Nos conocimos en la presentación de un libro de un amigo que teníamos en común. Esa tarde hablamos un poco y a las pocas horas me agregó a Facebook y hablamos por privado. Parecía una persona muy alegre, inteligente y con muchos proyectos. Decidimos vernos a solas después de unas dos semanas de todo aquello. Fuimos al parque y el me habló del libro que estaba escribiendo. Estaba muy ilusionada, me sentía muy atraída por él. El amigo que teníamos en común intentaba decirme que no era una persona muy estable, que cambiaba de opinión muy rápido, pero yo decidí descubrirlo por mi cuenta. Seguimos quedando, hasta que un día tomando algo, él me comentó muy serio que estaba viendo a otra chica al mismo tiempo. Me lo tomé bastante mal, me salí a fumar un cigarro sola para intentar tranquilizarme. No sabía si estaba dispuesta a tener una relación así. Yo nunca he sido una chica de rollos  o relaciones abiertas. Me dije a mí misma que no pasaba nada, que solo nos estábamos conociendo y como todavía no tenía sentimientos no me importaría. Le comenté que no pasaba nada y que yo conocería a más gente también. En cuanto dije eso su expresión cambió y me pregunto directamente si ya tenía a alguien en mente. El juego había empezado…

Después de varias citas decidimos ir a un hotel a pasar la noche. Fue bastante frío todo, yo lo achaqué a que no nos conocíamos lo suficiente y necesitábamos más confianza. Meses más tarde me enteré de que pocos días después se fue a casa de la otra chica y se acostaron. Al enterarme sentí asco, me puse a llorar…él me dijo en ese momento que pensaba que yo sabía que se había acostado con la otra, que por qué estaba así…

 

Después de un tiempo, yo me iba sintiendo con más ansiedad, ya que siempre que quedábamos pensaba en si había quedado con la otra al día siguiente,  o si la otra le estaba mandando mensajes, etc, etc. Llegó el día que no lo soporté más y le dije que tenía que elegir. Él me dijo que pensaba lo mismo y ese mismo día supuestamente le dijo a la chica que no se verían más. En vez de sentirme feliz, seguí sintiendo ansiedad.

La chica no desapareció, seguía apareciendo en nuestras conversaciones. Me contaba lo maravillosa que era, que viajaba mucho, que había pasado por muchas cosas y que de todas maneras lo habrían dejado porque ella se iba a mudar. Con eso yo sentía que me decía que la razón para dejarla no era yo sino que la chica de todas maneras se iba a ir y se quedó conmigo porque era la opción más rentable.

Otro capítulo comenzaba. Le comenté que nuestro amigo en común me había hablado de él (error mío). Empezó a sentir paranoia y después de un tiempo me pidió que sacara a mi amigo de mi vida. Le dije en ese momento que no me parecía bien que me pidiera tal cosa, que yo sabría manejar la situación. Sin embargo, dejé de lado a mi amigo. Quizá el único amigo que tenía en ese momento. Me porté fatal con él, cosa que no me perdonaré jamás.

Mi ansiedad iba en aumento. Cuando estaba con él no sentía lo que se debe sentir con una pareja, me sentía juzgada, tenía miedo de aportar mi opinión sobre cualquier cosa. Incluso se lo llegué a comentar a él y me propuso un día que le dijera todo lo que me había molestado. Lo hice pero lo usó para darle la vuelta a la situación y hacerme ver lo equivocada que estaba. En esos momentos empecé a dudar de mi raciocinio. Empecé a dudar de si lo que yo pensaba era real.

Poco tiempo después, él fue al cumpleaños  de una amiga suya. Allí conoció a una chica. Empezó a hablarme de esa chica, de que tenían cosas en común y que iban a trabajar en un proyecto juntos. La situación me olía un poco mal pero pensé que eran cosas mías. Hasta que un día, se puso súper serio y me comentó que había subido a la casa de esta chica. Que no había pasado nada pero que él pensaba que me lo tenía que decir. Que solo habían estado viendo vídeos, ella le había regalado un atrapa sueños, etc, etc. Yo sentí el mundo caerme encima en ese momento. Sentía que la situación del principio se estaba repitiendo y encima había perdido al único amigo que habría podido aconsejarme en ese momento. Con mi familia tampoco decía nada, por miedo a que me dijeran que era una relación tóxica. Me daba miedo por eso, porque quería pensar que las cosas iban a ir bien. Me aislé por completo. Yo estoy en tratamiento con ansiolíticos y antidepresivos. Recuerdo que los días en los que él quedaba con la chica del atrapa sueños me tomaba dos pastillas para que me hicieran dormir y despertar cuando ya no estuviera con ella…

 

Me decía que si tuviera más amigos entendería que lo de él y esta chica no era nada. Decía que no le gustaba que fuera tan dependiente. No me hablaba días porque decía que tenía que centrarse en su vida. Que no teníamos que hablar todos los días. Que necesitaba desintoxicarse de la relación. Un día quedamos y me dijo que no sabía por qué había venido porque realmente no quería ni verme ni hablarme. Que yo le había usado de contenedor para echarle toda mi basura emocional. Cuando quedaba con sus amigos y su amiga se emocionaba haciendo planes, mientras que conmigo era todo cada vez más frío. Muchos momentos de silencio…cuando intentaba hablar las cosas me decía que por qué no era capaz de entender las cosas por mi cuenta, que él no tendría que estar explicándomelo todo. Me hacía sentir tonta, sentía paranoia, sentía miedo de expresar mis sentimientos. Me seguí aislando en las pastillas. Me pasaba los fines de semana durmiendo. Yo tenía que madrugar muchísimo y él siempre quería quedar entre semana a horas muy tardías. Estaba hecha mierda. No hablaba con nadie, solo con él. Se fue creando una nueva yo, ya que desconfiaba totalmente de lo que mi yo real pensaba o decía. Fui perdiendo mi identidad, mi familia, mi vida.

Después de un tiempo hizo otra amiga en un curso. Me la presentó y ella estuvo muy cariñosa con él delante de mi. Le acarició la cara y le hizo comentarios sobre lo especial que era. Estos gestos me cortaron y cabrearon bastante. Como siempre, mis reacciones le fastidiaban los planes. Se cabreó conmigo porque estaba distante y cuando intenté animarme un poco y aprovechar la noche para que nos divirtiéramos se enfadó conmigo. La frustración era inaguantable.  

Para acabar de rematarme, me quedé embarazada. Tenia náuseas,  lo pasaba fatal en el trabajo, me dolía el bajo vientre. Tras hacerme el test y que diera positivo me dijo que buscara una clínica para abortar. La busqué, pedí cita y a la semana siguiente ya tenía una ecografía de mi bebé en manos. Ecografía que tuve que tener en un sobre en mi bolso durante una semana. La miraba todas las noches y la pena me mataba. Tuve que cambiar turnos con mi compañero de trabajo para poder ir a la seguridad social para que me permitieran un aborto gratuito. Tuve que pedir día libre para poder ir a abortar y él ni siquiera vino a buscarme, quedamos directamente en la clínica . El decidió dar un paseo por en el retiro mientras yo llegaba, e incluso me mandó selfies con el palacio de cristal. Ese mismo día me dijo que si yo decidiera quedarme el niño que el lo aprobaría pero que el no estaba en la situación de criar un hijo blablabla. Todo eso lo usó luego para decirme que aborté porque quise porque él me dijo que si  quería quedármelo me apoyaría…

Tras el aborto, mi depresión fue a más, sentía que me hundía cada vez más. Decidí pedir ayuda a mi médico, y este me dio un tratamiento ansiolítico muy fuerte. Más tarde aprendí sobre lo que se llama shock post aborto y los síntomas que tiene. Me sentía culpable. No me quitaba la imagen de la ecografía de la cabeza. No me quitaba la imagen del quirófano de la cabeza. La cama en la que me desperté, el efecto del sedante. No paraba de preguntarme qué habían hecho con los restos de mi hijo. Mi pareja no quería hablar de ello, me decía que le hacía sentir incómodo. Otras veces me decía que no quería hablarlo para quitarle importancia. Me sentía morir por dentro. El shock post aborto provoca depresión, pensamientos suicidas, ansiedad…

El siguió con su mentalidad: no me hablaba varios días, no me escribía o no me contestaba a los mensajes. Quedaba con sus amigos y amigas…yo mientras tanto, estaba sola.

Un día que habíamos quedado él estaba como siempre distante, frío. Le intentaba sacar información sobre qué le pasaba y de nuevo me dijo que conmigo los problemas nunca acaban, me empezó a narrar lo de la chica del principio, lo de mi amigo, lo de su amiga, lo del aborto. También le había contado que había un señor en mi trabajo que me estaba acosando. También me echó eso en cara. Y me dijo que buscara yo mis respuestas que por qué me lo tenía que explicar todo. En el camino de vuelta a mi casa no me dirigió la palabra.

 

 

En mi cabeza ya había planeado lo que iba a hacer. Al llegar a mi casa cogí las pastillas que me acababa de dar mi médico y me fui a un hotel de mi ciudad. Me metí en la bañera llena de agua caliente, me puse música y empecé a tomarme las pastillas. Me metí en la cama y seguí tomando pastillas. Tuve la suerte de quedarme dormida antes de tomar más. No lo recuerdo, pero parece que me desperté y le mandé un WhatsApp diciéndole dónde estoy. El ya me había escrito pidiéndome perdón. Vino al hotel y me llevó a urgencias. Al llegar a urgencias me había despejado un poco y le dije que no quería estar ahí, así que nos escapamos. Volvimos al hotel y dormimos. Los días siguientes pasó mucho tiempo conmigo, me cuidó, me dio su apoyo. A la semana, volvió el de siempre y con más reproches esta vez.

Íbamos a hacer un viaje, y el día de antes le comenté que mi médico me había dado tratamiento (había estado unos meses sin el) y que quería seguirlo. El me dijo que no estaría con alguien que tomara pastillas para estar bien. Me pidió que eligiera entre las pastillas y el. Le elegí a él. A partir de entonces me miraba todos los días las pupilas para ver si las tenía dilatadas por el tratamiento. Llegó un momento que decidí seguir con las pastillas sin decírselo. Sentía un miedo constante de que me descubriera.

Un día, me desperté muy decidida de acabar con la relación y le mandé un audio diciéndole que no aguanto más, que gracias por todo y que se acabó. Me mandó un mensaje diciendo que no quería volver a verme. Siguió escribiéndome y no sé cómo la situación se volvió así pero llegamos a la conclusión de que yo tenía que hacer algo para que la relación funcionara…

Me propuso intentarlo, pero mucho tiempo no me dio…a la semana o así (perdí la noción del tiempo) después de tomar algo juntos me dijo que quería dejarlo. Lo acepté…cena romántica, noche pasional…le comenté si lo nuestro volvía a ser una relación tras ver en grande una foto de una chica rubia en su móvil (incluso creo que lo hizo a posta para que lo viera). Me dijo que no había pensado en la exclusividad y de nuevo que por qué me lo tenía que explicar. Que lo estaba fastidiando todo con mis preguntas. Le dije que se fuera…una locura de semanas: llamadas, mensajes, mi mundo era eso. Esperar su mensaje, esperar el daño que me iba a hacer. Tenía ataques de ansiedad en el trabajo…mi mundo se estaba desmoronando.

Nuestra relación terminó con un mensaje de madrugada en el que me decía que no quería seguir, pero él nunca desapareció por completo. Nos vimos unos meses después y me contó que nada más terminar conmigo había empezado a salir con la chica que me había presentado anteriormente como su amiga, la chica que era súper cariñosa con el. Siguieron mensajes de “ tienes trastorno de personalidad» “ todo ha sido por tu culpa»…reproches y también muchos mensajes de quiero ser tu amigo.

Llevo un año soltera, pero el todavía está presente. A veces todavía me entra ansiedad cuando recibo un mensaje, le veo en todos los hombres que conozco. Todavía dudo de mí, de lo que pienso. He necesitado terapia para volver a confiar en lo que pienso, en lo que siento.

Pero ÉL no volverá a mi vida. Y ahora ya no me duele decirlo.

Espero ayudar a otras chicas para salir de relaciones tóxicas. Huid sin mirar atrás. Hay gente enferma. El amor no da miedo, no duele. Si sentís eso, huid.

 

Anónimo