Vengo a contaros mi drama con la esperanza de que haya más mamás en mi misma situación y no sentirme tan mal, ya sabéis lo que dicen, mal de muchos consuelo de tontos.

Tengo un hijo de 4 años que es un amor de niño. Es super autónomo, lo quiere hacer todo solito, siempre está dispuesto a aprender cosas nuevas, le encantan los retos y además es muy independiente y extrovertido. El problema es que su padre y yo tenemos la sensación de que no nos quiere, de que le sobramos en su vida.

Es un niño súper cariñoso, con todo el mundo, menos con nosotros. Cuando ve a sus abuelos, a sus tío o a sus primos, se pone loco de contento y les da mil abrazos, pero luego a nosotros, ni un gesto de cariño. Entra al cole, súper contento porque le encanta ir, y ni un beso a sus padres. Sale del cole a las cuatro de la tarde que lleva allí toda la mañana, y ni hola. Te da la chaqueta para que se la cojas y se va a jugar con al compañero que ha salido inmediatamente antes que él, con el que lleva toda la mañana…

Por la calle, jamás quiere ir agarrado de nuestra mano. Él va libre, saltando y corriendo, eso sí, como se encuentre con un amigo o amiga, a ellos sí que les da la mano. Hasta a las mamás y papás de sus amigos prefiere agarrarles de la mano antes que a nosotros.

Se queda en casa de quien sea encantado, da igual si son sus abuelos o un vecino, le dices que se tiene que quedar porque papá y mamá tiene que ir a un recado y tan feliz. No pregunta ni por nosotros. Y cuando lo recogemos unas horas más tarde, nos monta un pollo enorme porque se quiere quedar allí más rato. No tiene problemas ni para dormir en casa ajena, que hay muchos niños que se quedan con quien sea, pero luego dormir es otra historia. Pues mi hijo no. De hecho, cada cierto tiempo me pide quedarse a dormir en casa de sus abuelos. Que os tengo que reconocer que esto tiene sus ventajas, porque algún sábado lo hemos dejado en casa de mis padres a dormir, porque el niño quería quedarse, y mi marido y yo hemos aprovechado para ir al cine, al teatro o cenita romántica.

Lo he hablado con amigas que también son mamás y todas me dicen lo mismo, que es muy bueno que el niño sea tan independiente y que no esté enmadrado. Que es un horror cuando tienes que dejar a tu hijo con alguien por una necesidad y que la despedida sea entre lágrimas. O niños de la edad del mío que entran al cole tristes o llorando porque no se quieren despegar de sus papás.

El caso es que nosotros somos personas afectivas, mostramos cariño entre nosotros como pareja y a nuestro hijo. Además, tenemos unos horarios de trabajo que nos permiten pasar muchas horas con nuestro hijo, no dependemos de abuelos ni de terceras personas para que lo cuiden, y los fines de semana intentamos hacer actividades divertidas con él, ya sea al aire libre o en casa. Por eso a veces es tan frustrante no recibir muestras de cariño por parte de él y tener la sensación de que está más feliz con casi cualquier persona antes que con su padre y su madre. Yo creo que pasa tanto tiempo con nosotros que está harto de vernos las caras.

No digo que me gustaría que montara un drama cada vez que lo dejo en casa de los abuelos, pero reconozco que alguna lagrimita por su partes o un “te voy a echar de menos, mamá” pues me haría sentir un poquito bien.

 

Anónimo