¿Cómo lleváis el tema de la desnudez en casa? En casa de mis padres, siempre se ha llevado con naturalidad. Si alguno se ha tenido que desnudar para cambiarse, o entrar al baño mientras otro se duchaba, lo hemos hecho sin problema. Incluso ahora, a mis casi 40 años, lo sigo haciendo cuando voy de visita.
Por ello, es algo que me sale natural, y por eso lo hago también con mis peques.
Bueno, por eso y porque me siguen a todos los putos lados.
Como es natural, a sus tres añitos empiezan a hacer preguntas y a sentir curiosidad por la naturaleza humana. Especialmente mi enana, que ya casca hasta por los codos.
Mami, ¿Qué es esto? El ombligo, mi amor
Mami, ¿Qué es esto? El codo, mi amor
Mami, ¿Y esto? Las tetitas, mi amor.
Y oye, como si me hubiera dedicado a hacerle pedorretas, la misma gracia le hizo.
Y es que vale, acepto que mis tetas son un cuadro. Alargadas sin ser grandes, crecieron ya caídas y a mi edad casi llegan al ombligo, y encima rebotan. Pero de eso a que sean fascinantes va un cacho.
Desde que las descubrió se pasa el día intentando verlas o tocarlas. ¿Me voy a vestir? Viene conmigo al grito de “Las tetitas de mamá, las tetitas de mamá”. ¿Me voy a duchar? Ahí la tengo, al otro lado de la mampara descojonada de la risa “Tetitas de mamá” Y si me siento a jugar con ellos en el suelo, lo primero que hace es meterme mano por la camiseta diciendo ¡tetitaaaaaasssss!Que hasta que me acostumbre, vaya sustos me pegada la enana.
Al principio me hacía gracia. Nunca la he provocado ni le he reído el comentario, pensando que se le pasaría, pero cada día va a más. Cuando pregunta, me digo que son, para que sirven, le enseño donde están las suyas, las de su padre y las de su hermano.
También intento hablarle del espacio personal y de las zonas privadas, pero me parece que todavía no me entiende esas cosas.
Nosotros pasamos muchas horas fuera de casa. Intento llevarlos a hacer muchas actividades para cansarles y que no me vuelvan loca, así que imagino que era cuestión de tiempo.
Como mis tetas son tan fascinantes, su misión en la vida ahora es enseñárselas a todo el mundo. O al menos intentarlo.
Al principio no me creaba problema. Ya le había preguntado al carnicero, a la cajera del super y a dos mamas del parque si querían verme las tetitas mientras intenta bajarme la camiseta. Pero al haber aprendido a decirlo en español y vivir nosotros en Londres, pues no la entendían, yo me inventaba cualquier historia de que aún toma el pecho y ya está. Pero ya ha aprendido a decirlo en ingls también.
La semana pasada, mientras estábamos en una sesión de juegos que organizó la iglesia, estábamos hablando con el cura cuando vino corriendo y, tirándome hacia abajo de la camiseta, le pregunto al cura ¿Quieres ver las tetitas de mamá? Antes de que pudiese desviar la conversación el cura, ajeno a la que se le venía encima, todo inocente le dijo que no la había entendido, y ahí lo soltó: Wanna see Mamis boobies? Mientras tiraba de mi camiseta con todas sus fuerzas a ver si las tetas se salían.
No sé quién paso más vergüenza, si el cura o yo.
El hombre se puso rojo como un tomate, le dijo no, gracias, cariño. Y le entró la prisa por marcharse a hablar con otra madre.
Por mi parte, me toco hacer uso de todo mi autocontrol para no partirme de risa allí mismo y no hacerla creer que eso era gracioso para que no lo repita.
Pero un día de estos, si nadie lo remedia, alguien va a acabar viéndome las tetas.
Andrea M.