Dramamá: Mi hijo prefiere a su padre y no se corta en hacerlo saber
Seguro que has escuchado mil veces eso de que las niñas son de papá y los niños de mamá.
¿A que sí? Pues, mira, es mentira. Porque me niego a creer que soy la única madre del mundo cuyo hijo no solo no es de mamá, es que es de papá al 100 %.
Yo creo que el niño me quiere, soy su mami y estoy bastante segura de que estoy en las primeras posiciones de su lista de personas favoritas. Pero también estoy segura de que la primera no soy. Debo de estar entre la segunda y la tercera, ahí ahí con la profe que le dio clase los tres cursos de infantil, que a ella también la adora con devoción. En fin, lo de la profesora ya lo he superado, quizá porque desde que no le da clase ya no me restriega tanto en la cara lo mucho que la ama. Si es que la verdad es que la mujer es un amor, si yo fuera también la idolatraría.
La movida la tengo en el seno familiar, ya que mi hijo prefiere a su padre y no se corta en hacerlo saber.
Pero ni media, eh. Le importa bien poco herir mis sentimientos, ya sea de palabra, de obra o de omisión. Lo mismo ni sabe que tengo sentimientos, y por eso no le duelen prendas.
Yo intento que no me duela, intento ser una mujer madura, racional y lógica que se queda con el hecho de que su hijo tiene un padre maravilloso y por eso lo quiere sobre todas las cosas. De veras que lo intento.
Pero en el fondo, en un rincón escondido al que solo yo puedo acceder, mi yo interior se encoge y se mece en una esquina oscura.
¿Por qué mi niño no es de su mamá? ¿Qué es lo que he hecho mal?
Fíjate que no se trata de que necesite que me quiera más que a su padre, que no. Se trata de que no me dé la sensación de que con él se sienta más que cubierto y yo sea un mero accesorio. Un ser que pulula por la casa, que le cuida, que juega con él, que le quiere hasta el infinito y más allá, pero… ‘bah, yo con quien quiero estar es con papá’.
Dramamá: Mi hijo prefiere a su padre y no se corta en hacerlo saber
Que nadie le pregunte jamás lo de a quién prefiere, a papá o a mamá, por favor y gracias. Que una cosa es sospecharlo con todas tus fuerzas, y otra muy diferente, tener la certeza.
Ya bastante tengo con que su sitio favorito del sofá sea el de al lado de su padre. Con que le apoye siempre en todo lo que dice porque siempre, pero siempre siempre, tiene él la razón. Si es que el pobre hasta está como tristón los findes que papá trabaja y no pueden hacer lo que sea juntos. Me pide esperarle para cenar si va a llegar tarde. No se duerme tranquilo si él no le da el beso de buenas noches.
Sin embargo, puede irse perfectamente a la cama, sin avisarme siquiera, si yo estoy ocupada con algo cuando llega la hora de acostarse.
El otro día estaban hablando en la sobremesa sobre si por la tarde iban a andar en bici o a dar un paseo a la playa y va y me dice el niño: ‘Tú no vienes, ¿no? Mejor quédate en casa tranquilita y lees o algo.
‘Quédate en casa tranquilita’, me dice. Es que ahora ya directamente le molesto y se deshace de mí.
¿No es muy heavy? ¿Te parece normal?
A mí no, obvio. Pero quizá alguien haya pasado por una fase similar con sus hijos y sepa decirme si es algo pasajero, si hay algo que pueda hacer para revertir la situación o si es mejor que lo asuma y deje de darle vueltas.
¡Gracias!
Anónimo
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