Conozco pocas chicas que no hayan recibido más de un fotopene en sus redes sociales. A mí personalmente es algo que me sacaba de quicio al principio pero con el tiempo me empezó a dar pereza hasta enfadarme, que no está la vida como para pasármela amargadita por cuatro memos con carencias afectivas. 

La cuestión es que hubo una época en la que empecé a recibirlos con bastante frecuencia y me decidí a usar una táctica nueva: responderles súper educadamente, como si de una carta al decano de la uni se tratara. 

La respuesta siempre era esta:

“Estimado (inserte nombre de usuario). Desde la directiva de esta cuenta de Instagram, le agradecemos enormemente su interés por mostrarnos su miembro viril en plena acción. Solemos agradecer conocer a una persona viéndole la cara primero pero creemos que nos ha mandado su pene por ser la parte más bonita de su cuerpo, lo cual nos hace asumir la belleza del resto. Aun así, agradeciendo de nuevo su gran interés y generosidad, rogamos no vuelva a ponerse en contacto para mandarnos nudes sin nuestro consentimiento. Gracias”. 

Como os imaginaréis, las respuestas que recibí fueron bastante variopintas: hubo tíos que directamente no entendieron la ironía, que se ve que es algo de cerebros un poco más finos y ni siquiera contestaron. Hubo otros que lo entendieron perfectamente y no pudieron evitar sacar a relucir sus instintos más primitivos llamándome “zorra”, “calientapollas” (por según ellos provocarles con mis fotos de IG), “fea” (aunque por lo dura que la tenían en la foto todo apuntaba a que algo les ponía) y otra serie de lindeces.

Entiendo perfectamente que cuando una tía te rebate tus guarradas con un poquito de sátira, en el fondo lo que pasa es que te saca los colores. Está claro que muchos hombres están acostumbrados a poder expresar su deseo sexual de cualquier forma y que nunca se les ponga freno porque para eso estamos las mujeres: a su entera disposición. No me dolió en absoluto leer todo lo que contestaron a ese mensaje, por el contrario me dieron mucha lástima por no tener ningún tipo de argumento con el que excusar su mal gusto más que insultarme con los calificativos que suelen usar contra nosotras cuando sencillamente les duele el ego. 

Todavía hubo un tipo más de respuestas que reconozco fueron las que más me impresionaron porque nunca pensé que existirían. Hubo varios, tampoco voy a decir muchos, que respondieron a ese mensaje disculpándose. Evidentemente no puedo asegurar que lo hicieran de corazón pero se tomaron el tiempo de hacerlo, que ya es mucho más que lo que otros hicieron (la mayoría) y claro que lo ideal sería que directamente no lo hicieran pero me quedo con la buena intención, ¿no? Me respondían cosas tipo “en realidad no sé por qué lo hice”, “debería haber pensado que podía hacerte sentir mal” y honestamente, ya os digo que fueron pocos quienes contestaron así pero lo agradecí. 

Estos fueron los tres tipos de respuestas que recibí y que me dejaron con la sensación de que a los tíos les cuesta mucho, demasiado para mi gusto, reconocer que tienen un trabajo grande que hacer con su ego. La sociedad lleva años enseñándoles que ser “el macho alfa” es de ser un triunfador y se pone poco en valor educarles para respetar a la mujer y no violentarla con este tipo de situaciones y muchas otras. Creo que en el fondo todos son conscientes de lo que pasa pero lo siguen haciendo por esa educación que han recibido y esos mensajes que reciben a diario de la sociedad que lo sigue perpetuando. Si no fuera así no saltarían cómo lo hacen, de esa forma tan despectiva y tratando de hacer daño. Son muy pocos los que nos escuchan con humildad y la verdad: eso solo me hace tener más ganas de no parar de plantarle cara a esto. 

 

Redacción WLS