Cómo sobrevivir con niños en una sala de espera

 

Llevo una temporada de médicos terrible. Además, soy autónoma, y las visitas a la Agencia Tributaria y a Hacienda no cesan. Tengo una niña de 2 años y medio a la que me llevo a todos lados, ya que no tengo ayuda externa. Ha tenido que venir conmigo al ginecólogo, ¡qué otra cosa podía ser! Y, poco a poco, he ido aprendiendo a entretenerla en las largas esperas que me ha tocado vivir durante estos meses. Os comparto mis consejos, pero me quedo al hilo para leer los vuestros. ¡Compartir es de sabios! 

La opción artística: cuaderno y colores

En mi caso, es de las opciones más eficaces. En la mochila de mi hija no faltan los rotuladores lavables y una libreta para hacer dibujos. A veces pinta ella, otras veces me pide pintar a mí. El objetivo es el mismo: mantener a los menores entretenidos. Suelo proponer dibujar objetos del entorno, como por ejemplo una planta o una silla, e introducir además las palabras a su vocabulario. 

En una ocasión, mi hija me pidió pintar a Peppa Pig y el dibujo se volvió viral en mis grupos de WhatsApp al parecer una polla. ¡Mentes retorcidas! 

La alternativa de los libros ilustrados

Los libros me dan muchísimo juego, ya que no solo se trata de leerlos sino de interactuar con ellos. Decir qué objetos vemos en cada página, qué colores predominan, cómo van vestidos los personajes, cómo se sentiría en la circunstancia que atraviesa el protagonista. Usamos los libros más allá de la palabra impresa. 

No subestimemos a la comida

Cuando el tiempo de espera se hace más largo de lo habitual y mis recursos se agotan, opto por el break de la comida. Una botella de agua, un zumo, un sándwich, una pieza de fruta o un paquete de galletas, que me dan un extra de unos 10-15 minutos al reloj de la paciencia. Mi bolso es un kiosquito, capaz de salvarle de alimentar a un náufrago extraviado durante un mes en una isla desierta. 

Siempre nos quedarán los juguetes

A mí me funcionan, especialmente, los que tienen ruedas. Quizá sí que son algo más molestos para el resto de personas que te acompañen en la sala de espera, pero suelen ser efectivos y mantienen al margen las pataletas. Hacer carreras con los coches, un circuito o unos autos de choque. También destaco los muñecos, tipo Barbie o marioneta, al poder crear diálogos e historias con ellos.

¿Una canción? 

Si ya los juguetes pueden tocarle la moral a alguno de los presentes, quizá cantar empeora la situación; pero estamos llegando al borde del precipicio y se trata de usar todas las cartas de nuestra baraja. Mi hija adora la música, escucharla y crearla, por lo que recurrir a ella es una elección válida. Susurrantes, hemos cantado la banda sonora al completo de Frozen esperando al pediatra con una hora de retraso. Con coreografía, interpretamos Encanto en Hacienda. Soy de la opinión de que mejor la risa de un niño, que no su llanto. Que me perdonen los testigos. 

Y, por último, las pantallas

Si no queda otro remedio, tiramos de pantallas. Móviles o tablets, siempre bajo supervisión de un adulto, controlando el contenido y el tiempo que invierte. Este post está dedicado a menores de 5 años, de esta manera apoyo que no exista interacción con la pantalla; tal solo ofrecerle sus dibujos favoritos, sin tener acceso a las aplicaciones ni a juegos, que puedan crearle cierta adicción. 

Recuerdo que le tuvieron que realizar a mi hija un electroencefalograma y La Patrulla Canina nos ayudó a sobrellevar la prueba. Lo mismo cuando le hicimos una analítica… ¡Bendita Vampirina

María Romero