Un poco hasta el coño sí que estoy, no lo voy a negar. Tengo tres hijos, con sus tres revisiones pediátricas correspondientes. Y a lo largo de los años he ido comprobando cómo la consulta de pediatría se ha ido convirtiendo en la clínica Buchinger de adelgazamiento de los famosos. No te digo yo que volvamos a los tiempos en los que el dentista te regalaba una piruleta por haberte portado bien mientras te empastaba 5 muelas… Pero de ahí a restringir hasta los zumos naturales… hay un trecho.

Y sí, has leído bien. En la última revisión la enfermera, entre otras muchas cosas, nos ha dicho que los zumos de naranja mal. Fatal. Porque al exprimir la fruta concentramos los azúcares y eso es “veneno ‘pa tu piel”. 

Os resumo un poco las normas alimenticias a las que tenéis que ajustaros de ahora en adelante si queréis que vuestros hijos crezcan sanos y lozanos y no como hasta ahora.

Consumir 5 piezas de fruta al día como mínimo. Verduras de 3 a 4 raciones (la enfermera muy amablemente me aclaró que una ración equivale a lo que nos cabe a cada uno en la palma de la mano. Ya os adelanto que a mis hijos el tamaño de la mano les varía en función de si miden verdura o chocolate). La pasta integral. El pan lo mismo y poco. Muy poco. Lo que estás pensando no, menos. Nada de rebozados. ¡¿Estás loca o qué?! Carne poca. Muy poca. Menos aún que el pan. Las patatas fritas no, al vapor. Precocinados ni los huelas. El embutido ni de pavo. Es veneno. Lácteos sí, pero no te pases eh… que te veo venir… Los yogures sin azúcar, los bebibles ni en su cumple y el queso desgrasado y solo para olerlo. Y la leche sin nada. Colacao caca. Nada de bollería industrial. Ni galletas, ni nada de nada. Mejor un bizcocho casero que en vez de endulzarlo con azúcar le puedes echar dátiles o algo así. Y para desayunar lo mejor es (os juro que esto es real) pan con aceite.

Y ahora viene mi parte favorita: las chuches. A lo que ella dijo “A ver… que chuches también hay que comer…”. Menos mal, porque ya nos estábamos asustando. Pero seguidamente añadió “Gominolas sin azúcar. Chocolate negro mejor. El blanco el veneno. Mejor chuches saladas que dulces. Y con salado no me refiero a Doritos. Patatas bajas en sal las hay que no están nada mal”. Menos mal que no se atrevió a decir que “están más buenas” porque la carcajada ya no me la podría haber contenido.

Así que aquí ando haciendo el menú semanal.

Para desayunar, leche sola. Es que ya no me la juego ni con el Colacao 0% azúcar. Una pieza de fruta y pan integral tostado con 3 gotas de aceite (que si no se me acaba la cantidad recomendada por día). Para comer, verdura (ya sean vainas, coliflor, alcachofas, lo que sea, pero sin refrito, ni bechamel, ni nada que engañe) y de segundo pechugas de pollo a la plancha (yo pongo a los tres críos en fila y les voy poniendo los filetes en la mano a ver cuál les encaja de tamaño. Aunque quema un poco, se los pruebo recién hechos porque si lo hago en crudo luego encoje y se quedan con hambre). Sin pan, que ya se comieron su ración diaria en el desayuno. Y de postre una pieza de fruta. De merendar, llamadme blanda, pero a parte de una pieza de fruta les doy un trozo de bizcocho casero integral y sin azúcar que guardo en un tupper con una onza de chocolate para que se le pegue aunque sea un poco el olor. Y de cenar pescado hervido con guarnición de verduras al vapor y otra pieza de fruta.

Como veis, me faltaría una pieza de fruta y dos raciones de verduras así que les despierto a media noche para que completen su dieta. 

No os lo vais a creer, pero mis hijos de 7, 10 y 13 años no están conformes con los nuevos hábitos alimenticios. Ellos se comen la coliflor, pero con bechamel. Se comen las vainas, pero con un sofrito de ajos. Se comen el pescado, pero rebozado o con unas patatas panaderas al menos. Y llamadme loca, pero la leche con un poquito de color tampoco es el fin del mundo.

¿Nos estamos volviendo locos del coño o es cosa mía? Yo sintiéndolo mucho seguiré haciendo lo que hasta ahora, dándoles de comer lo mejor que pueda e intentando encontrar un equilibrio entre comer lo más sano posible y VIVIR sin obsesiones.

Y sí, hoy al pequeño le he dado una piruleta porque se ha portado fenomenal en la revisión de la Buchinger (pero sin azúcar eh… que no quiero problemas…).

 

Marta Toledo