Desde que tengo hijos soy una madre feliz, pero también una mujer desdichada

 

Me ha costado llegar a esta conclusión.

Y más me cuesta admitirlo ante los demás, en cambio, para ser honesta conmigo misma y con lo que siento, debo confesarlo:

Desde que tengo hijos soy una madre feliz.

Pero también una mujer desdichada.

Es así de duro y triste.

No sé cómo ha ocurrido ni cómo ponerle remedio.

La cuestión es que creo que me siento bastante realizada como madre.

Me queda mucho que aprender y tengo mucho que mejorar, no obstante, en líneas generales puedo decir que la maternidad me ha tratado bien.

Adoro a mis hijos, me encanta ser mamá.

Disfruto muchísimo con ellos. De hecho, conforme crecen, cada vez más.

Mira que yo pensaba que a mí solo me gustaban los bebés y, ahora que los míos han dejado de serlo, me he dado cuenta de que todas las etapas son bonitas.

Diferentes, pero bonitas.

"Desde

 

Soy de las que siempre ha sabido que quería tener hijos y, una vez los he tenido, me reafirmo en ello.

En mi faceta de madre, soy absolutamente feliz.

Sin embargo, aunque soy madre, también soy mujer.

Una mujer con muchas otras facetas.

El problema es que, en el resto de los aspectos, estoy lejos de alcanzar esa misma felicidad.

Lo cual no deja de ser curioso, porque hace unos años era una chica feliz a la que solo le faltaba ser mamá.

Y en la actualidad soy una mamá feliz que desea recuperar, al menos, una pequeña parte de la chica que era.

Lo mismo no me estoy explicando.

A mí también me costaba entenderme. De ahí la dificultad de averiguar por qué narices me encuentro desde hace tiempo en este estado de frustración permanente.

Es que hay muchas cosas que echo de menos.

Fundamentalmente me echo de menos a mí.

"Desde

 

Desde que tengo hijos soy una madre feliz, pero también una mujer desdichada

A la yo de antes de la maternidad.

A la chica a la que le encantaba su trabajo.

La que tenía tiempo para sí misma.

La que disfrutaba de sus amigos.

Aquella tía despreocupada que siempre tenía una sonrisa en la cara.

No sé dónde la he dejado.

Mi yo-madre tiene un montón de problemas en el curro porque se le ocurrió esa idea loca de intentar conciliar su vida familiar con la laboral.

Aunque ya no se trata solo de eso, sino también de que ya no se entrega del mismo modo que antes. Esta se siente mal cuando se queda un rato más allá de su hora. O cuando se lleva el portátil a casa e intenta adelantar algún proyecto que le resulta estimulante.

Siente que ya no tiene derecho, que su tiempo ya no es del todo suyo.

Así que, si no le resulta fácil ceder minutos a un trabajo que le apasionaba, lo de cederlo al ocio o al autocuidado… está complicado.

Qué digo complicado.

Vetado.

Prohibido.

Mal.

No.

"Desde

 

Desde que tengo hijos soy una madre feliz, pero también una mujer desdichada

Mi yo-madre tampoco dedica demasiado tiempo a sus amigos.

Lo intenta, pero apenas se da la ocasión. Y, lo que es peor, cuando se da, no la disfruta como debiera.

Se siente un bicho raro cuando está con aquellos que no son padres.

Hace lo que puede cuando queda con los que sí lo son y tratan de intercambiar más de un par de frases seguidas mientras lidian con los niños que corretean alrededor. Es difícil.

La mayor parte de los niños de la pandilla aún son pequeños, toca esperar un poco más.

Mi yo-madre está siempre preocupada. Alerta. Un pelín estresada.

Puede que también un poco a la que salta.

Siempre tiene tareas pendientes, siempre tiene la sensación de que se le olvida algo.

Desde que tengo hijos soy una madre feliz, pero también una mujer desdichada.

Si pudiera volver atrás, volvería a tener a mis niños exactamente cuando los tuve.

Tan solo desearía encontrar el modo de que la madre no anulara a la mujer, porque, hasta el momento, no he sido capaz.

Hale, ponedme verde si queréis.

Llamadme inmadura, egoísta, mala madre… Todo lo que se os venga a la mente ya me lo habré dicho yo en algún momento.

Y he decidido que ya no más.

He aceptado lo que siento y voy a hacer todo lo posible por volver a satisfacer a todas y cada una de las mujeres que viven en mí.

 

Lu

 

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