¿Sabéis esas adolescentes que piensan que sus madres siempre están equivocadas y no les hacen nunca caso? Pues yo era una de ellas. Y una de las cosas de las que más me arrepiento no haber hecho caso a mi madre es el tema de depilarme las cejas. Pasé de tener dos cejotas a tener dos finísimas líneas de pelo. ¿Por qué no escuché a mi madre y me quedé con cejas maravillosamente definidas que me hizo la esteticien de mi peluquería?, ¿por qué?
Me pasé la adolescencia creyéndome lo más por tener las cejas más finas de entre todas mis amigas, para darme cuenta en la madurez de que el pelo de mis cejas no había vuelto a crecer y que estaba condenada a ir con dos finísimas líneas sin expresión sobre mis ojos. ¡Y encima rubias!
Tener las cejas finas te da lugar a una serie de dramas que tendrás que sufrir el resto de tus días (o al menos hasta que te vuelvan a crecer, que no ha sido mi caso):
– Estás obsesionada con las cejas de los demás. Pero obsesión nivel ver la foto del marido de una compañera de trabajo y pensar «Éste se depila las cejas». Me chirrían las cejas finas, adoro las cejas definidas, me dan envidia las mujeres con cejas perfectas y me doy cuenta al segundo de si alguien las lleva pintadas.
– Te lamentas cada día de haber cogido las pinzas a los 14 años y haber empezado a quitar, quitar, quitar, quitar… hasta quedarte casi sin cejas.
– No tienes expresión en la cara. La gente con cejas normales se las puede peinar según le apetece, se las puede depilar para darles algo de forma y puede incluso aprender a levantarlas como Carlos Sobera. Tú no.
– No sales de casa sin maquillarte las cejas. Hay mujeres que no conciben salir a la calle sin máscara de pestañas o sin un labial rojo. Para mi son indispensables mi corrector de ojeras y mi lápiz de cejas. Un viernes fui a trabajar sin maquillarme las cejas y la gente me preguntaba si estaba enferma. True story.
– Lo bueno es que sólo con maquillarte las cejas ya te cambia la cara, así que un poco de lápiz de cejas es lo único que necesitas para tener aspecto de persona normal por las mañanas.
– Envidias las cejas de mujeres como Cara Delevigne o Emilia Clarke. No porque quieras sus cejas, si no porque sabes que pueden hacer cualquier cosa con ellas. Qué tiempos aquellos en los que yo tenía unas cejas tan pobladas como las suyas…
Si pudiera volver atrás os juro que una de las cosas que seguro cambiaría es el tema de las cejas. No acercaría unas pinzas de depilar a mi cara ni para retocarme el bigote.
