Me llamo Marina y soy una señora que nunca bebe agua. O bueno, mejor dicho, bebía, porque hace un par de meses me propuse un reto: mejorar mi calidad de vida.

Tenía claras tres cosas:

  • No quiero gimnasios.
  • No quiero dietas.
  • No quiero más dramas en mi vida.

Hasta ahí, todo sencillo. Por supuesto que quería hacer más deporte, pero el gimnasio es una tortura para mi y me negaba a someterme a ella Por eso busqué otras actividades que me resultasen más entretenidas y encontré la definitiva: el yoga. Muchas me diréis que no eso no es deporte… Os pasaría mi toalla sudada al acabar la sesión por toda la cara.

Dietas tampoco me interesan. Me gusta comer pizza de vez en cuando, y los carbohidratos son mi religión. En otra vida fui italiana, porque la pasta me pirra. Eso sí, integral. Lo que sí que he hecho ha sido cambiar algunas cositas de mi alimentación como la mermelada comprada por otra casera más sana, el azúcar refinado por los dátiles para endulzar… Pequeñeces.

Y entre estas pequeñeces había una MUY importante: beber más agua.

El reto era simple, 2 litros al día. Para conseguirlo me compré dos botellas de cristal en el supermercado (muy bonitas y baratas, que luego en internet te clavan 15 euros por una botella normal, corriente y moliente). Por la mañana bebo de una y por la tarde bebo de otra. Una la dejo en el trabajo y otra en mi casa. Sencillito.

Cosas que noté…

  • Al principio meaba MUCHÍSIMO

Cuando digo muchísimo es MUCHÍSIMO. Me pasaba en el baño todo el santo día. Cada media hora me entraban ganas de hacer pis, y por la noche más de lo mismo. Mi cuerpo me estaba mandando una señal muy clara: deja de tocarme los ovarios.

Tras la primera semana o la segunda aproximadamente esto se regulo y volví a mear con normalidad. Ah, y el pis transparente total. ¿Demasiada información?

  • Mi piel ha cambiado muchísimo…

Chao acné. En serio, esto ha sido una pasada. Para que os hagáis una idea, siempre he tenido la piel mixta. Mi frente tiene más grasa que el motor de un coche y salen puntos negros y granos con una facilidad pasmosa, y en las mejillas más de lo mismo. En cambio, la zona de la nariz la tengo súper mega reseca.

Pues al parecer, tanta agua ha conseguido hidratar mi piel y la tengo mejor que nunca. Cero granos, menos puntos negros y muchísima más elasticidad. Está tan bonita que ni me pongo base.

Y cuando hablo de la piel, también me refiero a la del resto del cuerpo. La zona de las piernas era bastante delicada y me salían escamitas con mucha facilidad, pero ahora nada de nada. Está súper hidratada.

  • Me noto más llena de vida

Esto suena a anuncio de compresas pero es verdad. Noto que estoy más sana, que tengo más energía para hacer las cosas (puede que influya también el yoga), y además tengo más ganas de mantener un estilo de vida saludable.

  • Cambios por dentro, cambios por fuera

Mi intención con este reto no era adelgazar, sino sentirme mejor. No quería cambiar mi cuerpo ni mi peso, pero inevitablemente han sufrido cambios tras este reto.

Sobre todo estoy menos hinchada, ya que al sustituir las bebidas carbonatadas por agua, acumulo menos gas en el vientre.

  • Estoy trabajando por lo que quiero, pero disfrutando de lo que tengo

Este es el lema de WLS por excelencia y hasta que no me lo he tatuado a fuego en la mente no he sido capaz de disfrutar. Para ser feliz y tener salud (física y mental), hace falta quererte. Que no os engañen.

Hacer deporte porque te da asco tu cuerpo o restringir tu alimentación para cambiar quien eres sólo va a provocar una cosa: que fracases.

¿Vosotras bebéis agua? ¿Cuánta? ¿Notáis los efectos en el cuerpo y en la mente?