Se acercan inexorablemente los días de lluvia y frío. El  invierno se instalará pronto en nuestras vidas y, cada vez más, empezará a apetecer quedarse en casita viendo una buena peli. Pero, como no solo de HBO vive el hombre (o, mejor dicho, la mujer) podemos aprovechar para folletear bajo las mantas con nuestras parejas, follamigos o amiguetes sin compromiso.

Porque una cosa esta clara, y es que en invierno apetece más follar, al menos a mí (porque sé que a otras os pasa lo contrario). Esos son los motivos:

  1. La mantita. No todos podemos tener la calefacción a 28 grados y nuestra casa está más fría de lo normal. Así que la manta es nuestra mejor aliada. La intimidad que nos proporciona propicia las caricias y los mimitos necesarios para elevar la temperatura entre tú y tu compañero de sofá. Así que déjate llevar. Ya sabes lo que dicen: lo que pasa debajo de las mantas, queda debajo de las mantas. ;)

  1. En busca de calor (humano). El invierno implica cierto aislamiento social. Salimos menos y tenemos menos relación con nuestros familiares y amigos. Tener una pareja con quien compartir estos momentos de contacto emocional, unión e intimidad te hacen sentir mejor y, lo más deseado en esos días de frio, calor humano.

 

  1. Lo que no se ve. Los jerséis anchos, las mil y una capas de bufandas y los abrigos desdibujan nuestros cuerpazos y hacen que nuestros compañeros sexuales tengan que usar lo más poderoso a la hora de ponerse a tono, la imaginación.

 

  1. La magia de la Navidad. Hay tanto amor y buen rollo por la calle que hasta nuestro Grinch interior se acaba dejando llevar por la pasión de esos días. Estamos más felices, y por lo tanto, más predispuestos a dar y recibir love.

  1. Follar con ropa. Reconozcámoslo: follar totalmente desnuda está sobrevalorado. Acurrucarte y hacerlo con calcetines o incluso jersey es de lo más gustoso del mundo.

  1. Los preliminares son más largos en invierno. El calor del verano hace que nuestro compi de juegos esté más pegajoso y tendemos a limitar el contacto a lo “justo y necesario”.

 

  1. El post polvo en verano es lo más horroroso del mundo. En cambio, en invierno apetece más que un café de esos con nata del Starbucks. Abrazarte después de una buena sesión de sexo y mantener el calor es el mejor aliciente para llegar con ganas al segundo round.

  1. El invierno favorece realizar más posturitas. El poder moverte sin sudar como una gorrina hace que pueda florecer tu maestra Kama Sutra interior.

 

No se vosotras, amigas. Pero yo, después de escribir este post, me he quedado con unas ganas tremendas  de invierno y de poder dar calor a esos días fríos.

¡Ya me contaréis! :)