Hoy me siento científica y vengo con una teoría, queridas amigas de WeLoversize. Para ello os voy a poner dos situaciones.

Situación número 1

Conoces a un tío, me da igual si es en Tinder, en Badoo, en el bar de debajo de tu casa o en una manifestación. El caso es que te mola y tú le molas. Empezáis a hablar y hay conexión. En ese momento le invitas a tu casa. Llegáis y en la mesa del salón hay un libro de color azul en el que pone “Matemáticas 2º de la ESO”. Tu ligue lo mira de refilón, pero hace como si nada. En el pasillo hay una puerta abierta con una habitación vacía repleta de posters de Bad Bunny, Lola Índigo y Rosalía. El chaval ya se escama y hace la gran pregunta. “¿Tienes hijos?”. Tú respondes con sinceridad. “Sí, una hija que está en casa de una amiga”.

Situación número 2

La dinámica es la misma. Conoces a un tío, hay rollazo y acaba en tu casa. En el cuarto de la entrada encuentra sobre la mesa siete cuchillos muy afilados. Cruzáis el pasillo y en la habitación de la derecha se pueden ver ocho rollos de plástico, de esos que se utilizan para cubrir los muebles cuando pintas. La pared está manchada de motas rojas. También hay un ligero olor a podredumbre y muerte. En tu mesilla hay un libro llamado Cómo Matar A Alguien para Dummies. Él te pregunta tímidamente si eres una asesina en serie, y tu respondes que sí, pero que hoy no te has cargado a nadie.

No tengo pruebas, pero tampoco tengo dudas de que un tío saldrá corriendo con más velocidad y ganas en la situación número 1.

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Mis ligues huyendo de mi casa.

En serio, hombres del mundo, ¿qué os pasa con las mujeres con hijos? Puedo entender que para una relación seria a largo plazo no os apetezca una mierda meteros en este berenjenal, aunque mi hija es adorable. De todos modos, para un aquí-te-pillo-aquí-te-mato qué más dará.

Dile a un tío en una discoteca que tienes novio y te dirá “me da igual, yo no soy celoso”, pero uy de ti como confieses que tu coño parió un bebé. Te hará un exorcismo allí mismo y huirá del bar bailando el moonwalk.

Yo tengo la teoría de que se piensan que estoy buscando un señor que nos mantenga. Chiquillo, que tengo un puesto de trabajo cojonudo. No necesito un sueldo más en mi casa, sólo quiero que me follen con ganas que el Satysfier está muy bien, pero a veces me apetece una polla real. Ni te voy a pinchar los condones ni te voy a pedir un sueldo Nescafé para pagar la universidad de mi hija.

Y lo mejor de todo son las excusas para pirarse de tu casa cuando descubren que tienes churumbeles. “Me acabo de acordar de que madrugo”, “he dejado al perro solo mucho rato”, “me ha sentado mal la cena”, “me están llamando al móvil”… Curráoslo un poco más, que son frases muy manidas. Son mejores las mentiras de mi hija cuando suspende un examen. “Es que me tiene manía el profesor”, “es que preguntó en el examen algo que no venía en el libro”, “es que odia a los alumnos”… ¿Por qué cuando crecemos dejamos de ser tan creativos al soltar una trola?

Muchas diréis “chica, pues cuenta a tus ligues que tienes hijos desde el principio y te ahorras disgustos”. Igual tenéis razón, pero lo último que me apetece al tontear con un tío random de fiesta es contarle mi vida en verso. A mi me da igual si acaban de divorciarse, si viven con sus padres a los 40 o si tienen hijos, perros o un niño apadrinado en África. Yo solo quiero follisquear, no explicarle mi biografía ni conocer la suya.

Así que este es mi dramamá. Supongo que estoy abocada a utilizar el Satysfier por los siglos de los siglos y amén, o a lo mejor en el futuro creo una aplicación para ligar exclusiva para padres y me forro. Nunca se sabe, queridas.

 

Redacción WLS