¿De qué va el sexo?

Dejando a un lado la labor reproductiva, se podría decir que el follisqueo va de disfrutar. ¿No?

De intimar con otra persona y pasarlo bien. De explorar nuestros cuerpos, averiguar qué nos gusta, cómo obtenemos el mayor placer.

A grandes rasgos, se puede resumir así.

De lo que no tendría que ir nunca es de sentirse incómoda, de pasar un mal rato. Ni de comerse la cabeza ni de estar pensando en nada más que en vivir el momento y gozar.

Es muy triste, pero yo me encuentro mucho más a menudo en el segundo caso que en el primero. Pues hay ciertas cosas que no me dejan tener sexo en paz y las voy a resumir aquí:

 

  • TIMIDEZ

La verdad es que me cuesta conocer a gente nueva, ya no digamos entrarles a chicos, por lo que lo de irme a la cama con ellos es otro nivel. Uno de riesgo y de la más alta complejidad. Si no hay un mínimo de confianza, se pone muy complicado el tema.

Cosas que no me dejan tener sexo en paz
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  • DEPILACIÓN

Soy de las que se depila porque le gusta, pero sin llegar a la obsesión ni nada. Quiero decir, me gusta llevar depiladas las piernas, las axilas y lo que viene siendo las ingles y el pubis, pero no siempre voy perfectamente rasurada. Y si surge y yo no voy como considero que debiera… lo llevo regulinchi.

 

  • INEXPERIENCIA

No lo puedo evitar, si siento que la otra persona tiene mucha más experiencia que yo, se me corta el rollo. En vez de aprovechar la situación y dejarle que me enseñe todo lo que sabe, lo que ocurre es que me tenso porque no quiero que me vea torpe. Me da miedo hacerlo mal, no conseguir satisfacerle. Si es que lo mío no es normal.

 

Cosas que no me dejan tener sexo en paz

 

  • HIGIENE

Pues sí, otra con eso de que si no está recién duchada no lo hace a gusto. Nada de que me metan la cabeza entre las piernas o me hagan un trajecito de saliva. A lo sumo un mete-saca sin demasiadas pretensiones y poco más.

Cosas que no me dejan tener sexo en paz
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  • COMPLEJOS E INSEGURIDADES

Esos grandes cabrones, siempre al acecho. Susurrándome que mejor no me quite el sujetador, que en esa postura todo lo que se ve son mis lorzas. Que seguro que está notando la piel de naranja mientras me aprieta el culo. Etcétera, etcétera, etcétera. Y eso si he llegado a propiciar un encuentro sexual, porque a veces mis complejos e inseguridades se lo curran tanto, que me paro en seco ya mucho antes siquiera de empezar.

No solo me torturan en los momentos de intimidad, los muy mamones se meten en todas y cada una de las facetas de mi vida. Y nunca para nada bueno.

 

Podría añadir también a mi perrita a esta lista, que la tía es especialista en venir a molestar en el momento más oporturno. Pero lo cierto es que solo es cuestión de cerrar la puerta y dejarla fuera.

Así que voy a seguir trabajando para algún día poder hacer lo mismo con todo lo demás, dejarlo fuera, echar el cerrojo con doble vuelta y simplemente disfrutar.

 

Vivi

 

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