Rosito se ha convertido en un meme top de 2020. Con la que nos está cayendo el peluche, y la Isla de las tentaciones en general, han conseguido engancharnos una vez más a historias tóxicas, machistas y también con algo de amor mal gestionado.

La historia de Rosito

Maika escondió en la maleta de Pablo, su novio al comienzo del reality, el peluche de su infancia para que se acordase de ella siempre y no le fallase. El muchacho ha cumplido y ella no. Manipuladora como hacía tiempo que no veía a nadie en la tele (bueno Tom Brusse es caso aparte) le echa la culpa al chaval de su infidelidad. Que si no me valorabas, que si tú has bailado con una... Que digo yo, si crees que alguien no te quiere ni te apoya, pues déjalo nena que tienes toda la vida por delante. Pero lo que yo diga aquí no cuenta. Aquí nos importan los hechos.

Se huele la tragedia

Claro, en la hoguera final donde se echan en cara lo malísimos que han sido, España entera estaba temiendo el peor final para el oso. Rosito también asistió a la cita, ahí sentado con un ojillo pipa como intuyendo que sus días de gloria terminaban frente a una tablet. Ni corto ni perezoso Pablo quemó el peluche. Un peluche que te digo que lo llevas al Prado y recibe más fotos furtivas que Las meninas.

Hasta aquí todo correcto. Rosito arde y muere como su relación. Pero hay una frase de Maika en la que tengo que darle toda la razón “¿De qué te vale hacer eso?”.

¿Hacer daño está justificado?

¿Qué culpa tenía el muñeco si ella ha dejado de quererte? Y léase esto como una metáfora. El daño por el daño parece estar justificado en las relaciones donde somos nosotras las que dejamos o engañamos. Al revés no tanto, Melissa es una despechada cuando insulta a Tom, al que se le resbala con aceite vegetal que su novia sufra por él. A Maika no, sabe que lo ha hecho mal y aunque actúa peor intentando echarle las culpas, pide perdón. Pero eso no es suficiente. Como si hubiésemos vuelto a Salem queremos ver las llamas y el dolor.

“Pablo, quema al oso y que se joda”. Eso sí, has quedado como un señor y haces hasta camisetas con él. Te ha puesto los cuernos pero tú le tenías que hacer daño también porque sabes que nadie te lo va a reprochar. Al revés hubiese sido una “loca” o una “tóxica” y lo peor, una “despechada”. Pero él no, él ha actuado como se espera de un señor.

¿No os suena la historia? A mí por desgracia sí. Una infidelidad está mal venga de donde venga pero mientras a nosotras se nos empuja a “superarlo”, “no rebajarnos” porque eso sería perder nuestro estatus de princesas y nadie quiere ser una choni (yo un poco), a ellos se les aplaude la venganza. Qué divertido quemar un oso. Eres un machote Pablo. Ole tú.

Que levante la mano a quien le haya pasado.

 

Luz Rebollo