Poca gente conoce esta parte de mí, y es que sí, yo he sido también una súper fangirl. Y ojo, no de esas que se ponen a hablar de su grupo, libro, película o actor favorito en redes sociales —que también—, sino de las que se liaba la manta a la cabeza y se iba a conocer a sus ídolos costara lo que costase.

Aunque tampoco costó tanto, eso también debo decirlo. Y no, no fue a un grupo de música, sino al elenco de una serie que, en su momento, me flipaba: Hospital Central.

Sí, amores, yo he sido una ferviente seguidora y fan de Hospital Central desde que empezó la serie hasta que se acabó, y vivía cada historia con una emoción increíble.

Antes que nada, tengo que decir que, al menos entre mis amigas, no era una serie muy popular, de hecho, ni la veían. Solo una, a la que llamaremos Lorena, era fan de la serie como yo.

Así que imaginad la emoción cuando un día, hablando de todo un poco, salió la serie en la conversación y nos dimos cuenta de que teníamos ese gusto, peculiar entre nuestras amigas, en común. Además de esto, Lorena estaba aprendiendo a tocar la guitarra en una academia, y yo llevaba un par de años aprendiendo por mi cuenta, cosa que también teníamos en común.

¿Y qué podía salir de todo eso? Pues una locura de juventud.

Un día, por las risas, nos dio por cambiar la letra de una canción que nos gustaba —¿quién no ha hecho esto alguna vez?—, haciendo referencia a algunos personajes de la serie. Como parecía quedar bien, empezamos a apuntar la letra en una hoja hasta que la acabamos por completo.

Lorena se sabía los acordes, así que empezó a tocarla y la cantamos, en mi casa, entre risas. Y eso fue el detonante de toda una aventura. Porque después de esa canción, hablando de todo el elenco, llegaron otras centradas en parejas icónicas.

Y todo eso derivó en grabarlas con un mp3 de la época —chuchurrío a más no poder—, para luego pasarlas al PC y de ahí a un CD. Vamos, éramos ya todas unas visionarias de lo que iba a ser el Tiktok de hoy en día.

Entonces, a Lorena se le ocurrió maquear un montón de muñecos Playmobil que tenía, y convertir a cada uno de ellos en esos personajes de los que hablábamos en las canciones. Y después se nos ocurrió a las dos hacer un montón de fotos, recreando la canción, y montar un vídeo cutre, rollo stop motion, que por supuesto para nosotras era la caña. Estábamos súper orgullosas de todo lo que habíamos hecho hasta el momento, ¡es que habían sido semanas de quedar para hacerlo todo! ¿Y qué era lo último que faltaba? Lo habéis adivinado: ir a los estudios.

Sabíamos que la serie se grababa en Madrid, así que no nos fue muy difícil dar con el lugar en el que se encontraba el estudio. Imprimimos fotografías de los actores —además eran las de presentación de los personajes—, grabamos un cd por cada uno de ellos con las canciones y el vídeo y nos fuimos hasta allí una mañana, con un mapa escrito a mano —porque en aquellos momentos Google maps como que no estaba—, la cámara de fotos y, por supuesto, los playmobil para regalárselos. 

Nosotras pensábamos que aquello iba a estar lleno de fans, ¡la serie era la leche! Pero no, resultó ser que no había ni el tato en la calle, solo nosotras dos delante de las verjas que daban al edificio donde se grababa la serie. Eso no nos desanimó, ni mucho menos, ¡al contrario! Si estábamos solas, cuando salieran, nos harían más caso. Y, para nuestra suerte, fue así.

Cada vez que alguno de ellos salía en el descanso a tomar un café o a fumar un cigarro, se acercaban a nosotras, nos firmaban las fotos, y recogían los regalos con mucho cariño. Y debo decir que, gracias a Lorena, tengo, además una foto con Jesús Olmedo, que en ese momento a mí me tenía loquita porque me parecía súper guapo. Y me lo sigue pareciendo.

Como la primera vez no pudimos ver a muchos, volvimos allí dos veces más, y siempre nos trataron la mar de bien. Incluso los que nos habían visto ya el primer día, se acercaban a saludarnos y a preguntarnos cómo estábamos. De verdad, unos amores de personas todos ellos. 

No sé qué harían con aquellos playmobil, si aún los guardan o si los tiraron; ni tampoco con los cd’s. Pero lo que sí puedo decir, es que aquellos días hicieron muy felices a dos adolescentes que disfrutaban mucho sentándose frente al televisor para ver qué nuevas historias les sucedían a los personajes.

Y sí, sigo guardando las fotos firmadas y las fotografías que nos pudimos hacer con algunos de los actores. Y sí, las canciones y el vídeo también.

 

Nari Springfield.