Mis mellis tienen ahora tres años. Y, aunque tengo experiencia con niños porque he trabajado de niñera muchos años, no estaba ni medianamente preparada para algunas de las cosas que he tenido y tengo que decirles.

A veces es que me parto con ellos. Y, he de confesar, que en ocasiones me gustaría saber apreciar la vida como la hacen los enanos. Sin filtros, sin censuras, les gusta algo, lo expresan.

Aquí os traigo algunos ejemplos:

  • No, no puedes chupar la pared.

No sé por qué, pero desde que le movimos de la cuna a la cama lo primero que hace mi hijo cuando le mandamos a dormir es chupar la pared. Al lado de su camita, desde donde va la almohada hasta donde acaba su cuerpecito. La chupa en horizontal como si le diera un beso de vaca, y se tumba a dormir. Y encima deja mancha, que tengo las paredes que dan pena verlas. Pero no hay manera de impedírselo.

 

  • No, no puedes besar el coche del vecino que está aparcado en la calle.

Y quien dice coche, dice piedra del suelo, palo del parque o el tobogán. Esta tengo que decirla al menos diez veces al día a cualquiera de los dos. Cualquier cosa que les gusta, la besan. Que una intenta no ser una madre sobreprotectora y dejarles explorar e investigar el mundo por su cuenta, pero dejarles que besen la rueda de una moto me parece excesivo.

 

  • No, no puedes comerte la cena del gato.

Siempre que puedo, intento darles opciones para comer/cenar. ¿Quieres una tortilla o unas croquetas? ¿Quieres una manzana o un yogur de postre? Pues la respuesta de mi hija suele ser siempre “¡Gatito food!”. Lo que viene siendo la comida del gato. Y más de una vez la he pillado a cuatro patas maullando, acercándose al bol del misino con ojos de deseo, mientras el pobre gato la mira con cara de póker.

 

  • No, no puedes beberte el agua de la bañera.

O el agua de los charcos, o el agua que se ha quedado estancada en la casita que tienes en el jardín. Durante el día, me cuesta horrores que mi hija beba algo. Ya sea agua (del vaso), leche, zumo…no le gusta, no está interesada, no quiere. Sin embargo, en cuanto la pongo en la bañera coge uno de sus cubos de juguete e intenta beberse el agua con jabón. Lo siento mi amor, pero esa agua no. ¿Cómo narices razono con una niña de tres años que casi no habla, para hacerle entender que no se puede hacer eso?

 

  • No, no puedes limpiarme el chirri. Y no, tampoco el culo.

En mi casa, por costumbre el cerrojo del baño esta de adorno. No he tenido costumbre de echarlo nunca.

Mi hijo ahora me sigue al baño y entra mientras meo o cago. Y se va al rollo de papel, coge un trozo, e intenta metérmelo entre las piernas. ¿Mami ayuda? ¿Limpia chichi mami? ¿Mami culo full of cacotas?

Que me lo comería, no me malinterpretéis, pero, no gracias. Me ha costado, pero mamá sabe limpiarse el culo solita mi amor.

 

¿Tenéis alguna ocurrencia más que añadir a la lista?

Andrea M.