Es difícil superar historias como la de “Wild Wild County”, “Making a Murderer”,  “The Jinx” o “Searching for Sugar Man”. Se han convertido en referentes del género documental que todo el mundo debería ver. De hecho, la primera motivación que yo tuve allá en el  2016 para hacerme suscriptora de Netflix, fue enterarme de la existencia de Steven Avery y todo lo que le había pasado. No podía creerlo cuando leí sobre él en el periódico, eso tenía que verlo con mis propios ojos, y puedo decir que lo único que no me provocó “Making a Murderer” fue indiferencia.

 Aunque todos los anteriores narran hechos absolutamente inquietantes e increíbles donde los haya, no son los únicos. Hay muchos otros documentales que no tienen nada que envidiar a estos, pero, por lo que sea, han pasado más desapercibidos.  Bien,  hoy os traigo una selección de cinco de ellos, que espero que disfrutéis tanto como yo. 

  • “Holly Hell”. Cuando solo los guapos pueden ver la luz. Este documental nos muestra veinte años de historia del grupo espiritual  Buddhafield, a través de los ojos de uno de los participantes, que grabó miles de horas en vídeo a modo de diario. Lo más llamativo de esta secta, es que solo aceptaban a gente guapa y heteronormativa entre sus miembros, iban medio desnudos calentándose unos a otros todo el rato pero el gurú de turno, un tal Jamie Simone, no les permitía mantener relaciones sexuales entre ellos, solo podían acostarse son él. Ya os imagináis el caso que le hacían. Además, a lo largo del documental se van haciendo revelaciones increíbles sobre el líder, que os dejarán cuanto menos con la boca abierta.  Si eres guapa y estás deseando ver a Dios, te conviene saber que el grupo sigue en activo a día de hoy. 

  • “El impostor”. Empecé a mentir y ya no supe cuándo ni cómo parar. Esto, en mayor o menor medida, nos ha pasado a todas, pero nadie, jamás, podrá superar al protagonista de este documental. Un adulto hecho y derecho se hace pasar por un adolescente desparecido con el que físicamente no tiene absolutamente nada que ver, y contra todo pronóstico, convence a autoridades, familia, amigos, y hasta se matricula en el instituto de turno teniendo como diez años más de la edad que dice tener. Es una locura de historia narrada de primera mano por el protagonista, porque oye, si no le dio vergüenza vivirla, menos le va a dar contársela al mundo entero. 

  • “Nadie muere en Lily Dale”. La ciudad de los espíritus. Cuando escucho eso de que EEUU es un país libre, mi cerebro asiente y se traslada a Lily Dale. Porque es tan libre como para tener una ciudad entera llena de espíritus y médiums, conviviendo todos en paz y armonía. En las casas hay vivos y muertos por igual, y en los hoteles, porque no deja de ser un destino turístico, se alojan las personas que quieren asomarse a la muerte y ver qué se cuece por ahí. La cosa funciona así, los mejores médiums de cada casa se han trasladado a vivir a este pequeño pueblo y cada cierto tiempo hacen retiros espirituales en los que, a cambio de un buen cheque, la gente puede ir a intentar contactar con sus seres queridos al tiempo que aprende sobre espiritualidad.  Un retiro para hablar con fantasmas, tuyos o ajenos, eso no te lo aseguran, pero oye, la experiencia te la llevas. Lo puedes ver en Amazon Prime.

  • “Tres idénticos desconocidos”. Todos tenemos un doble por ahí. Si solo pudiera usar una palabra para describir esta película, sería demencial. Es una de estas historias de cuando la experimentación psicológica con personas no tenía límites y ale, ¡ancha es Castilla! Cuando lo ves pasas por todos los estados anímicos imaginables, sorpresa, cuando tres hermanos trillizos que han vivido separados toda su vida se encuentran por casualidad, alegría, al ver cómo empiezan a quererse, rabia, por las pocas explicaciones que encuentran y  tristeza, por el final, que no voy a revelar aquí, merece la pena verlo por una misma para descubrir qué le deparó el futuro a estos tres chicos tan guapos y entrañables. 

  • “The Rachel Divide”. Yo sé quién soy. Si estupefacción es lo que buscas, aquí y ahora la vas a encontrar. Esta es la historia de una mujer afrodescendiente, activista por los derechos de la comunidad negra, que consigue hacerse líder de una organización muy conocida que lucha contra las injusticias raciales. Hasta aquí podría verse todo muy normal, un documental social que visibiliza el racismo latente en Estados Unidos, si no fuera porque se descubre que la protagonista no es negra. No tiene antepasados negros y por supuesto, ella misma no lo es, se hace pasar por una persona racializada adoptando actitudes, vestimenta y estilos que ella considera que pertenecen legítimamente a la comunidad negra. Como si ser negro fuera una especie de disfraz que te puedes poner y quitar a tu antojo. Cuando se descubre el pastel, lejos de avergonzarse, ella sigue en sus trece con que es negra, porque para ella, la negritud es un sentimiento.  Hay que verlo para creerlo. Lo tienes en Netflix. 

 

 

Y hasta aquí el repaso, son todos los que están, pero no están todos los que son, así que otro día más. 

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Sara Martín