Buscar trabajo es una mierda

 

Buscar trabajo es una mierda: así, con todas las letras. Y eso que no puedo quejarme demasiado porque desde que entré al mundo laboral, de una cosa o de otra, siempre he estado trabajando de forma más o menos estable.

Pero los periodos en los que no tengo trabajo (como actualmente) me transformo en otro ser, ya no soy yo, soy un ogro. Porque buscar trabajo me pone muy nerviosa, me cansa y saca a flote todas mis inseguridades: siento que no valgo para nada, que nunca me van a llamar de ningún sitio y que nunca volveré a encontrar empleo. Y lo siento de verdad, aunque racionalmente sepa que no es cierto.

Porque mandar mogollón de currículum, actualizarlos, ir a entrevistas y gestionar todas las frustraciones que suponen, al final acaban pasando factura. 

En una de estas me encontraba yo estos meses atrás cuando, por primera vez en mi vida Infojob dijo SI. Había solicitado un empleo en una conocida cadena de cosméticos en cuyo formulario inicial preguntaban: ¿te consideras una persona activista? Ahí saque yo mi pluma y les conté media vida. Se ve que funcionó porque a los días me llamaron para una entrevista en un centro comercial a las afueras de mi ciudad. Allí que me planté después de pasar una hora en el bus y tras la entrevista, me derivaron a otra tienda, esta vez en el centro de la ciudad, en la que ofrecían mejor contrato.

Superé esta segunda entrevista y me llamaron para hacer dos días de prueba. ¡Estaba encantada de la vida, en serio! Era la primera vez que me llamaban en la ciudad a la que me acababa de mudar, podía ir andando al trabajo y los productos y la marca parecían estar muy acorde con mis principios.

Qué bonito parecía todo, ¿verdad? ¡Ja! Pues nada más lejos de la realidad…

Una vez allí me explicaron que teníamos una base pero que el resto de nuestro salario iba por comisiones (primera red flag) pero bueno, pensé que la base no estaba mal y si llegaba a las comisiones y me sacaba un extra pues perfecto y sino pues intentaría mejorar y ya está. 

Me puse mi delantalito y durante la primera tarde de prueba ya empecé a ver cosas que no me gustaban: no aplicar descuentos que sí le correspondían a los clientes, vender cosas un euro por encima del precio que se supone que tienen o decirle a los guiris, que estaban más perdidos por el idioma y demás, que los descuentos ya estaban aplicados en los carteles del precio (cosa que, evidentemente, no era cierta).

Pero lo peor era las malas caras de las empleadas cuando las clientas no compraban lo que ellas querían y las culpas que se lanzaban unas a otras por no haber vendido tal o cual cosa. Un ambiente súper tóxico propiciado, entiendo, por la existencia de comisiones grupales pero también, a título individual. La segunda tarde no fue mucho mejor ya que, incluso, me animaron a ocultar información sobre productos que podían hacerle mal a ciertos clientes “porque es que sino no te lo van a comprar”. 

Y de ahí ya no pasé: yo puedo vender que tu marca es la mejor, puedo convencer a una clienta de que se lleve más o menos cosas que necesita, pero, hasta el momento, nunca he pasado por tolerar esos engaños para alcanzar unas comisiones imposibles y que al final, el que gane de verdad, sea el dueño mientras tú pasas las vergüenzas. Además, esta marca se loaba de trabajar con comunidades de comercio justo: ¿de verdad quieres que me crea que cuidas a las mujeres que te recogen la manteca de karité en Ghana si ni siquiera las trabajadoras de tus tiendas tienen buenas condiciones? ¿De verdad quieres que me crea que no engañas a los proveedores, todos en situaciones sociales complicadas, sabiendo que dejas que tus trabajadoras engañen a los clientes que son los que pagan tu producto?

Más tarde me enteré que esta tienda a la que presenté mi candidatura era una franquicia, no una tienda propia de la marca, así que no sé si era solo cosa de este franquiciado en concreto pero poca credibilidad tiene para mí la marca si no se preocupa del comportamiento de sus franquicias. 

 

Y que conste que entiendo y defiendo a las trabajadoras porque sé que hay situaciones muy difíciles en cada casa y que a veces, por conseguir o conservar un trabajo, hay que hacer de tripas corazón pero yo en ese momento (por suerte) pude decir que no a un trabajo que me decepcionó ya antes de empezar.

Así que aquí ando, siendo ogro de nuevo, avasallando Infojob y esperando a ver si encuentro mi sitio ¡Ánimo a todas las que estéis en el mismo barco!

Orquídea