Como es vivir siendo una persona altamente sensible.  

Crecí escuchando de mis amigos, familiares y conocidos, cosas como las siguientes: “eres llorona, dramática, enrollada, te gusta hacer problemas de nada, eres demasiado delicada”, y la más común y posiblemente la más dolorosa y errónea, “te gusta llamar la atención.” 

Creo que después de escuchar algo cierta cantidad de veces, uno simplemente termina creyéndolo. Pero hace poco, por una sugerencia de YouTube, terminé viendo un vídeo que me hizo entender que no soy ninguna de las cosas anteriores, o quizás si, pero es una condición, y no es mi culpa. Mucho se habla de la depresión, de la ansiedad, pero muy poco conocida es la alta sensibilidad, que, créanlo de alguien que lo padece, puede joderte la vida. 

Ser una persona híper sensible o altamente sensible, significa sentir todo con mucha intensidad, tanto las emociones negativas como las positivas, y por ahí hay un dicho que dice que es tanto una maldición como una bendición sentir con tanta fuerza. Ser híper sensible es tener dificultad para mantener relaciones (románticas, amistosas, laborales) ya que cualquier ofensa, por pequeña que sea, se siente como la más imperdonable. No porque sea dramática o quiera llamar la atención, es porque realmente duele y mucho, así para la otra parte no haya significado gran cosa.

Así como nos lastiman fácilmente, ser híper sensible nos mantiene en un constante estado de ansiedad, ya que sentimos y creemos que con la misma facilidad, hemos herido u ofendido a las personas que nos rodean. Cada ladrón juzga por su condición, ¿no? 

Es cuestionarse cada broma, cada comentario, cada respuesta dada. Es sentir que la otra persona está molesta contigo, o incluso que la relación está arruinada, por un malentendido o situación que solo ocurrió en nuestra cabeza.

Esa híper sensibilidad está muy presente frente a los estímulos: sonidos muy altos, colores muy brillantes o situaciones tensas, pueden resultar insoportables para las personas hipersensibles. Por eso no me gusta el cine, y mucho menos que llegue alguien con ruidos altos (música, voz) a invadir nuestro espacio. Eso nos sobre pasa.

Trabajamos muy bien solos, y por el contrario al estar siendo observados o supervisados, es como si la torpeza se apoderara de nosotros y producto de la ansiedad, comenzamos a hacer todo mal.

 Disfrutamos de la soledad, la necesitamos, y estar mucho tiempo en compañía y más aún con muchas personas, nos agota. 

Somos altamente empáticos, y por eso se nos da tan fácil llorar, sentimos incluso el dolor que no es nuestro. En un trabajo, tuve un par de compañeras que siempre discutían, y cada vez que esto pasaba, yo debía correr al baño y encerrarme ahí a esperar que la discusión terminara ya que no soportaba la tensión. 

Nos gusta mucho el arte, si, porque ahí podemos sentir con toda la intensidad que poseemos, sin que sea un problema. 

Un dato curioso de la híper sensibilidad es que cerca del 20% de las personas la padece. Una vez que supe esto y los rasgos, me sentí bastante aliviada de saber que no: no soy dramática, ni enredada, simplemente siento mis emociones con más intensidad que la mayoría de las personas. Y no estoy sola, un sólido 20% de la población está conmigo. 

Así que si tienes problemas para lidiar con los estímulos y situaciones de la vida diaria, no eres una “drama Queen” o cualquier otro adjetivo descalificativo que alguien o tu misma hayas usado para denigrarte, probablemente solo seas una persona altamente sensible, o híper sensible, y espero que esté artículo te haya ayudado a verlo como a mí me ayudó aquel vídeo.

 

Danellys Almarza