Vengo a contar uno de los momentos más bochornosos de mi vida. Un espectáculo lamentable y que como no, está relacionado con alguna de mis ex parejas porque a una le gusta más una polla que a un tonto un lápiz. Para que os hagáis una idea de lo que se viene, solo diré que en mi cabeza ya suena mal… Así que por escrito ya ni os cuento.

Podría contarlo como una historieta graciosa, rozando lo perverso, pero realmente quiero ser buena persona y no maltratar a mi yo del pasado que bastante tiene con lo suyo. Lo contaré como algo pedagógico, de formación básica incluso. Cultura general, mis niñas. Bienvenidas a este curso de FP de qué no hacer cuando te deja tu ex. 

Las tonterías que llevamos a cabo cuando comenzamos a conocer a alguien las tenemos ya más que aprendidas, pero poco se habla de las que se hacen cuando nos dejan.

No hablo de ver películas tristes ni de comer helado. OJALÁ me hubiera dedicado a eso, pero no, yo me dediqué a hacer otro tipo de despropósitos. Cuando una relación termina de manera unilateral (ejem) nos sentimos insultadas, al menos yo me sentía así.

¿CÓMO OSA ESTA PERSONA A DEJAR A ESTA DIOSA? A ESTA DIVA, A ESTE SER DE LUZ, A ESTA MARAVILLA DE PERSONA, YO QUE TANTO HICE POR ÉL… Y TANTAS COSAS LE PAGABA (porque-la-amiga-muy-lista-no-es) Y ASÍ ME LO DEVUELVE??? NI UN PLEBISCITO NI NADA. ESTO NO SE VA A QUEDAR ASÍ. 

No sé si sería porque en aquel entonces no vivía en España y tenía una percepción distinta de lo que es la vergüenza ajena, que yo no iba a dejar que esta temporada de mi vida acabara con una ruptura amorosa a medias. No era un buen cliffhanger. Quería que me dijera las cosas a la cara por última vez antes de marcharme porque EL MUY COBARDE ENCIMA ME DEJA POR WHATSAPP. DRAMA  MILLENNIAL

Amigas, yo estaba muy mal, ¿sabéis ese punto del desamor donde dejas de comer? Pues justo ahí. Como bien dijo Massiel “el amor te destroza, te rompe, te parte, te quiebra… Y te deja hecho mierda”. Pero es que también dice que “te hace ser malo y ese que tú no quisieras…” Y yo a Massiel no le puedo llevar la contraria… Le sigo hasta el ritmo bebiendo chupitos. 

Enfurecida y despechada, mis últimos días en Londres los pasé planeando mi VENDETTA contra el que no debe ser nombrado. Iba a ser la mala mujer (sin uñas de gel) que no había sido en todo este tiempo y junto con dos amigas que vinieron a visitarme y ayudarme con la mudanza me planté en la puerta de su trabajo para pedirle una explicación.

ERROR. EQUIVOCACIÓN. MISTAKE. ERREUR. DESASTRE. FAIL. HECATOMBE.

Le envié mensajes, lo llamé al móvil mil veces, toqué a la puerta de su trabajo preguntando por él, hablé con todos sus compañeros que evidentemente estaban al tanto de la situación y me conocían, y más evidente aún fue que no me dijeron donde estaba. Me inventé la excusa perfecta, grité y pataleé con muchas (demasiadas) Dakota Vives y como no había manera, envié a las pobres de mis amigas a seguir preguntando por este mamarracho que finalmente y como era de esperar no dio la cara porque acabó saliendo por la puerta de atrás.

 

De pocas cosas me arrepiento tanto. La primera es de haber salido con este aspirante a ser humano y la segunda es este episodio tan bochornoso que me perseguirá toda la vida. Buscando un buen final que diera sentido a mi etapa en el extranjero, acabé con un final de temporada peor que el de Juego de Tronos. Desperdicié mis últimos días en una ciudad increíble con dos de mis mejores amigas dejándome llevar por los celos en un arrebato de locura transitoria que acabó convirtiéndome en todo lo que no quería: una mujer despechada que perdió toda la dignidad por un tío que no merecía ni un penny

Hermanas, cuando pasemos por alguna situación similar, dejemos el odio y el rencor a un lado. Respiremos tranquilas, vayamos a darnos un voltio escuchando a Ladilla Rusa para que se nos pase el disgusto y ya luego pensaremos qué hacer consultando siempre a nuestro Consejo de Sabias particular. Lo que hoy nos desborda con el tiempo será solo un fallo de raccord en la serie dramática en la que yo al menos convertí mi vida. Bueno, quien dice dar una vueltecita dice meditar un rato, verse todos los vídeos de ASMR que existen o tres meses de yoga o biodanza que relajan un montón.

A mí no me valió ni la vuelta, ni el ASMR, ni la meditación, ni el yoga para darme cuenta del esperpento en el que me convertí y la gilipollez que realicé: yo tuve que hacer un viaje de avión de vuelta a casa para que se me bajaran los humos.

 

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