Antes que nada, chicas: no pasa absolutamente nada por comerse las uñas. Es un mal hábito como cualquier otro, sí, pero ¿quién no tiene algún mal hábito? Yo tengo 31 años y llevo casi el mismo tiempo sucumbiendo a esa manía asquerosa, anti higiénica, fea y nerviosa que es el comerse las uñas. Pero ¡ay omá qué rico! ¡Qué placer da ese cachito que vemos en la esquina del dedo gordo llamándonos con lujuria para que nuestros dientes se hagan con él! ¡Cómo relaja la jodida manía esta!

Atacaíto de los nervios

No obstante, es un hábito malo, que aporta un relativo placer al principio pero después nos hace sentir fatal, e incluso algunas hemos llegado a hacernos daño en los dedos con tanto mordisco. Pero si vosotras estáis felices con vuestros muñoncitos, genial. Sin embargo, a mí me daba mucha envidia esas chica que llevan las manos bonitas y cuidadas, y siempre he querido conseguir eso de forma natural, sin tener que recurrir a acrílicas o cosas así. Además, me gustan las uñas cortas, que no sobresalgan demasiado de la carne, más que nada porque si no soy incapaz de hacer NADA. Si a vosotras os va ese rollo de las uñas acrílicas gigantescas con colorines e incrustaciones brillantes, genial, de hecho todas las youtubers americanas las llevan así, pero yo no aspiraba a tanto. Con dejar el hábito me conformaba.

Así que, para las que queráis cortar con ese hábito, este es vuestro post. Yo por fin puedo decir que, desde hace más o menos un mes, conseguí dejar de mordérmelas. ¡Increíble pero cierto! Nunca pensé llegar a tener las manos como las tengo ahora. Aquí les dejo unos consejitos para que también lo consigáis, si queréis.

Britney, LEAVE YOUR NAILS ALONEEEEE!!!!

Para explicarles cómo dejé de morderme las uñas tengo que hablarles, inevitablemente, del producto estrella que ha conseguido quitarme el hábito: Raylex. Y os aviso de que este post no está patrocinado, nadie me paga por hablar de este producto: les hablo desde mi experiencia propia cuando les digo que es una MARAVILLA. Yo ya había probado otros líquidos para dejar de morderse las uñas, pero ninguno tan efectivo. Se trata de un rotulador (que parece un fluorescente de los que usamos para subrayar los apuntes) que ni gotea ni nada. Te lo aplicas directamente sobre las uñas (y si eres de morderte también las pieles, lo puedes echar alrededor del dedo) y él solito hará su trabajo. Ya te acordarás de mí cuando se te ocurra llevarte los dedos a la boca. La sustancia que lleva está en el libro Guinness de los Récords por ser mega amarga. Una asquerosidad, terrible, pero efectiva. Y así, poniéndomelo todos los días durante dos semanitas, logré dejar crecer mis uñas sin mordérmelas. Además esto lleva biotina, por lo que ejerce también una función endurecedora.

Pero claro, el rotuladorcito milagroso no dura siempre y la tentación de morder siempre estará ahí. Por eso que tienes que seguir ciertos pasos extra para evitar llevarte las uñas a la boca:

Pintártelas: No hace falta que sea nada especial; un simple brillito puede ser suficiente. La cuestión es que llevarlas pintadas las hace mucho menos apetecibles para morder, ¡al menos a mí!

– Busca algo que te distraiga de comértelas cuando tengas ganas. Juega con una goma de pelo, teclea algo en tu móvil o PC, ponte a escribir, ponte guantes, ¡lo que sea! No vale reemplazar este hábito por otro que implique morder o mascar otras cosas, porque lo que queremos es quitar también la manía de la fijación oral.

Mantén tu boca ocupada (jijiji). Porque aunque no queremos desarrollar otra fijación oral distinta, sí es bueno tener algo en la boca que nos ayude a reducir el tiempo que dedicamos a mordernos las uñas. Por ejemplo, un caramelo de chupar, un chicle…

Ir a hacerte la manicura a algún sitio especializado. Aunque creas que no tienes uñas para eso, no sólo te arreglan las uñas sino que te cuidarán las manos y su aspecto mejora muchísimo tras una sesión experta. Verte las manos más bonitas te seguirá motivando para luchar contra el hábito.

Espero que estos consejitos les ayuden, a mí hasta ahora me están funcionando… ¿seré capaz de mantener el buen propósito durante el resto del año? ¡Vamos a intentarlo!