Dramamá: Mi hijo nos juzga por estar en el paro

 

Hace un par de meses me quedé sin empleo. Me dieron la indemnización que correspondía y tengo dos años de prestación acumulados, por lo que no debería ser tan grave. Y no lo sería si no fuera por que mi marido lleva sin trabajar cerca de un año.

Donde entraban dos sueldos medianamente decentes, ahora solo entran dos subsidios muy mermados, porque los dos nos dedicamos a la venta y la mayor parte de nuestros ingresos eran variables. En fin, que tal y como están las cosas, hemos instaurado en casa una política de austeridad bastante agresiva. No gastamos ni un céntimo más de lo estrictamente necesario.

Creo que cualquiera estará de acuerdo con que lo que estamos haciendo es lo correcto. Cualquier adulto, al menos.

Dramamá: Mi hijo nos juzga por estar en el paro
Foto de Mikhail Nilov en Pexels

Porque a nuestro hijo le cuesta, es más, nos juzga por estar en el paro. En alguna ocasión incluso me ha dado la sensación de que se avergüenza.

En realidad, yo pensaba que lo comprendería. Tiene doce años, no dos. Con esa edad no es tan loco pensar que es consciente de cómo funciona el mundo. Pero resulta que no, que me equivocaba.

 

Dramamá: Mi hijo nos juzga por estar en el paro

 

El chaval no entiende que ya no puede ir al burger con sus amigos cada fin de semana, que no puede comprarse todos los cromos de la liga que le vengan en gana. O que su paga se ha reducido a un mínimo más que razonable. Él no comprende cómo es que no encontramos trabajo. Nos acusa de no buscarlo. Que él sepa (no tengo ni idea de dónde ha sacado la frasecita), ‘el que no trabaja es porque no quiere o porque es un vago redomado’. Por lo visto, si de verdad quisiéramos, lo encontraríamos.

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Foto de Cottonbro Studio en Pexels

Cree que estamos así porque nos da la gana, y que le negamos cosas para fastidiar. Como si nuestro propósito en la vida fuera tener bronca con él por negarle sus caprichitos. Porque, al final, se trata de eso, de que le hemos estado malcriando y consintiendo. De lo contrario, no se explica ese comportamiento tan déspota suyo.

Así que, así estamos, lidiando con los caprichos y la actitud de nuestro hijo mientras todos nos adaptamos a la nueva situación.

 

Dramamá: Mi hijo nos juzga por estar en el paro

 

Y pensando que, tal vez, este revés tenga un lado positivo, porque hasta que no nos hemos visto restringiendo los gastos, no nos hemos dado cuenta de que estaba creciendo sin ninguna conciencia sobre el valor del dinero ni lo difícil que es ganarlo.

Probablemente le lleve un tiempo hacerse a la idea y, entre tanto, siga enfadado con nosotros. Pero eso que habrá ganado, estoy segura de que algún día sabrá apreciarlo.

 

Toni

 

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