Era un tarde tranquila apacible en la redacción virtual de Weloversize cuando, de repente, nos pusimos a hablar sobre las múltiples posibilidades del chorro de ducha en temas de masturbación. Algunas se declaraban seguidoras incondicionales de esta técnica, otras comentaban otras que preferían… y la conversación acabó girando alrededor de cómo nos iniciamos las Loversizers en el onanismo. Tras una rápida encuesta entre las que estábamos allí presentes, aquí os traigo una recopilación de las mejores técnicas y momentos.
Descubrir nuestros cuerpos no siempre es evidente. Las revistas que leemos cuando somos pre adolescentes nos hablan mucho de cantantes famosos, de cómo ligarse al tío bueno del insti o de descubrir qué tipo de amiga eres. Sin embargo, no recuerdo ni un solo artículo sobre ‘por qué te da gustito frotarte con cosas y qué puedes hacer para que te guste aún más’. Ser consciente de que eso que tienes entre las piernas puede darte placer cuando te tocas no es una obviedad cuando tienes 11, 12 o 13 años, pero aún así a esa edad descubres sensaciones que quieres seguir explorando… Y cada una lo hace a su manera, que por lo que descubrimos mientras hablábamos en esta encuesta improvisada, no cambia tanto de unas a otras.
Team almohada
El froti froti con la almohada (y quien dice almohada dice cojines o peluches, que ante todo somos mujeres versátiles y adaptables del siglo XXI) parece ser una de las técnicas más extendidas. Sin que necesariamente hubiese un fin erótico o puramente sexual en ello más allá del ‘estoy aquí a oscuras y esto que hago me da mucho gustito’, algunas llegaron así a su primer orgasmo. Una de nosotras declaraba: ‘ Lo mío fue con solo 11 años al froti froti con la almohada pensando en un chico que me gustaba del campamento’. Hubo hasta quien bautizó esta nueva sensació: ‘mi primer orgasmo fue con la almohada y llamé «no pares sigue sigue» al gustirrinin que me dio‘.
Team ducha
Este es otro de los ritos de iniciación más extendidos, y es que quién no ha experimentado alguna vez con el chorro de la ducha. ‘Descubrí la fuerza del chorro siendo muy pequeña, a los 12 años o así, gracias a un chorro de masaje en una piscina. Como sentía que tenía poca intimidad y después de meses pensando el gustito que daba aquello, me decidí a probar la ducha y aquello fue la mascletá y el caloret y todo’ . No fue la única: ‘con el chorro de la ducha también me inicié yo en plan QUÉ COÑO ES ESTO siendo bastante pequeña. Luego mis padres pusieron hidromasaje en casa y el resto es historia’.
Team utensilios del hogar
Una vez que algunas empezaron a darse cuenta del gustirrinín que daba frotarse contra casi cualquier objeto, decidieron que era un buen momento para seguir investigando. Lo que ahora solucionamos fácilmente con un vibrador, nos llevaba en aquella prepubertad a experimentar con lo que veíamos a nuestro alrededor. Así, a alguna le picaba la curiosidad sobre qué se sentiría al meterse cosas ahí dentro, y acabó convirtiendo el mango del cepillo del pelo en su mejor aliado. Otra de nuestras colaboradoras trató de aprovechar un cepillo de dientes eléctrico que ya no usaba, aunque el frote directo resultó un poco too much. Entre las más precoces alguien declaraba: ‘otro objeto cotidiano que usé para frotarme fue el mando a distancia siendo muuuy pequeña, con 7 u 8 años porque lo hacía mientras veía pelis de Disney y mi madre dormía la siesta’. Por último, tenemos entre nosotras a unas cuantas adeptas al froti froti con los calcetines: ‘Yo me metía calcetines dentro de las bragas, en plan burruño, y a empujar’.
Mención especial para el grupo de chicas que se inició en esto del froti froti no con almohadas, chorros ni utensilios del hogar, sino en compañía de las que hemos decidido denominar amigas de froti froti. Pero sobre esto ya haremos un post completo, que yo he venido aquí a hablar de masturbación.
Todas estas declaraciones, por cierto, dejaron algo sorprendidas a algunas de las presentes, que decían no haberse tocado hasta tener pareja y haber perdido su virginidad, y que además no habían empezado con ningún objeto sino con sus manitas directamente.
¿Y vosotras? ¿Cómo empezasteis en esto de descubrir vuestros cuerpos y el placer que podían proporcionaros?¿Tenéis alguna anécdota que contarnos?¡Somos todo oídos!