A veces tengo la impresión de que dentro de la lucha por la diversidad de cuerpos, todas aquellas que tenemos un atributo algo más pronunciado, a mayores lidiamos con que también se normalice nuestro caso concreto.

Queremos que nos vean dignas ya seamos culonas, de pecho grande, sin apenas pecho, con poco culo, de espalda ancha o sencillamente bajitas. Es obvio, todos necesitamos que el mundo se de cuenta de que cada cuerpo es real y por lo tanto fantástico. Y yo en mi posición defiendo a capa y espada la existencia de las barrigas.

Me fascina (léase con ironía) ese sector que apoya su propio body positive, ese en el que la mujer curvy es aceptada siempre y cuando cumpla con las exigencias del guión. Véase: Cero papada y cero mofletes, espalda estrecha, pechitos turgentes, barriga plana, caderas prominentes y piernas estilizadas. Y por supuesto, hay mujeres que guardan similitud con esta descripción, pero otras muchas no.

Las barrigas, esas grandes olvidadas, esas que han de esconderse bajo jerseys y fajas apretadas. ¿Por qué? Porque la sociedad no las acepta, no las quiere, las aborrece incluso. Pues yo, digna dueña y señora de una buena barriga, lo vivo a diario…

No hay pantalones para barrigas grandes.

No los hay, no existen. O te vas a un legging, un jegging, o vivirás eternamente la pesadilla de dar con un pantalón que te oprime la panza hasta la incomodidad más absoluta, o al extremo opuesto, ese en el que el botón abrocha con holgura pero te hace bolsas por todas partes. Stop pantalón saco de patatas, gracias.

El infierno de los 2000, el tiro bajo.

Aquí una adulta que vivió la adolescencia de ver a Shakira enfundada en unos pantaloncitos de tiro ínfimo. A aquella moda se sumaron todas las féminas del universo, y para nosotras las barrigudas, se presentó una dura batalla vital: vestir como tu abuela o ir de los más in pero incómoda a más no poder. No soporté más de dos días con la barriga bailando sobre el botón de mis vaqueros. Fin.

Ella cantaba ‘Suerte’, y nosotras suerte teníamos si no se nos veía la raja del culo a cada paso que dábamos.

Depilarnos a ciegas, todo un arte.

Hembras embarazadísimas a mi alrededor quejándose de que no se pueden depilar ya que la tripa no les deja verse el asunto. Historias a mí… servidora es fiel experta en manejar cualquier tipo de artilugio de depilación utilizando tan solo uno de los sentidos, el tacto. Una después se ve en el espejo y se sorprende de lo perfecto que ha quedado todo, pero es que son años de experiencia, amigas.

Barrigas veraniegas, bañadores y no bikinis.

Años hicieron falta para que yo misma entendiera que esta mi barriga y yo, podíamos tomar el sol en bikini, en topless o como nos diera la real gana. Toda una vida escuchando aquello de que con semejante tripa casi mejor un bañador, pues a una se le queda grabado en el alma y de ahí no hay quien te saque. Al menos hasta que conoces a divas barrigonas que te demuestran que un buen bikini sienta bien a toda aquella que quiera lucirlo, sin más.

Magnífica con barriga o sin ella. Lo importante es sentirse única y especial.

Embarazada ¿de qué?

Cuando di a luz, ya pasados mínimo dos meses, hubo quien me preguntó que para cuándo salía de cuentas. No sé, se ve que hay peña que piensa que un embarazo es algo así como sacarse una carrera o algo. Era barriguda antes de quedarme, lo fui mientras gestaba, y lo sigo siendo una vez convertida en mamá. Disfruté de mi tripita prenatal igualmente, pero al fin y al cabo llevo buena parte de mi vida luciéndola.

No hay camisa que me asiente

Es cierto, real, no la hay, tampoco existe. Mujer con barriga y poco pecho, camisa que abrocha en la parte superior pero no cierra en la inferior, y si quieres abrocharla por completo, te sobrará espacio en la zona de las tetas. Así que, repetimos, la moda no piensa nunca jamás never en las barrigas. Las omite por completo (o al menos lo hacía hasta hace poco).

Arriba el crop-top, abajo las túnicas.

El mundo parece emperrado en que todas las mujeres con buena barriga parezcamos King África en sus mejores tiempos. Venga blusones, venga camisas largas, venga vestidos holgados… ¡Qué pereza! ¿Quién os creéis que soy? ¿La mujer de Abelino el de las matrimoniadas? Mi cuerpo y yo queremos ir cómodos pero también modernos y si me quiero poner ese crop-top aunque me asome parte de la tripa, pues adelante que la vida son dos días.

Así que, señoras, ¡ole nuestros cuerpos, ole nosotras enteras y sobre todo, ole nuestras barrigas hermosas!

Mi Instagram: @albadelimon