La historia del día que dejé a mi edificio sin luz se remonta a aquella época en la que viví en un apartamento de 15m2 en París.

Yo no tenía mi propio WC, el WC y la ducha era compartida y además, las instalaciones de la cocina, donde se podían lavar los platos, quedaba 4 pisos más abajo. Sé que no es motivo para dejar a mi edificio sin luz, pero es parte importante para que entendáis el contexto.

Lo que sí tenía en mi habitación era un bidé y un lavado. Mi bidé siempre tuvo problemas para tragar agua, a menudo lo utilizaba para lavar alguna taza rápidamente y le costaba 1 día entero tragar el agua.

Compré limpia tuberías e hice de todo, pero aquel bidé no quería cooperar. Ante la desidia y el rencor mutuo que nos teníamos, decidí taparlo con una toalla para evitar que el olor inundara mi apartamento.

Me limpiaba mis zonas íntimas en aquel bidé, y en ocasiones llegué a hacer pis, cosas que pasan señoras, tampoco se asusten que a todos nos huele el culo y todas tenemos historias de atascos.

El agua siempre había tardado mucho tiempo en desaparecer, hasta que un día el bidé perdió por completo la funcionalidad de tragar agua.

Yo andaba muy justa de dinero y me daba mucho apuro decirle al casero lo que le pasaba al bidé. Además, los franceses no tienen mucha empatía con los españoles y sabía que me mandaría a un fontanero y me haría desembolsar un dinero que no tenía.

Aquel bidé no era un problema, porque directamente lo ignoraba, pero claro, llegó el momento de cambiar de apartamento. Entonces me di cuenta de que tenía que solucionar aquel problema, no podía entregar las llaves de mi apartamento con un bidé lleno de pis, pelo y otras sustancias que habían estado allí estancadas durante más de un año.

Se me pasaron muchas posibles soluciones por la cabeza, pero sólo me quedé con la mejor.

Yo vivía en un edificio de 4 plantas y cada planta contaba con 20 apartamentos. Todos los apartamentos de cada planta daban a un largo pasillo en línea recta al final del cual teníamos un armario donde guardábamos en común las fregonas, escobas y aspiradoras.

Y aquí es donde comienza la historia de cómo dejé a mi edificio sin luz.

Cogí una escoba, una fregona, una de las aspiradoras y empecé a recoger mi apartamento. Dejé el apartamento completamente limpio, estaba todo impoluto menos el bidé. El bidé me estaba jodiendo todo el plan, pero yo contaba con un arma que él desconocía: La aspiradora.

Encendí la aspiradora, destapé el bidé, le dediqué una mirada desafiante, hundí la boca de la aspiradora en el agua y comencé a evacuar el agua.

No sé si lo que había allí se podía categorizar como agua, pero nos referiremos al ente como agua por ahora. Sentí un alivio brutal viendo como el agua cada vez era menor.

El caso, es que terminé de aspirar el agua y poco antes de que pudiera desenchufar la aspiradora, el enchufe explotó y me quedé sin luz en mi apartamento. Pensé que sería normal por el contacto del agua con la electricidad y que la luz volvería pronto.

Así que con el móvil alumbré mi camino para poder devolver a su sitio la escoba, la aspiradora y la fregona. Abrí la puerta de mi apartamento y mientras con una mano sujetaba mi móvil, con la otra arrastraba la muy pesada aspiradora, debido a todo el agua que llevaba dentro.

Cuando decidí alumbrar hacia los lados, vi a todos mis vecinos en las puertas de sus respectivos apartamentos, preguntándose los unos a los otros: «¿Por qué se ha ido la luz en todo el edificio?». Si señoras si, dejé a mi edificio entero sin luz.

Uno de ellos miró fijamente la aspiradora que yo arrastraba y comentó algo con su vecino de puerta. Poco a poco empecé a sentir que estaban hablando de mí, por lo que me di prisa y dejé todos los utensilios en el armario.

Me di la vuelta y alumbré el camino de vuelta hasta mi apartamento, entonces vi como todos mis vecinos de planta me estaban mirando. Algunos me estaban hasta alumbrando con sus móviles.

Miré hacia abajo y entonces vi el rastro de agua marrón que había dejado la aspiradora desde la puerta de mi apartamento hasta el armario.

No chicas, no me devolvieron la fianza.

 

Anónimo

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