Eh, tú. Sí sí, tú. La que critica mi peso por internet porque está obsesionada con el suyo. El que se mete con mi acné en los comentarios porque se siente acomplejada por el suyo. La que piensa que soy menos por mi orientación sexual porque a ella se lo hicieron y tuvo que fingir. He venido a decirte algo importante: Deja de proyectar tus mierdas en mí.

Si hay algo que he aprendido en todos mis años de terapia, es que la gente que más amargada está es la que se dedica a proyectar sus traumas en el mundo. Critican todo lo que ven, se enfadan con la humanidad por el simple hecho de que hay gente con sus mismos “problemas”, pero que es feliz. Intentan hacer sentir al resto como se sienten ellos: acomplejados, obsesionados. Mal, vaya. Intentan que la gente se sienta mal.

Yo entiendo que cada persona tiene una triste historia que contar sobre su vida. Vivimos en un mundo que nos bombardea con la perfección y nos grita cómo tenemos que ser para ser felices 24/7.  Los que nos salimos del canon debemos estar intentando llegar a él. Los que están dentro, deberían hacer lo imposible para seguir ahí. Es algo que nos ha hecho daño a todos de alguna manera. Todos tenemos traumas, problemas, inseguridades.

Pero eso no le da derecho a nadie para criticar o insultar a los demás. Y mucho menos por internet. Y muchísimo menos a desconocidos.

¿Quién te crees que eres para señalarle a los demás lo que tú crees que son defectos? ¿Quién te ha dado el poder de decidir qué es un defecto universal y qué no? ¿DE QUÉ VAS, COLEGA? ¿De verdad crees que llamar a una persona “puta foca” en una publicación de Instagram va a cambiar algo? ¿Crees que no sabe ya que está gorda? ¿Crees que no tiene espejos en casa?

Antes de proyectar tus problemas en otra persona, antes de ponerte a criticarla, haz una cosa. Intenta ver de dónde viene esa rabia. Intenta mirar por dentro y entender por qué te molesta tanto que alguien sea feliz, cuando la verdad es que debería darte esperanza.

 

Hay gente por ahí que pelea todos los días para quererse a sí mismo y ya está. Y eso es algo que debería celebrarse.