peli no vaya de eso, ¡Dios nos libre!), o bien se le dibujará con el rasgo para remarcar algún defecto. En ocasiones, el ser o volverse gordo en una película ¡es el castigo del protagonista! En Chicas Malas que Regina engordase era lo peor que podía pasarle (sabemos que, en este caso, Tina Fay estaba usando este hecho como crítica) y en Más que amigos Ryan Reynolds parece que esto de ser gordo en el instituto solo hacía que irle mal y consigue todo en esta vida cuando se pone con la tableta de chocolate.

Por eso hoy os traemos unos cuantos ejemplos de películas que hacen una representación inadecuada con mensaje gordófobo que no estamos dispuestos a pasar. Tal vez son pelis que nos gusten, tal vez en su momento ni nos sentimos ofendidos porque el statu quo es así, pero basta ya, ¡nos plantamos!

1. El diario de Bridget Jones

bridget

Primero de todo: ¡no estaba tan gorda, no me jodas! Al menos en la película su peso lo define todo y, siendo objetivos, te dan ganas de pensar: Ay, Bridget, pues cuando tengas 50 ya querrás pillar tus 30. Y eso no es todo, porque aún encima Reneé Zellwegger tuvo que engordar 25 kg para encarnarla y de todos es sabido el papel mediático que en esto jugó la delgadez de la actriz. Es más, podríamos decir que engordó no para parecer un personaje gordo, si no para parecerse a una persona completamente normal alejada de Hollywood. ADORO a Bridget, ADORO a Renée pero el tratamiento de su talla en esta película es un “no” porque parece que el mensaje sea: engordamos a la actriz para el papel pero TRANQUILOS que ella en la vida real no es gorda. ¡Jamás pensemos que podría haber una actriz gorda que pudiese interpretarla y llevarse una nominación al Óscar como hizo ella!

2. Amor ciego

Cómo va a estar una gorda sexy en lencería, ¡por favor!
Cómo va a estar una gorda sexy en lencería, ¡por favor!

Esta yo no sé por dónde cogerla. Crees que su intención es buena, que te está tratando de enseñar que a la gente con prejuicios hay que enseñarle que la belleza está en el interior. Vale, La bella y la bestia lo hizo muy bien pero esta falla estrepitosamente. Lo que te enseña es que la belleza real de una persona obesa es comparable al cuerpo delgado de Gwyneth Paltrow. Un mensaje brutal teniendo en cuenta que lo que trata de decir es que la protagonista puede estar gorda, pero lo que nos tiene que calmar es que, en el fondo, lleva una delgada dentro. Porque la imagen de belleza es la delgadez, sugerir que alguien gordo pueda ser bello por dentro pero también por fuera es demasiado. ¡Ah! Y otro caso en el que fichar a una actriz gorda no parecía posible, por lo que vamos a maquillar mucho a la delgada (Gwyneth llora en su casa ante la idea de que la hubiesen hecho engordar para el papel).

3. Bachelorette (Despedida de soltera)

Entra en tema Rebel Wilson, uno de los grandes ejemplos de actriz exitosa con sobrepeso. Claro que a estas alturas no estoy convencida aún de si Rebel puede escoger papeles para empoderar la mujer gorda en el cine o se ha hecho famosa y pilla lo que le toca, incluidas pelis gordófobas. En esta en concreto Rebel es la única amiga del grupo que se casa, antes incluso que todas sus amigas delgadas (y para nada feas). De hecho, en el film se preguntan cómo es posible que la gorda del grupo haya encontrado maridazo (porque esa es otra, su marido está bueno) y se case antes que tres bombones. Lo tiene todo, incluido el momento en el que sus amigas se prueban el traje de la novia a ver cuántas pueden caber dentro de él. Vamos, joya tras joya.

4. Dando la nota

Sí, es verdad que Rebel es una gran activista y lucha mucho por normalizar en la industria actrices con su figura, pero parece que todavía estamos lejos de poder tener un personaje gordo sin que se refieran a ella como “la gorda”. “Fat-Amy” es el personaje que, y ojo porque aquí nos reconocemos, se refiere a sí misma como Amy la gorda antes de que la gente se lo pueda llamar primero. Es bastante triste y desde luego no es humor, porque esto es así cada día en la vida de millones de personas. Nos quejamos de la Amy de Rebel en esta película por lo estereotipada que está: ha de esforzarse en ser adorable… porque está gorda. Es vaga, no le interesa para nada la actividad física, la comida sale a relucir cada dos por tres… porque claro, todos los gordos son personas planas que son básicamente definidos por falta de ejercicio, comida y vaguería. A ver si Rebel consigue que la transición en el cine de cómo se define a la gente gorda tarde menos en llegar.

5. Norbit

No entiendo qué es lo que tienen de divertido esta película y en general las películas cuyo subgénero podríamos definir como “Eddie Murphy se pone trajes de gordo y se traviste de lo que haga falta”. En este caso, el ejemplo del que hablábamos, el epítome del gordo como gracioso. Y, en una reflexión más que acertada sobre el machismo de estas comedias, este subgénero de Murphy demuestra que parece que un hombre gordo sea gracioso, un hombre delgado disfrazado de hombre o mujer gorda también lo sea, una mujer delgada disfrazada de mujer gorda también… pero ¡Ah! Una mujer gorda interpretando a una mujer gorda de graciosa nada. ¿De qué se iban a reír? Porque la lección de esta película viene a ser que las mujeres gordas son muy divertidas… siempre y cuando no estén DE VERDAD gordas, porque eso sería simplemente impensable para Hollywood. ¿Una gorda de verdad en bañador? ¿Estamos locos?

6. El profesor chiflado

Honestamente, no diferencio toda esta rista de películas en las que Eddie Murphy hace todos los papeles con rellenos variopintos. En este caso la cosa va de que este señor tan agradable no merece amor porque está gordo y claro, investigando descubre en un experimento algo en el ADN que hace que te puedas volver delgado. Su alterego es un ligón pero es un poco gilipollas y claro, se supone que de lo que verdad va esta peli es de que al final el personaje encuentra el amor siendo gordo porque es amado por cómo es… pero eso no quita que haya tenido que ser interpretado por un tío delgado sacando a colación para risa del personal todos los estereotipos grotescos de los hombres gordos.

7. Love Actually

Holi a todos los que me contrataron por "gorda"
Holi a todos los que me contrataron por «gorda»

Aquí ya me caliento. Adoramos Love Actually y no hay navidad que no caiga (esta, en particular, será dolorosa porque será la primera navidad sin Alan Rickman). Así que, ¿por qué una película llena de lecciones sobre los diferentes tipos de amor que podemos experimentar… tiene metido con colador esta gordofobia sinsentido? Primero de todo porque el interés romántico de Hugh Grant NO ES una actriz gorda, no está rellenita, no tiene el culo gordo (como nos intentan hacer creer). Este hecho ya es ridículo. Y, aunque hubieran escogido a una actriz de verdad entrada en carnes, el hecho de que eso suponga una duda o un problema a la hora de que él se sienta atraído por ella sigue siendo de traca. ¿Cómo? ¿Que al Primer Ministro le mola una gorda? ¡Apaga y vámonos!