Las películas suceden en nuestra cabeza y la magia, a nuestro alrededor. El caso de «De brujas», de Mirian Luiza Pereira.

 

A menudo, cae en nuestras manos algún libro cuyas palabras evocan en nuestra mente imágenes casi cinematográficas. No es nada raro, es la magia de la lectura: todo es posible mientras podamos pronunciarlo en nuestra cabeza. Imaginamos escenas, evocamos personajes, les ponemos cara y hasta voz (sí, soy una de esas personas que cuando leen ponen distintas voces a los personajes… y uso mucho la de Severus Snape, por cierto…), incluso la postura que ponen al caminar, al estar de pie. No es ningún secreto, en definitiva, que cuando leemos, sucede una película en nuestra cabeza.

Esto debería bastar para acabar con ese debate sobre si te gustó más la película o el libro. Mientras tanto, un consejo: di siempre el libro. Es más culto, sonará mejor y quedarás como una reina lectora. Pero la realidad es que no tiene que ver con eso, no somos más inteligentes porque nos guste más un libro que una película, lo que pasa es que las películas que nacen de libros que nos hemos leído chocan frontalmente con la película que sucedió en nuestra cabeza mientras los leíamos.

¿Por qué es una película de culto Kill Bill, por ejemplo? Porque no había ningún libro antes. Sí que es verdad que está basada en una peli japonesa de los 70, que a su vez se basaba en un manga, pero otro hecho fundamental para que consideremos que una película está basada en un libro es que se trate de un libro bastante conocido. Porque si el libro no era conocido y se hace famoso después, entonces el efecto «me gustó más el libro» ya no existe; se ensalza al libro muchísimo, pero ya no rivaliza con la peli, porque las imágenes que hemos construido en nuestra cabeza son las de la película que ya hemos visto. Se trata, pues, de un tema, sobre todo, de ego del consumidor.

Me pasó hace poco con un libro sobre brujas. De brujas es obra de la escritora Mirian Luiza Pereira da Silva, y en él derriba todos los tabús habidos y por haber sobre el tema de la brujería. El caso es que, mientras lo leía, imaginaba qué película podría hacerse sobre el tema, y no encontré referente alguno. Bueno, pues no sabéis qué paz mental más grande da eso, es como tener un folio en blanco y una caja de pinturas de todos los colores para hacer lo que te dé la real gana. Imagino que eso se debe a que, cuando abordamos en el cine el tema de la magia, y aquí ahora mismo, me confieso, estoy pensando en mi adoradérrima Hocus Pocus, lo hacemos desde un paradigma que en realidad no le hace ningún favor: la magia es algo, por definición irreal. Es decir, hay dos mundos: el de las cosas que suceden, el real, y el irreal, el de las cosas que no pueden, por tanto, suceder. Pero ¿la magia no puede suceder? Mirian Luiza Pereira desecha completamente esta idea, y arranca su libro dando por sentado que la magia es algo que existe, que es y que está en nuestra vida, la queramos ver o no. De hecho, hay una frase que me llamó la atención nada más comenzar a leer: «Hay dos tipos de brujas, la buena y la mala. ¿Cuál eres tú?». Me gusta porque no te da tiempo de pensar si crees o no crees, te digo lo que hay ya desde la sinopsis, no voy a discutir si existe la magia de la misma forma que no voy a discutir si tienes base de carbono o si respiras oxígeno. 

Sobre De brujas siempre podré decir tranquilamente «me gustó más el libro», porque la película, si existe en el futuro, no habrá tenido que sentar estas bases, ya existirá el marco mental «promagia», la normalización de que suceden cosas mágicas a nuestro alrededor en momentos tan cotidianos que incluso asusta. Tan normalizado está el tema para la autora que incluso nos asegura que podemos elegir estar en el bando «bueno» o en el «malo», aunque lo suyo es, dice, estar en el bueno, usar esta corriente energética que es la magia para hacer de nuestro mundo un lugar mejor.

Yo no sé si Mirian Luiza puede finiquitar este debate sobre si me gustó más el libro o me gustó más la película, habrá que esperar a que se la hagan, tampoco sé qué imágenes os vais a formar en la cabeza leyendo los relatos de este De brujas, hasta qué punto vuestro ego se sentirá ofendido si luego llega un director y elige otras, pero me parece una muy buena idea que un libro contribuya a ir resolviendo otro debate, más manido y antiguo, sobre la realidad de las cosas no tangibles. Como dijo Albus Dumbledore: «Por supuesto que está sucediendo en tu cabeza, pero ¿por qué iba eso a significar que no es real?». La magia existe desde el momento en que alguien le puso nombre, porque las cosas que tienen nombre suelen ser reales; no se le pone nombre a algo que no se conoce. Ya sea al estilo alocado de Hocus Pocus o al de un tratado de alquimia, sabed que todo aquello que imaginamos es real, ya existe desde el momento en que le hemos dado forma. De lo contrario, no nos enfadaríamos tanto cuando en la pantalla vemos una realidad que contradice a nuestra creación.

Eva Fraile, psicóloga, agente literario, asesora editorial, creadora de proyectos creativos para escritores y editora de La Reina Lectora