Aún no he tenido sexo con él y mis amigas me cuestionan

No soy una monja, pero mis amigas creen que sí. A mis treinta y tantos, estoy acostumbrada a que me cuenten sus citas tinder y que el sexo llegue a la segunda cita, y me siento un bicho raro. Yo también he tenido sexo en la primera o la segunda cita, pero la cuestión es que ya no me apetece, y mis amigas me miran con extrañeza.

Las veces que tuve sexo al inicio de la relación, ahora me doy cuenta de que no estaba realmente preparada, que lo hacía por pasar un buen rato y ya está, pero que por regla general nunca conseguía llegar al orgasmo y no había mucha compenetración. Por mucha química que hubiera, era como si no nos entendiéramos. Además, sufrí algunos abusos que me hicieron inviable el volver a tener sexo casual.

Si soy honesta conmigo misma, yo no estoy hecha para el sexo esporádico. Lo he probado como una etapa de mi vida que ha tenido sus más y sus menos, pero no es lo mío. Mi estilo de apego es inseguro y necesito sentirme segura con la persona con la que estoy. Si no, me asaltan los miedos y las dudas, y lo paso realmente mal. Pero ahora sé qué es lo que quiero.

Hace tres meses que estoy conociendo a un chico. La verdad es que hubo química desde el principio y que hay mucha atracción. Pero lo estoy conociendo poco a poco. Ya hemos dormido juntos varias veces, pero aún no estamos preparados para tener sexo. Las primeras veces, yo le dije que aún no estaba preparada, y él se mostró comprensivo. Dormimos genial y nos dimos mucho cariño. Las otras veces, él tampoco se sentía suficientemente preparado para tener sexo.

Es una relación en la que estamos yendo poco a poco, conociéndonos para saber si congeniamos. Yo no quiero apresurarme para no dar por sentadas cosas y para no idealizarlo. Además, quiero que sea principalmente una relación donde cada uno tenga su vida plena en la que sea feliz, y que la relación sume a la vida personal. No quiero estar 24/7 con él, ni deseo que él lo quiera. No quiero que haya dependencia emocional. No quiero sentirme abandonada ni vacía si él no está. Simplemente quiero que nos complementemos.

Y es por eso que nos estamos conociendo así. A veces es complicado, porque conocer a alguien también implica conocer esas partes que no son tan buenas, y a veces se activan esas heridas que cada uno tenemos, y que hacen tan difícil, a veces, tener una relación.

El no tener sexo me ayuda a no “engancharme”, para así no crear una intimidad ficticia, un vínculo ilusorio que no existe. Me ayuda a no montarme una película. Porque, seamos realistas, cuando tenemos sexo en las primeras citas, no hay un vínculo aún (obviamente, sí puede surgir con el tiempo).

Con esa búsqueda de un vínculo más natural, que fluyera, he empezado a seguir mi instinto, escuchar mi corazón y hacer lo que realmente me apetece. Y si la otra persona no lo comparte o no lo entiende, la puerta está abierta. Pero si quiere quedarse y compartir buenos momentos y seguir conociéndome, es bienvenido. En eso consisten las buenas relaciones, las sanas: en entenderse y compartir. Nadie dijo que fuera fácil, pero estoy realmente emocionada porque sé que yo soy quien dirige las riendas de mi vida. No la dirige la sociedad ni mis conocidos ni mis amigos. Yo decido lo que quiero y lo que necesito.

Lunaris