Siempre hemos oído que la convivencia es la tumba de la pasión. Y lo que realmente mata es al monotonía.
La falta de sorpresas, la falta de interés, el descubrir cosas nuevas de la otra persona, el hacerlo todo de igual forma día tras día sin que nada varíe ni cambie.
De hecho hay estudios en los que dicen que a las personas que se les pasan las semanas y los días de forma muy rápida, incluso los años sin que se den cuenta es porque cada día hacen los mismo. Que si viviéramos cada uno de nuestros días de forma diferente la vida sería o nos parecería mucho más larga.
Es difícil pensar en tener un día diferente al otro, ya que por obligación tenemos que ir a trabajar ocho horas diarias al mismo empleo, con las mismas personas etc. Pero aunque cueste, con la pareja sí podemos hacer que no llegue esa monotonía que nos aburre y que mata absolutamente todo lo maravilloso que viste en ella cuando la conociste o en los principios que tanto idealizamos.
Una de las cosas que hoy en día son más culpables aunque parecen absolutamente inofensivas ya que las usamos constantemente son las redes sociales. Cuando uno llega a casa con su pareja, muchas veces por instinto coge su móvil y se estira en el sofá mientras el otro hace lo mismo. Esas dos personas que llevan todo el día sin verse se pueden pasar horas sin dirigirse la palabra. Están juntas pero en realidad no se están prestando atención.
Las series constantes, que muchos creen que ver en pareja hace que les una. Personalmente creo que Netflix es la plataforma antipolvos por excelencia. Ya que cuando acabas las series que os tienen enganchados sin parar, estás muerto de sueño y nadie tiene sexo después.
La tele en sí hace lo mismo. Que dos personas estén pendientes de una pantalla y no de lo que tienen al lado aunque vean la película cogidos de la mano.
Por lo que trucos que nos pueden servir para no llegar a esa temida monotonía son por ejemplo dejar los móviles en la entrada de casa al llegar, y no volver a tocarlos hasta el día siguiente. Pruébalo. Verás que hablas con tu pareja. Simplemente conversaciones banales de como ha ido el día, o cualquier anécdota de vuestro trabajo.
Un día sin tele. Por lo menos un día a la semana deberíamos hacer el día sin televisor, ni series ni nada. Pon música y cena en silencio, los dos solos. Verás que es bueno para la comunicación, para la intimidad, y también para que surja de forma más fácil el sexo.
Sorprender a tu pareja de vez en cuando. Con algo que sepas que le excita. Sean disfraces, ropa, ropa interior, actitudes… cada pareja es un mundo pero todos sabemos qué debemos hacer para que en cuanto nos vea el otro se ponga a mil.
Tener citas también es algo divertido y que ayuda a romper el día a día. Puedes quedar con tu pareja en un restaurante para cenar, ir por separado, aunque viváis juntos. Arreglaos los dos para el encuentro. Como hacíais al principio. Y luego que surja la chispa.
También se pueden tener citas en hoteles para tener sexo con tu propia pareja. Es un juego fácil y que puede reavivar la llama. Podéis quedar en un hotel por horas de esos que se usan para lo que se usan. Que hay muy monos con camas redondas, espejos por todos lados… Y tener sexo y luego marchaos cada uno por vuestro lado como si hubiese sido un encuentro fortuito. Quizás al llegar a casa os apetezca repetir.
La cuestión es no limitarnos a esperar al fin de semana para hacerlo. No hacerlo siempre en la cama, ni a las mismas horas… La pasión hay que avivarla como un fuego que quieres mantener. Y la rutina lo apaga como una jarra de agua muy fría. Por lo que aunque cueste, si quieres que no se apague, mantenlo vivo.