Nadie sabe las encrucijadas en las que se encuentra una madre, hasta que tiene que debatirse entre ella misma o dar ejemplo.

Voy a contar mi caso para desahogarme y para que no me sienta culpable con mi decisión. Rondo casi los cuarenta años, tres hijas (una adolescente y las otras dos pequeñas) y casi tengo tomada la decisión de  operarme el pecho. Fui madre muy joven de la mayor y luego tuve mellizas. Las amamanté a las tres hasta los tres años aproximadamente y, como te puedes imaginar, mi pecho no es ni una sombra de lo que era y me afecta anímicamente. 

Hemos pasado por unos años muy duros económicamente, y ahora por fin tengo más solvencia para hacerme la operación estética que tanto he deseado.

Mi hija mayor es muy revolucionaria y no está a favor de que opere. Dentro de su discurso, centra en que es dar un mal ejemplo por centrarme en lo estético y en lo superficial.

La verdad es que nunca me he planteado si una operación de este tipo es feminista o no, pero yo sé que la necesito para aceptarme de nuevo. Puede parecer una estupidez, pero mirarte al espejo y ver esos dos colgajos me desanima y cada vez afecta más a mi autoestima.

Sé que es un dineral y que lo podría invertir en ellas, pero, ¿Por qué no lo puedo invertir en mí? ¿Tan mala madre puedo llegar a ser por darme prioridad solo una vez? Hay quien ha llegado a decirme que a mi edad es absurdo, pero si con menos de 40 me doy asco, no sé dentro de 20 si mi autoestima sobrevivirá sin hacer algo al respecto.

 

Voy a operarme y voy a darles a mi hija la lección de que soy una mujer empoderada que toma sus propias decisiones y lucha por sentirse bien consigo misma.

 

Anónimo

 

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