He perdido la cuenta de las relaciones que ha tenido mi exmarido desde que nos divorciamos. Y eso solo con las que llego a enterarme, supongo que ha habido mujeres de las que no he sabido nada. Vivimos en una ciudad muy pequeña y no sé por qué siempre hay quien me cuenta que se le ha visto por aquí o por allá con tal o con Pascual. No miento cuando digo que no me importa lo que haga con su vida sentimental, nos hemos superado mutuamente. A mí lo único que me preocupa es lo que puede afectar a mis hijos.

Solo le pido que no meta mujeres en casa a lo loco, máxime cuando están los niños allí. Y él, más o menos, ha ido cumpliendo. En estos años nuestros hijos han conocido a tres novias ‘formales’. Aunque la última era la más formal de todas con diferencia. Poco después de presentársela a los niños, esta empezó a quedarse en su casa incluso las semanas que estaban con su padre. Por lo que me contaban ellos, era muy simpática y los trataba muy bien. Cocinaba rico, jugaba con ellos, les ayudaba con los deberes. Vamos, que nos había tocado la lotería a todos con esta mujer. Porque yo, si trataba bien a mis hijos, ya la amaba.

Los niños le cogieron cariño rápido. Muy rápido quizás. No es que sean malos chicos, pero es que son chavales y hay ciertas cosas con las que te los ganas en cuestión de segundos. A la pequeña cómprale chuches y será tu best friend forever. Más allá incluso si lo que haces es llevártela a tomar un helado de cuando en cuando. Y el mayor está en modo ropita. Le compras unos calcetines de marca y es tuyo para siempre. Como os digo, yo estaba feliz de que ellos me hablaran maravillas de esta mujer, pero al tercer o cuarto comentario sobre que les había comprado algo, empecé a prestar más atención.

Y estando atenta e indagando un poco más por mi cuenta… me enteré de que la nueva novia de papá era la que les pagaba todo a mis hijos cuando estaban con su padre.

El rata de mi ex estaba sangrando a la pobre mujer, haciendo que pagara gastos de nuestros hijos que solo le correspondían a él. Porque una cosa es que ella los invitara a un helado o les hiciese un regalo puntual (que era lo que yo creía que sucedía al principio).

Y otra muy diferente que les comprara unas deportivas porque se les había roto la puntera de las viejas. Que les comprara material escolar, que pagara de su bolsillo el bote de los cumpleaños infantiles… O que pagara la mitad de la excursión de fin de curso del mayor que su padre se negó a pagar con una excusa de mierda y que, cuando al fin puso la pasta, creí que había sido porque ella lo había hecho recapacitar. Qué vergüenza más grande. El papo de este hombre es para estudiarlo, ¿cómo se puede tener tanto morro?

En algún momento la pobre mujer no lo soportó más y lo dejó. Y yo no la culpo, al contrario, bastante aguantó. Pero me da mucha pena, porque, aunque el chupóptero de mi ex no se la merecía, mis hijos estaban bien cuidados con ella. Y no por su dinero, sino porque es buena persona.

 

Anónimo

 

 

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